La tragicomedia

Una de las más famosas obras de William Shakespeare ha sido titulada en español como “Comedia de equivocaciones”. En las últimas tres décadas los venezolanos hemos asistido no a una “comedia de equivocaciones”, sino a una “tragedia de equivocaciones”

 

Tragedia que yo divido en cuatro capítulos. El primero, fue el colapso de la democracia venezolana. Entre 1958 y 1998 los venezolanos vivimos un paréntesis de Republica Civil sin precedentes en la historia de nuestro país. Creímos que ya teníamos democracia para siempre. Olvidamos que “la libertad es eterna vigilancia”. El liderazgo nacional no fue capaz de advertir los signos de la decadencia. Sobre este primer capítulo recomiendo la lectura de un libro que se llama: “Como mueren las democracias” escrito por dos profesores de la Universidad de Harvard: Levitsky y Ziblatt.

El segundo capítulo lo llamaría, la llegada del populismo. Un militar golpista, en lugar de haber sido enjuiciado y sentenciado, como ocurrió con el coronel Tejero en España, se convierte en líder político con un discurso populista y con la complicidad de los más variados factores de la opinión pública nacional. Asumió la ruta electoral y ganó las elecciones.

El tercer capítulo estaría dedicado a la progresiva instauración del poder absoluto, de nuevo con complicidades insólitas y al desarrollo de un gobierno que destruye la economía nacional, incrementa la pobreza,  despilfarra una inmensa riqueza fiscal y  desata una ola de corrupción sin precedentes en la vida del país.

El cuarto capítulo estaría  dedicado a examinar la dificultad que hemos tenido los venezolanos para construir una alternativa democrática capaz de enfrentar y sustituir al régimen del “socialismo del siglo XXI” que hemos padecido en los últimos 20 años.

Es famosa la frase de Mariano Picón Salas según la cual Venezuela tuvo que esperar hasta diciembre de 1935, cuando el General Gómez resolvió morirse, para entrar en el siglo XX. No sé cuántos años más tendremos que esperar los venezolanos de este tiempo para entrar en el siglo XXI. Una Alternativa Democrática significa como lo he dicho muchas veces, una propuesta atractiva e ilusionante, una dirección política unida y coherente, una organización eficiente, una estrategia inteligente y un liderazgo esclarecido e incluyente.

Venezuela está en vísperas de un gran cambio. Un cambio hacia una Democracia plena y efectiva. Un cambio hacia una economía próspera, capaz de generar riquezas para todos y oportunidades de trabajo para todos. Un cambio orientado por la Justicia Social para superar la pobreza y la miseria. Un cambio para rescatar los valores morales y los principios éticos en la vida nacional.

El cambio viene. Ojalá sea lo más pronto posible y lo menos traumático posible.

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