Los deseos de las madres emprendedoras, luchadoras y en muchas ocasiones sostén de hogar son: salud y bienestar para su familia, que los hijos de Venezuela retornen pronto y exista un verdadero cambio político, social y económico en el país
Mañana domingo 12 de mayo gran parte de las madres trujillanas y en general venezolanas estarán más tristes que de costumbre. En otra época el Día de las Madres significaba un día de regocijo y compartir. Muchas sólo tenían que dejarse consentir por sus hijos, hijas y familiares. No cocinaban, ni hacían ningún oficio del hogar. Su preocupación quizá sólo era estar lista a la hora para la salida o el recibimiento de los seres queridos, sin embargo, este 2019 el panorama es desalentador.
“La puerta no sonará, los músicos no tocarán, el almuerzo no será especial, los niños no corretearán los pasillos. No habrá abrazos ni besos. Menos obsequios”, dicen madres que están solas; solas porque sus hijos emigraron hace uno o dos años en búsqueda de un mejor futuro y con la esperanza de que ellas puedan comer y vivir mejor en Venezuela.
Qué regalar
La descripción de esta realidad la hicieron ellas mismas con lágrimas en sus ojos al equipo del DLA; tristes pero llenas de esperanza es que ante la situación económica, social y política que se vive en el país, pronto exista un cambio de Gobierno, mientras prefieren utópicamente estar junto a sus hijos y de regalo comida. No prendas de vestir.
Al parecer está preferencia es compartida y ya del conocimiento de los hijos, puesto que en un sondeo por algunas tiendas de ropa se constató que las ventas por el Día de las Madres bajaron 70% en comparación al año 2018 y los precios varían si la mercancía es nacional o importada. Unas blusa oscila entre los 50.000 y 100.000, los vestidos sobrepasan los 100.000, igual que los jeans.
Para otros comerciantes lo que más buscan para el obsequio de mamá son los perfumes, el maquillaje y las bisuterías de acero inoxidable. En eso también se puede gastar más de un sueldo mínimo. Entre tanto un corte de cabello cuesta 5.000, el lavado y secado 9.000, la colocación de tinte 52.000 y una cirugía capilar varía desde los 50.000 hasta los 100.000. Por eso Carlos Briceño ratifica que es mejor regalar comida. Necesidad prioritaria del día a día, aunque la única alegría y el consuelo de las madres sólo está en tener ese caluroso y afectuoso abrazo del Día de las Madres.
¡Mamá ahora yo te mantengo!
Ya no es que se “patean” las calles en busca de comida, es que ya ni salir pueden por la falta de transporte. No es que varias sean padre y madre a la vez, es que sus hijos mantienen los servicios básicos porque dejaron de ser ese ideal profesional para convertirse en el sostén de hogar desde la distancia, que cada día reclama el calor y la sazón de su madre.
Madres que extrañan
Alba Marina Peña: “Este Día de la Madre la pasaré triste porque tengo a mis dos hijas fuera del país, una socióloga y otra economista agrícola y ambas no pudieron prosperar aquí, pero están en Bogotá bien gracias a Dios, soportando el bullyng. Como madre le pido a Dios se acuerde de nosotros los venezolanos, yo sé que su tiempo es perfecto, pero el gobierno debe irse porque destruyó el país y las familias”.
Olga Castellanos: “Viviré este domingo triste, tengo a mi familia fuera de Venezuela y este es el segundo año que lo paso sin ellos. Antes compartíamos y teníamos posibilidades económicas de salir, pero este año no. Le pido a Dios ayuda para mi familia y para los gobernantes que arreglen el país, para que todos vuelva”.
Solange Urbina: “El Día de las Madres lo pasaré feliz porque tengo mis dos hijos conmigo, aquí en Boconó con la promesa de nuestro Padre Celestial que el país saldrá adelante. Todos los domingos acostumbro ir a misa, agradecer a Dios la salud y por mis hijos. A pedirle que todo mejore para mí y mi familia”.
María Mercedes Quintero: “Estaré triste el Día de las Madres porque tengo un hijo en Colombia desde hace siete meses y es primera vez en 29 años que lo paso sin él; porque aquí no hay producción, trabajo, no hay nada. En años anteriores en mi casa no faltaba nada, compartíamos y eran tiempos mejores. El mejor regalo sería que Venezuela cambiara, que ningún joven se fuera a pasar trabajo”.
Naibelys Quevedo: «Yo tengo tres hijos, los dos mayores están en el exterior y eso me causa dolor por no tenerlos en muchos momentos bonitos y difíciles, sin poder estrecharlos en un abrazo. Mi único deseo es tenerlos conmigo, pero como sé que no podré, les envió muchas bendiciones. A Dios le pido que nos mire con ojos de piedad y misericordia, que Venezuela cambie y que todos los jóvenes regresen, porque es triste en mi caso no poder abrazar a mi nieto y ayudar a mi hija».