Gabriel Montenegro / DLA
Para la gran mayoría de los ciudadanos del mundo la Navidad representa el momento más especial y hermoso del año.
Es el instante ideal para compartir con familiares y amigos, para reencontrarnos con nuestros más gratos recuerdos y para reflexionar sobre las cosas que vivimos y situaciones ocurridas a lo largo del diario quehacer y trajinar de los pueblos.
Es tiempo además de recogimiento espiritual y esencialmente de que aflore nuestros más caros anhelos.
No obstante todas estas situaciones, es justo y necesario recordar, que la Navidad no es solo un instante de celebración personal y fiesta colectiva, sino un reencuentro con el Dios Vivo, con el Niño Jesús que nace en un humilde establo de Belén y viene para salvarnos a todos y garantizarnos la alegría de la felicidad plena y la vida eterna.
El un reciente programa televisivo, a través de la cadena EWTN, el padre y moderador Willie Peña reflexionaba acertadamente si en esta época consumista le estamos dando el verdadero sentido e importancia a la Navidad.
Recordó el sacerdote, que es necesario devolverle la Cristiandad a la Navidad. No podemos olvidar que está fecha tan significativa para todos se debe al recuerdo inmarcesible del nacimiento del Hijo de Dios, esa Milagrosa Transmutación del Poder Divino de Dios que vino al mundo a estar junto a nosotros.
El padre Willie se pregunta: Estamos dándole el verdadero significado y sentido cristiano a la Navidad?
Justo es también recordar, que no se critica que la mayoría utilice en esta época símbolos que resaltan la característica navideña, cualesquiera sea la cultura, tal es el caso de la presencia de Santa Claus, San Nicolás, Papá Noel, o como se le quiera llamar al bondadoso hombre regordete de barba y traje rojo, quien llega a traer alegría y regalos a los niños y adultos, entrando generalmente por una chimenea, de la cual en nuestra cultura arquitectónica no contamos, pero que aceptamos de manera normal desde hace muchos años. Todo eso es bonito e importante, pero no representa la esencia del regocijo que debemos vivir en la a realidad de lo acontecido.
Este tipo de elementos, al igual que el tradicional arbolito, las luces, la referencia del invierno anglosajón, los juguetes y estrenos son muy significativos en esta fiesta colectiva; sin embargo hemos olvidado algo fundamental… la Navidad es la celebración de la llegada de Cristo, el Dios Único y Verdadero cuyo objetivo fundamental es salvar a su pueblo del pecado y darnos la ansiada felicidad que siempre anhelamos.
¿Por qué el pesebre?
El pesebre es el mejor significado de la Verdadera Navidad. El propio Dios Altísimo, en una revelación, le dió a San Francisco de Asís la hermosa idea de representar el momento más estelar de la humanidad aquella milagrosa noche de Belén, en la cual se cumplió la profecía de la llegada del Mesías que venía a nosotros para la salvación y la predicación del Evangelio del Señor.
Tal como lo expresara el poeta Antonio Pérez Carmona, en un hermoso mensaje radiado a mediados de los años setenta : «La Navidad representa la buena nueva que llega con el alumbramiento de María Santísima a los más apartados confines de la tierra. Desde la Anunciación del ángel Gabriel a María( «Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo y bendita eres» ) hasta que los pastores anunciaron lo que habían visto y oído, hubo aleluyas al Niño Dios, y la noticia de su llegada se extendió por caminos, comarcas ríos, montañas, valles y mares, que se vistieron de fiesta y regocijo.
Y desde entonces, la Navidad es el recuerdo más bello al tiempo, a la confraternidad humana y un grito musical, es un canto jubiloso entre el pasado y el presente; un canto a la humildad la paz, la solidaridad y la pureza, es sin dudas un florecer de esperanzas.
En la Navidad se conjuga una hilvanación de buenos deseos, armonía, convivencia y fraternidad.
Es la ternura en la construcción de caminos en favor de la paz, unión, dicha y hermandad de los pueblos.
La Navidad no es una fiesta material, sino la invitación de Dios, a que a través de su Hijo Amado permanezcamos en su corazón como su obra más significativa.
Gracias Señor por darnos a tu Hijo Amado y regalarnos este momento tan hermoso, lo mas grande, sin duda alguna, que nos ha pasado a todos a través de los tiempos. ¡Feliz Navidad!
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