La plaza Sucre se cae a pedazos, y no en sentido literal, sino en la realidad, palpable al ojo de cualquier persona que se asome a visitarla. Este patrimonio cultural de 114 años de antigüedad, hoy muestra la peor cara de toda su historia. Se encuentra devastado, cubierto de heces, basura y abandono ¿Quién responde?
Alrededor de 6 indigentes, a plena luz del día y al final de la tarde, a diario prenden un fogón para cocinar en el piso. Una olla negra siempre se ve a lo lejos. Allí alimentan el fuego con plástico, cartón, papeles… y “arman el sancocho”.
Esta comida no tiene nada que ver con la gastronomía criolla. En las buenas, los hombres compran hueso rojo y verduras, pero en las malas, aunque no declaran y tampoco lo revelan de su boca, al lado de las bancas dejan los rastros de las palomas desplumadas. Solo una iguana sobrevive entre la fauna de la plaza.
Las bancas que se mantienen en buen estado, se convirtieron en dormitorios de los ciudadanos en condición de calle. Al caer la noche se hace evidente el gran hurto que sufrió la plaza: delincuentes se llevaron todo el sistema de cableado eléctrico, lámparas, bombillos, suiches, brequeras. El espacio quedó en completa oscuridad.
Se acabaron las áreas verdes. Ahora el sustituto de las plantas, son los escombros de la obra de remodelación paralizada. La misma obra por la que nadie responde. Levantaron dos hileras de bloques como cercado y las dejaron sin frisar. De los muros también quitaron las planchas de concreto e igual quedaron arrumadas. Hasta los bloques están regados por el lugar.
Ni a Sucre respetan
Ni a Antonio José de Sucre lo respetan. Los graffiteros también “marcaron territorio” en la parte trasera de la estatua que enaltece la plaza, ubicada en la calle 11 entre avenidas 5 y 6. Mientras el equipo de investigación del DLA estuvo en el lugar, le preguntó a 5 personas sobre quién era Sucre, y nadie supo responder. En la memoria histórica no resaltan al prócer reconocido como el Gran Mariscal de Ayacucho, precursor de la independencia de América.
El Catálogo de Patrimonio Cultural de Venezuela 2009 detalla que para la fecha del registro, la plaza contaba con “grama y árboles frutales, luminarias de hierro y lámparas de estilo antiguo y una pequeña glorieta en granito”. Ahora los detalles de estilo de la plaza están rotos, quebrados. Los escalones recubiertos de heces, el sucio impregnado al piso y la retreta no funciona. El sistema de riego de la plaza, ya tampoco existe.
El último evento que daba vida a la plaza, era la fiesta de la Divina Misericordia celebrada en la iglesia San Pedro, que se encuentra frente a la plaza. Pero, desde el año pasado el párroco Walkelys Araujo fue asignado a la iglesia San Juan Bautista de Valera, y entonces en 2017 la celebración se mudó a la plaza Bolívar.
Gobernantes llenos de promesas
El alcalde de Valera, José Karkom, justifica que la Gobernación del estado Trujillo, a través de la Cámara Municipal de Valera, asumió la potestad de la plaza Sucre, conocida como plaza San Pedro, donde autorizan al mandatario regional Henry Rangel Silva a realizar “el acondicionamiento y remodelación de la plaza en el marco de la segunda fase del plan -Valera Yo sí te quiero-”. Y esa obra, con presupuesto aprobado es la que está paralizada desde el mes de mayo.
Han pasado 5 meses, y las reparaciones no se dieron. Aún así, la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) en una noticia, del mismo mes de mayo, publica “espacios recuperados en Valera se han convertido en lugares de disfrute para la población” y mencionan que está en desarrollo la remodelación de la plaza Sucre.
El síndico procurador de Valera, Frank Hernández, muestra la Gaceta Extraordinaria N° 26 de fecha 8 de junio 2017, donde efectivamente se autoriza al Gobernador. A lo que Karkom agrega “que no cuenta con el presupuesto para reparar la plaza, porque le fue aprobado a la Gobernación, y asegura que a la plaza le quitaron la vigilancia policial”.
Un poco de historia
El Catálogo de Patrimonio Cultural de Venezuela informa que la plaza fue trazada por Américo Briceño Valero en 1903, allí la llamaron plaza de la Concordia. En 1907, el Concejo Municipal decide cambiar el nombre a plaza Araujo en homenaje a un militar de Trujillo llamado Juan Bautista Araujo, conocido como “El León de la Cordillera”. Luego, el mismo CM modifica el nombre a plaza Sucre. En sus inicios la plaza fue utilizada como velódromo para eventos de ciclismo.