Son ellos, sus habitantes quienes con esfuerzo, trabajo tesonero, con principios, valores, disciplina y empeño se han convertido en la gran fortaleza de Valera, la ciudad cumpleañera, aquella joven que una vez fue comarca y que hoy día viste un traje distinto luego de 199 años de haber sido elevada a parroquia eclesiástica.
Ha sido, es y seguirá siendo su gente el gran potencial de las Siete Colinas, son ellos, su población, los que han sacado adelante una urbe que ha crecido en los terrenos donados por Doña Mercedes Díaz por allá en 1820, un logro que tiene raíces en la base social de los pobladores de entonces, donde el trabajo es la bandera que ha levantado los cimientos desde las voces populares a lo largo de su historia.
Las organizaciones ciudadanas en todos los ámbitos, han forjado a través de sus discursos y sus acciones de su gente, la cual ha sabido mejor que nadie, sostener la ciudad como un conglomerado de prácticas promovidas a través de las actividades cotidianas donde residimos, estudiamos, trabajamos o nos movilizamos. Esta acción que se lleva a cabo a diario y que forma parte de la cotidianidad donde desarrollamos nuestro potencial, busca avanzar hacia una mayor productividad.
El trabajo de esa fortaleza humana del valerano por su Valera, lo ejerce en los salones de clases, en las oficinas, en la calle, en la plaza, en los hospitales, en las distintas actividades donde se participa, en los espacios libres y públicos, interconectando la visión de un mejor porvenir ciudadano desde cada barriada, y demás zonas urbanísticas populares que componen nuestro municipio o parroquias.
Actitud firme y crítica
Han sido, y así lo dice la historia de Valera, los pobladores con una actitud firme y crítica en sus espacios quienes han logrado hacer que Valera (la cual tiene todos los elementos) sea un lugar productivo. Valera es el epicentro donde históricamente se ha aglutinado el desarrollo comercial del estado Trujillo y gran parte de las zonas de los andes y occidente, por ello ha sido llamada la capital comercial de Trujillo. Todo eso tiene un responsable directo, un protagonista principal: la gente, esa que habita y convive esta tierra amorosa donde el sueño de lograr algo bueno es posible, y siempre está latente. Sin duda es su gente la verdadera potencialidad y fortaleza que durante 199 años ha sostenido a Valera.
Empuje por el terruño
Todo ese empuje humano que sus habitantes le han dado a su terruño lo podemos calificar como: una acción que ha permitido vincularlos en espacios de diferentes movimientos como los gremios profesionales o técnicos, académicas desde
su etapa primaria, universitarios, culturales, musicales, sociales, religiosos entre otros, que han ayudado al avance y alcance de objetivos hacia la transformación de la realidad que nos rodea, siempre apuntado a lo posible, en poder construir una mejor visión de sociedad.
Muchas de las actividades que se realizan como habitantes de esta localidad son conducidas por un importante componente; el entusiasmo, el cual se convierte en la satisfacción por esa labor que se orquestó a favor de un bien como: su entidad, su lugar, su casa, su ciudad. Es ese entusiasmo que termina haciéndose prioritario para nunca dejar de lado el trabajo, para nunca desmayar en el empeño, en la perseverancia, que atraídos por este importante valor, se propone con mucha responsabilidad al quehacer que desarrollamos día a día.
El entusiasmo por el bien de la ciudad es el que ha nacido desde el alma, del corazón valerano que todos tenemos, que con amor se realiza con profunda satisfacción.
Fortalecer el lugar
La cotidianidad como práctica se presenta a diario en cada uno de los habitantes de Valera, es lo que permite unir brazos por una sola causa: hacer de su lar, un sitio digno, agradable, social, seguro, educado, práctico y habitable. Son aspectos principales que buscan un desarrollo de cualquier espacio con una acción directa donde cada individuo aporta a una transformación social de la entidad.
En definitiva, creemos que es la población, su gente, el elemento más esencial de la ciudad de Valera, que con mucho o poco se las ha arreglado para fortalecer su lugar como un ente potenciable, que con sus acciones encaminadas a un mejor vivir sean las bases que sostengan este territorio.Hacia lo posible. Valera 2020, Bicentenaria.