Por mi programa de radio -desde hace 11 años cuando me incorporé a la plantilla de anclas de Unión Radio, primero en UR Noticias y luego en el Circuito Éxitos- conozco a muchos emprendedores. Cuando comencé los fines de semana en la radio de noticias, mi programa se llamaba “¿Qué hay de bueno?” y estaba dedicado a dar buenas noticias. En un país donde “una noticia” es sinónimo de “mala noticia”, hacía falta tener un reducto de buenas noticias y me dediqué a buscarlas. Aún lo hago. Eso me llena de esperanza y optimismo. Porque ver tanta gente emprendiendo contra viento y marea que me habla muy bien de la Venezuela que vendrá después de esta pesadilla. Incluso de la Venezuela que resiste y no se rinde.
Cada día conozco personas que buscan soluciones. Al buscar soluciones -y encontrarlas- se deja de ser parte del problema. Emprendedores en medio de un proceso de caos económico, de políticas erráticas y de degradación moral. Personas que ven el vaso medio lleno, que si se les cierra una puerta abren una ventana, que decidieron dejar de sobrevivir para vivir.
Sí. Es posible vivir en esta Venezuela, aún con tantas dificultades. Si no, no hubiera tantas personas emprendiendo. Desde la señora que vende hojas de hallacas en Navidad y se viene desde Barlovento con sus hojas pulcras, perfectamente cortadas y listas para usar, hasta el muchacho que desarrolla aplicaciones que facilitan de alguna manera la vida, pasando por la señora cuyo marido tuvo un accidente que lo dejó parapléjico y tuvo que dejar su trabajo en la calle, y ahora hace las galletas más exquisitas que alguien pueda imaginar.
También está la señora que da cursos de cocina libanesa, la ingeniera que da cursos para que la gente aprenda a manejarse en el mundo de los negocios, los hermanos que tienen empresa de “delivery” de sushi, el joven que hace las paellas más exquisitas y los diseñadores jóvenes de talla mundial.
Mención aparte y especial merecen quienes se han dedicado a apoyar a los más necesitados. Quiero nombrar en particular a Susana Raffalli, Bernardo Guinand, Feliciano Reyna y Roberto Patiño. Me disculpan quienes no están mencionados. Son muchísimos. Esa luz al fondo del túnel que cada vez se hace más grande y más potente, es la imagen de la Venezuela que viene. Hay razones para tener esperanzas. Hay razones para seguir la lucha.