La gran transformación China | Por: Davgla Rodríguez A

Davgla Rodríguez A./@davroalvarez

La República Popular China se fundó el 1 de octubre de 1949. Desde entonces, su vida interna reposa en un contrato político y social muy definido. La conducción política está liderada por el PCCh y a la población se le facilita el acceso a los bienes y servicios necesarios para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales.

Según los Estatutos del PCCh, la tarea fundamental de la construcción socialista consiste en liberar las fuerzas productivas para lograr la modernización socialista, introduciendo reformas en las relaciones de producción que frenan su desarrollo. Desde 1980 la economía china ha crecido consecutivamente, ubicándose como la segunda más grande del mundo, convirtiéndose así en una fuerza dinamizadora del crecimiento económico mundial. Desde el comienzo de la reforma y la apertura, China ha sacado de la pobreza a 800 millones de ciudadanos rurales. Con base en lo establecido en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, ha cumplido el objetivo de poner fin a la pobreza 10 años antes de lo previsto.

Un factor clave que explica este desempeño radica en las reformas económicas que hicieron posible la apertura a la inversión extranjera asociada a la transferencia de tecnologías, formación de profesionales chinos, asistencia técnica y creciente incorporación de valor agregado nacional en los proyectos de inversión. En 1978, luego de la muerte de Mao, para los promotores de las reformas económicas era imposible construir una economía capaz de satisfacer las crecientes necesidades de su inmensa población, en el marco de autarquía prevaleciente. Por eso, decidieron experimentar una política de puertas abiertas a través de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), las cuales fueron separadas del resto de la economía controlada por el Estado.

Las ZEE surgen como un experimento de política económica del gobierno central chino para poner en marcha -de manera controlada-, las reformas económicas y la modernización de la economía china. Con este fin, en las ZEE se ofrecen incentivos fiscales y atractivas expectativas de rentabilidad para atraer un creciente flujo de inversiones extranjeras que transfieran a las empresas chinas la tecnología, conocimientos, experticia técnica y habilidades gerenciales y administrativas. Las empresas que se instalaron en las ZEE gozaron de estos incentivos y de una gran flexibilidad de las regulaciones internas, toda vez que serían la experiencia piloto a la luz de las cuales se orientarían los nuevos proyectos.

 

Las reformas económicas más importantes

Entre las reformas económicas que tuvieron mayor impacto en la transformación económica y social de la República Popular China se destacan las siguientes:

1978: Decisión del Comité Central del Partido Comunista Chino de iniciar el proceso de reformas económicas para atraer inversiones.

1979: Se aprueba una ley sobre alianzas estratégicas entre inversiones chinas y extranjeras, con garantía de políticas especiales y medidas flexibles en las provincias de Guangdong y Fujian.

1979: Se designa a Shenzhen, cerca de Hong Kong; Zhuhai, próxima a Macao; y, Shantao, cerca de Taiwán, como Zonas Económicas Especiales, con incentivos fiscales y regímenes laborales especiales.

1980: Se implanta el Sistema de Contrato Fiscal que transfiere competencias y otorga incentivos a los gobiernos locales para promover proyectos productivos.

1981: Se inicia el Sistema de Responsabilidad Contractual que autoriza al campesino a vender el excedente en el mercado libre, una vez que haya cumplido las cuotas de producción acordadas con el Estado.

1984: Se amplía la apertura económica hacia 14 ciudades costeras y se establecen las decisiones para el Incremento de la autonomía de las empresas estatales.

1985: El río Yangtsé, el río Perla y el sur de Fujian son aprobados como zonas de desarrollo costero.

1986: Se dicta una Ley que rige la Bancarrota de las Empresas Estatales y se adopta un sistema de contrato en las Empresas Estatales que reemplaza a los empleos vitalicios.

1990: Se autoriza a Pudong, distrito de Shanghai, para disfrutar de los mecanismos de las Zonas Económicas Especiales.

1992: Se emiten las Regulaciones Provisionales para las Sociedades Anónimas y se establecen las regulaciones para la liberación de los mecanismos de funcionamiento de las empresas industriales estatales.

1993: Se aprueba la Resolución sobre el Establecimiento del Sistema de Empresas Modernas y se inicia el Establecimiento de la Estructura de la Economía Social de Mercado.

1994: Se introduce el sistema de Impuestos Compartidos a todas las provincias, entre el nivel central y local, y el Banco Popular de China establece un nuevo sistema unitario y fluctuante del tipo de cambio.

1995: Se establece una nueva política en la que el Estado mantiene sólo sus grandes empresas estratégicas y privatiza las pequeñas.

1998: Se enmienda el Artículo 6 de la Constitución China: “propiedad pública en vez de estatal como la forma principal de propiedad de los medios de producción”.

2000: Se establece la política de depósitos personalizados que permite un mayor control sobre la información financiera e impositiva.

2001: China ingresa a la Organización Mundial de Comercio (OMC).

2007: Se aprueba la nueva Ley sobre el Derecho de Propiedad que permite que las personas físicas y jurídicas tengan el derecho de uso del suelo durante un tiempo que dependerá del uso que le quieran dar: residencial, industrial, educativo, etc.

2008: Se concesiona a la propiedad privada áreas forestales en zonas específicas con contratos de 70 años de duración. Se inicia la privatización en áreas rurales.

2013: Se lanza la iniciativa La franja y la ruta como un gran proyecto de inversiones en infraestructura para la integración física y comercial de Asía, África y Europa.

2014: Se crea el Fondo Chino para la Ruta de la Seda para financiar proyectos de infraestructura y servicios.

2015: Se crea el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura para el cofinanciamiento conjunto con otros fondos internacionales y países de las obras de infraestructura en los diferentes corredores terrestres y ruta marítima.

2019: Se reforma la Ley de Inversiones

 

La economía e infraestructura de China la convierten en una gran potencia

A lo largo de estos años la estructura económica de China se ha ido transformando. Desde 1949 al 2020, el volumen total de comercio exterior de China creció a una tasa de crecimiento anual promedio de casi el 14% hasta llegar a 4,65 billones de dólares. En los últimos siete años, la industria terciaria, que incluye principalmente las finanzas y la ciencia y la tecnología, ha aumentado constantemente su contribución al PIB y se ha convertido en una industria pilar de la economía nacional.Sus importaciones y exportaciones totales de bienes se expandieron un 1,9% anual en 2020, lo que convirtió a China en la única gran economía del mundo que registró un crecimiento positivo en medio de la pandemia del Covid-19.

El kilometraje total de los trenes de China en funcionamiento alcanzó los 146.000 kilómetros a finales de 2020, y las carreteras un total de 5,20 millones de kilómetros, aumentando siete y 64 veces, respectivamente, en comparación con el periodo inicial de la República Popular de China.La longitud de las líneas de alta velocidad casi se duplicó hasta los 37,900 km y los trenes bala manejaron 9.000 millones de pasajeros. El kilometraje de las redes de ocupó el primer lugar a nivel mundial, con 161.000 km en funcionamiento a finales del año pasado.En cuanto al transporte por vías navegables, a finales de 2020 había 22.142 atracaderos en los puertos de China, 2.592 estaban por encima de la clase de 10.000 toneladas, lo que representa el 11,7% del total, ocupando el primer lugar en el mundo.

China ha construido el sistema de seguridad social más grande del mundo en el período del XIII Plan Quinquenal (2016-2020). La tasa de cobertura del programa de seguro médico básico de China se mantuvo estable, cubriendo más del 95% de la población del país a finales de 2020.Los niveles de avance de China son planificados. Desde 1953 hasta la fecha, se han realizado y ejecutado 14 planes quinquenales, que tienen como principal objetivo mejorar las condiciones económicas internas y el bienestar de las personas.

Desde la reforma y la apertura de China en 1978, la inversión privada se ha convertido en la principal fuerza motriz de su crecimiento y desarrollo económico. Desde entonces, se le atribuyó una gran importancia a la apertura exterior y a la atracción de inversiones extranjeras que vinieran acompañadas de transferencia tecnológica, calificación de la fuerza de trabajo, asistencia técnica a las empresas locales y creciente incorporación de valor agregado nacional a la oferta exportable. La admisión del capital extranjero se consideró inicialmente como un complemento para la construcción socialista y hoy se considera como un factor imprescindible.

China se acerca cada vez más a la frontera tecnológica, toda vez que las principales compañías invierten un creciente volumen de recursos e investigación científica e innovación tecnológica para crear ventajas competitivas que les permitan conquistar un creciente espacio en los mercados internacionales. Atrás quedaron los tiempos de una industria rezagada, basada en la imitación, que fabricaba productos de mala calidad y bajo costo. La creciente inversión en investigación y desarrollo que realizan las empresas chinas les ha permitido crear capacidades tecnológicas e innovativas para fortalecer su productividad, calidad y competitividad internacional. China patenta cada vez más innovaciones y pronto la veremos defendiendo en la OMC los derechos de propiedad industrial.

Con base en los principios de complementación, cooperación, coordinación y beneficio compartido con inversionistas y gobiernos de otros países, China fue creando a lo largo de estos 40 años condiciones sin precedentes para liberar sus  fuerzas productivas internas y lograr impresionantes tasas de crecimiento interanual del PIB. A medida que la actividad económica china se diversifica y avanza hacia nuevos sectores intensivos en el uso de conocimientos científicos y tecnológicos, el empleo que se genera es de mayor calificación técnica y profesional, y mucho mejor remunerado, contribuyendo así a una mejora sostenida de la calidad de vida y grado de bienestar de su inmensa población.

Con sus impresionantes logros, China dejó claro que para avanzar en la lucha contra el desempleo y la pobreza hay que liberar las fuerzas productivas y esto pasa por buscar socios inversionistas que, con base en reglas estables y transparentes, se dediquen a crear las nuevas empresas que se necesitan para generar millones de puestos de trabajo y una abundante riqueza que se pueda distribuir, en función de satisfacer las necesidades esenciales de su inmensa población.

Al liderar la construcción de este nuevo orden económico internacional, China aumenta su prestigio e influencia en el mundo. A medida que mejora la calidad de vida y grado de bienestar de sus casi 1.400 millones de habitantes, China consolida su poder económico para influir en la agenda global.

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