Ernesto Rodríguez (ernestorodri49@gmail.com)
El autor polaco británico Jacob Bronowski (1908-1974) fue un extraordinario erudito pues era científico, filósofo, poeta, crítico literario, dramaturgo, físico y matemático. El 13 de octubre de 1968 publicó un artículo en el periódico The New York Times titulado: ‘Biografía de un Átomo’ en el cual dice: “Usted morirá, pero el Carbono no morirá. Su existencia no finalizará con usted (…) ese Carbono retornará al suelo, y allí una planta lo absorberá de nuevo y lo ingresará una vez más al ciclo de la vida vegetal y animal”.
Este planteamiento de Bronowski es extraordinariamente interesante y verídico, porque nuestro cuerpo solamente es un repositorio transitorio de materia que se recicla en los ecosistemas. En efecto, seguramente usted, amigo lector, admira a algún personaje de la historia. Asimismo, mientras usted está leyendo este artículo, inevitablemente usted está respirando, es decir, está inhalando y exhalando aire. Al igual que usted, ese personaje también respiró muchas veces durante su vida. Escojamos una cualquiera de esas inhalaciones de aire que ese personaje hizo durante su vida. Se ha calculado que si usted hace una inhalación de aire…¡Inhalará unas 20 moléculas de aire que inhaló en esa respiración particular el personaje que usted haya escogido!!!…Si usted tiene unos 40 años entonces usted ha respirado unas 100 millones de veces durante su vida y ha ventilado sus pulmones con unas 300 toneladas de aire. También se puede afirmar que usted ha respirado unas 2.000 millones de moléculas que respiró durante su vida ese personaje. Los cálculos son válidos siempre que el personaje que usted escoja haya fallecido hace más de 100 años porque se considera que durante ese lapso el aire atmosférico ha tenido tiempo de circular por todo el planeta y mezclarse bien (1).
Asimismo, cuando fallecemos la materia que constituía nuestro cuerpo se recicla en los ecosistemas de la biosfera. El autor estadounidense George C. Williams (1926-2010) fue uno de los más importantes biólogos evolucionistas darwinistas del siglo XX, y en una de sus obras lo describe con las siguientes palabras: “Cuando las personas fallecen, sus familiares y amigos se comportan como si hubiera alguna significación moral en el cadáver. Ignoran el hecho de que los ‘últimos restos’ son justamente eso, el material que en el momento de su fallecimiento proporcionaba el medio de expresión para una vida humana (…) las toneladas de materia que en un momento u otro fueron parte de un ciudadano de edad que ha fallecido, ya se han dispersado en todo el ecosistema terrestre. Una pequeña parte de las moléculas de la persona muerta están en órbita alrededor de la Tierra o el Sol. La incineración de la materia que estaba en ese cuerpo en el último minuto, simplemente acelera un proceso inevitable” (2).
Ahora podemos preguntarnos: ¿De dónde provienen los elementos químicos que constituyen nuestro organismo?…En el año 2003 se confirmó que la antigüedad de nuestro universo es de 13.700 millones de años con una precisión de 1 % (3). Actualmente se acepta que nuestro universo se formó en lo que se denomina el ‘Big Bang’.
Unos tres minutos después del nacimiento del universo, se formaron los tres elementos más livianos: Hidrógeno (1 protón), Helio (2 protones) y Litio (3 protones). El Hidrógeno y el Helio actualmente siguen siendo los elementos más abundantes en el universo. El Hidrógeno constituye aproximadamente el 90 % de toda la materia y el Helio un 5 %. Todos los demás elementos que constituyen nuestro cuerpo son algo ínfimo en el universo. Veamos la composición química relativa de cada elemento químico en nuestro cuerpo. Entre paréntesis se indica el número relativo de átomos de cada elemento:
H (375.000.000), O (132.000.000), C (85.700.000), N (6.430.000), Ca (1.500.000), P (1.020.000), S (206.000), Na (183.000), K (177.000), Cl (127.000), Mg (40.000), Si (38.600), Fe (2.680), Zn (2.110), Cu (76), I (14), Mn (13), F (13), Cr (7), Se (4), Mo (3), Co (1).
En esta fórmula de los elementos vemos que nuestros cuerpos son principalmente Hidrógeno: Por cada átomo de Cobalto tenemos 375 millones de átomos de Hidrógeno. No obstante, hay un elemento particular, el Helio, que no hay en nuestro cuerpo y eso tiene una explicación. El Helio es el segundo átomo más abundante en todo el universo, pero tiene una estructura interna que no deja espacio para que sus electrones puedan interactuar con los electrones de otros elementos. Entonces, como el Helio es incapaz de hacer estos intercambios de electrones, no puede participar en las reacciones químicas que definen la vida, como el metabolismo, la reproducción y el crecimiento
Las moléculas que constituyen nuestros cuerpos surgieron en remotos eventos estelares. Los elementos más pesados que el Litio, pero menos pesados o igual de pesados que el Hierro, se sintetizaron cuando las primeras estrellas realizaban fusión nuclear en su centro. Pero los elementos más pesados que el Hierro se sintetizaron durante las llamadas ‘supernovas’ de las estrellas. Una ‘supernova’ es un proceso de ‘implosión-explosión’ al final de la vida de una estrella en el cual se libera una enorme cantidad de energía y en el cual se sintetizan los elementos químicos más pesados que el Hierro. Por ejemplo el Cobalto y el Cesio en nuestros cuerpos se sintetizaron en las supernovas.
El estallido de las supernovas dispersa átomos de la estrella muerta a través de las galaxias. Las supernovas promueven el movimiento de átomos de un sistema estelar a otro. Los elementos de nuestro cuerpo tienen una historia tan larga como el mismo universo.
En el universo la materia se recicla. Los cielos están repletos de estrellas que fabrican elementos, unas estrellas que eventualmente pueden explotar y liberarlos, y esos elementos liberados pueden recombinarse de nuevo cuando una nueva estrella se forma. Los átomos que llegaron a nuestro planeta formaron parte de innumerables soles anteriores. Cada galaxia, estrella o persona, es el receptáculo transitorio de partículas que han pasado por los nacimientos y muertes de entidades durante vastos lapsos en vastas extensiones del espacio. Las partículas que forman nuestro cuerpo han viajado durante miles de millones de años a través del universo…¡Y mucho después de que nosotros y nuestro planeta hayamos desaparecido formarán parte de otros mundos!!! (4)…¿No es estremecedor pensar estas cosas?!!!.
NOTAS: (1) Los datos se han tomado de Pags. 26 y 27 en Barry Evans (1993) ‘Everyday Wonders’. (2) Tomado de Pag. 158 en George C. Williams (1997) ‘The Pony Fish’s Glow and Other Clues to Plan and Purpose in Nature’ (3) Pag. 717 en Bryan Bunch and Alexander Hellemans (2004) ‘The History of Science and Technology’ (4) Pags. 15-33 en Neil Shubin (2013) ‘The Universe Within’.