La mujer luchadora está presente en toda Venezuela

Conoce la historia de cuatro mujeres trujillanas que con sus acciones simbolizan claramente a la mujer venezolana 

 

Hebert Carrizo/DLA

Muy atrás quedaron los tiempos donde la mujer sólo tenía protagonismo en labores del hogar, hoy día tienen participación en diferentes sectores donde han dado muestra de su valioso aporte, al punto de convertirse en una referencia y un complemento imprescindible.

No es necesario escuchar a una organización feminista para conocer el rol activo y protagónico de la mujer en la sociedad actual, pues al solo echar un vistazo al entorno, salen a relucir las damas y es que con sus capacidades y talentos están presentes en cada uno de los ámbitos sociales.

Oportuno sacar a resplandecer el accionar femenino a través de cuatro historias que más allá de un testimonio personal, definen a la mujer actual desde sus distintos espacios.

 

Yuridia Terán

 

 “Las mujeres unidas somos capaces de cambiar el mundo” una expresión muy frecuente de Yuridia Terán, una estudiante de la carrera de educación, mención lenguas extranjeras en el Núcleo Rafael Rangel de la Universidad de Los Andes, quien considera que, aunque los tiempos han cambiado y hay mayores libertades, todavía se estigmatiza a la mujer, por tal razón no duda en afirmar que el género debe apoyarse para continuar la lucha por la igualdad.

Sin caer en una comparativa, Terán manifiesta que, así como a lo largo de la historia se ha visto al hombre como un sostén del hogar, también es hora de ver a la mujer como la figura capaz de llevar la batuta de la casa y otros sectores que antes eran solo ocupados por el género masculino, como la política y el deporte.

Tal vez esa manera de ver la vida le ha permitido a Terán estar presente en diferentes áreas, pues no sólo es estudiante universitaria, sino que también imparte clases de inglés en un liceo de Pampanito y a la par es madre soltera de un niño de 9 años de edad.

Para Terán todas estas responsabilidades no son una dificultad, sino un reto para ponerse a prueba en diferentes ámbitos, donde a su juicio, la mujer está ganando espacios.

 

Rosa Delgado

 

“La mujer es sinónimo de lucha”,  es el criterio de Rosa Delgado una joven psicóloga, quien ejerce su profesión y al mismo tiempo disfruta de la maternidad, así como muchas otras mujeres en Venezuela que además de atender el hogar, cumplen con el rol de mamá, sin renunciar al mundo laboral.

Para Delgado las acciones que una mujer hace a diario son muestra de constancia y disciplina, pues cada una desde sus espacios, llevan a cabo una lucha que tiene como meta la superación y el bienestar no sólo personal, sino también familiar.

“La mujer que está en la casa a cargo de los quehaceres del hogar son dignas de admiración, aquellas que salen a trabajar para contribuir en el presupuesto familiar también son de admirar, al igual que quienes buscan la superación a través de estudios u oficios con los que contribuyen a la sociedad”, manifiesta Delgado.

Bajo ese modo de ver la vida, la joven a su corta edad ha conseguido varias de las metas trazadas, pues desde niña quería ser una profesional, sabía que tenía vocación de servicio, fue así como se interesó en la carrera de psicología, la cual cursó en la Universidad Rafael Urdaneta en Maracaibo, “no fue fácil, debí enfrentar la época de escasez, la falta de transporte y hasta las llamadas guarimbas, pero nada de eso fue un obstáculo para culminar mis estudios”, menciona Delgado, quien regresó a Valera para ayudar al que necesite y en efecto lo hace, pues actualmente es psicóloga de una casa hogar del Estado, ubicada en el sector Carmania, también ofrece consultas privadas para atender la conducta de niños y adolescentes.

 

Marvy Raga

 

“A la mujer no nos queda nada grande”, una frase que utiliza Marvy Raga, ingeniera en sistemas de profesión y empresaria de convicción, pues esta valerana estudió una carrera universitaria en la ciudad de Mérida, aunque su sueño era tener su propia marca de helados y consciente de sus habilidades, cumplió su cometido.

Marvy posee una fábrica con una amplia línea de productos para heladería, un negocio que lleva su nombre y del que forma parte su esposo y dos hijos, luego de un proceso nada fácil, pero tampoco imposible y es que en un principio encontró varios obstáculos en el camino, pero ninguno fue un impedimento para renunciar a su sueño.

“Me tocó empezar de cero, haciendo pruebas en casa con unos pocos ingredientes y una licuadora, pero como el helado es un comestible que debe pasar por un minucioso proceso para preservar su calidad, aproveché la pandemia para formarme en el área con un curso on line dictado por una conocida heladería mexicana, así aprendí todo lo relacionado con la preparación y conservación, también tuve que importar parte de los ingredientes, algunos de ellos de Alemania y aquí estoy, ofreciendo ricos helados y ayudando a muchos otros que deseen emprender en el área”, relata Marvy.

La ahora microempresaria considera que la mujer logra lo que se propone, pues a su juicio, el género femenino es lo suficientemente fuerte y a su vez soñador, es por ello que recomienda soñar, pero también despertar para trabajar por lo que se quiere.

 

Ari Porra

“Si la mujer se propone puede llegar hasta la luna”.  Expresión de Ari Porra, una madre soltera que  ha sido capaz de culminar una carrera profesional, sacar adelante a su hijo de cuatro años y ayudar a sus padres en los gastos del hogar.

Desde la adolescencia Ari, se sentía en capacidad de ayudar en la economía familiar y mientras estudiaba en la escuela, por voluntad propia, se interesó en ganar su propio dinero, entonces ingresó al comercio, vendía diversos productos y obtenía algunas ganancias que le permitía realizar sus aportes.

Luego de culminar la educación media, Ari, se planteó en sacar el TSU en enfermería, viajó a Maracaibo y se inscribió en una conocida institución, pero no se sentía cómoda con depender económicamente de sus padres, así que preservó sus dotes de comerciantes, pues compraba mercancía en la capital zuliana que posteriormente vendía en tierras trujillanas.

Ari obtuvo su título en enfermería y aunque asegura que su profesión le gusta por su sentido de vocación social, optó por estar al frente del negocio familiar, un local de paletas, polos y golosinas, ubicado en el Boulevard de Valera, desde donde afirma: “la mujer no es débil, sino más sensible que el hombre y desde ese sentimiento se abre un abanico de opciones para ver la vida de manera más madura y desde ese punto se puede llegar hacia donde se proponga”.

 


La gran pregunta

Las historias antes expuestas son sólo una muestra de lo que representa a la venezolana y conlleva a preguntarse ¿realmente la mujer es el sexo débil?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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