La tendencia apunta a un café de calidad

 Los productores están mejorando sus procesos de producción, en el caso de Trujillo, se cuenta con “súper” café con un potencial interminable

 

 

Venezuela, cien años atrás, ocupaba uno de los lugares más relevantes en el ranking mundial asociado a la producción y exportación de café. Se le ha atribuido a la irrupción de la industria petrolera en el país como una de las principales razones para que el café – como actividad económica – propiciara un rápido y progresivo declive. Sin embargo, en la actualidad una nueva generación de caficultores intenta recuperar y hacer del café su nuevo “petróleo”, como es el caso de Trujillo.

Andrés Maldonado es uno de los impulsores de una joven marca cafetalera trujillana Carrero Cadenas Café”, nacida en plena pandemia por la COVID-19, quien vio en esta actividad productiva, la oportunidad de despertar un pasado promisorio para el desarrollo agroindustrial del estado.

“El café siempre ha tenido mucha demanda, quienes se meten en este negocio lo vemos como algo rentable. Además creo que está de moda, quizás por eso vemos una gran cantidad de marcas compitiendo, muchas de ellas nacidas en medio de la pandemia”.

Apunta a la calidad

 

Maldonado tiene la filosofía que la voracidad del mercado nos ha acostumbrado a sabores de café que no siempre son sinónimos de calidad. Pero añade: el paladar del trujillano en referencia al café, siempre fue exigente.

“Desde el punto de vista de Carrero Cadenas Café, las nuevas tendencias del mercado cafetalero apunta a tener una café de Trujillo de calidad, donde se le puedan apreciar sus atributos originales”.

Para Maldonado es imprescindible aprovechar el momento y darle la oportunidad al consumidor de probar algo diferente. Insiste que las tierras trujillanas cuentan con un “súper café”, el problema radica en el mal tratamiento del producto.

“Debemos educar al consumidor para que sienta placer cuando pruebe el producto; que su único propósito no sea buscar la cafeína para que no te duela la cabeza, y que si se va a usar la azúcar sea para realzar sabores y no para esconderlos”.

El joven empresario considera que el norte comercial ya no radica en vender productos, sino vender sensaciones. “Ese es el pasado y futuro del café. El café es tu casa, el desayuno, un lugar, la familia. El café está asociado a una experiencia o emociones al momento de tomarlo, y eso sólo se consigue con calidad”.

Futuro prometedor

Maldonado ve venir un futuro del café “bonito, interesante”, de mejor producción y con mejores condiciones para el productor. Exhorta a los productores a entender que son ellos los que tienen la batuta de la coyuntura cafetalera y no el torrefactor.

“El haber retomado las verdaderas maneras, métodos y orígenes para tomar café – que ahora parecen nuevas – apunta a la calidad del producto, esto va a ayudar a que los productores mejoren sus procesos de producción, como ya muchos lo hacen”.  

El hecho de ser Trujillo un estado agrícola-religioso, económica y socialmente hablando, debe verse estas características – en la opinión de Maldonado – como una oportunidad.

“El café es el oro de Trujillo. El café puede convertirse en el petróleo de Trujillo. El desarrollo económico de Trujillo visto por el café, es un potencial interminable que puede sacar a mucha gente, empezando por el productor, de esa llamada condición de pobreza”.

 

 

 

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