En la Venezuela de hoy pareciera más importante y fácil empeñarse en demostrar que el otro está equivocado que pensar con cabeza fría el escenario social y político que existe. Pareciera más fácil sentarse a publicar y leer en redes sociales comentarios para apoyar o reafirmar una postura que detenerse a leer argumentos de quienes piensan y actúan distinto. Pareciera más fácil apedrear que crear razonamientos críticos desde la razón y la historia y no desde el corazón y el estómago. Hay que matar al mensajero porque no me gusta el mensaje: esa parece ser la premisa de hoy.
Y es que admitir que la realidad no sólo sobrepasa a la ficción, sino que la vida diaria está en oposición a las normas y las leyes es de valientes. Insisto con la idea de en la Venezuela de hoy, a una semana de las primeras elecciones de este 2025, no hay escenarios ideales, pero igual se deben tomar decisiones que afectan el día a día porque seguir idealizando escenarios, personajes y tiempo no parece ser la respuesta correcta.
La historia reciente nos ha enseñado que el tiempo no espera, no se detiene y no tiene piedad. Es más de un cuarto de siglo que ha transcurrido como si fuera un minuto o mil años, un tiempo que a la vez va a seguir avanzando antes y después del 25 de mayo.
El futuro de la gobernabilidad nacional y local siguen en juego en una Venezuela que parece ser un tablero de ajedrez épico y que se reinicia cada vez que pensamos que está llegando al final. La importancia de las elecciones regionales en la distribución del poder político parece que escapa a la perspectiva colectiva y quienes dibujan un país blanco y negro condenan a quienes no pueden apoyar decisiones que apuntan a soluciones mágicas, rápidas y, además, absolutas a través de caminos que ya hemos recorrido sin ningún éxito tangible.
El papel de los gobernadores, la Asamblea Nacional y los Consejos Legislativos en la gestión de la crisis social y económica del país es real, la prestación de servicios públicos y la ejecución de presupuestos también. La acción o inacción de los consejos legislativos es igualmente fundamental o a ¿quién en Trujillo se le olvida que de los primeros presupuestos aprobados en el CLET se incluyó la remodelación de una cocina y no para atender a un estado tan golpeado con la indiferencia e indolencia de sus gobernantes? Al menos a mí no, pero aquí la memoria es selectiva y cuenta sólo lo que conviene: para lo demás hay amnesia colectiva.
Entonces parece que la respuesta es sentarse a esperar más de lo mismo y quejarse una y mil veces de quienes no ven la realidad a través de ese cristal. Esos son los traidores y no quienes entregan al país una vez más porque el escenario no es el que en su imaginación se dibujó. Hay que buscar un culpable como sea porque la frustración no permite que haya más opiniones sino la propia y también en esto hay que aclarar que cualquier opinión no es un argumento y mucho menos la razón absoluta.
Decía Borges que «hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos», y sí, hemos mirado tanto tiempo como país y oposición al enemigo que terminamos irremediablemente pareciéndonos a ellos: no se puede disentir, no se puede pensar y muchísimo menos atreverse a actuar diferente porque eso es garantía de traición. Cualquier disidencia tiene que desaparecer y cualquier esfuerzo anterior queda invalidado al momento de las diferencias. ¡Cuánto nos falta por madurar! ¡Cuánto nos falta por entender! ¡Cuánta falta hace la pluralidad real en la oposición y en el país!
Entre las pocas certezas que tenemos es que luego del 25 de mayo los resultados electorales afectarán directamente la relación entre el gobierno central y los gobiernos locales y eso va a seguir incidiendo en la calidad de vida de los habitantes y ciudadanos de Venezuela, y más allá de esa elección tendremos llamados más importantes y trascendentales para el país este mismo año.
Ante ese escenario, seguir alimentando el dilema entre votar y no votar solo perpetuará la imposibilidad de avanzar hacia una transición que nos lleve a los cambios que todos asumimos como necesarios, aunque parezcan una lejana abstracción.
Mayo, 18, 2025
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