Buenos Aires, 23 ago (EFE).- La economía de Argentina encadenó en junio cuatro meses consecutivos en contracción, afectada por la sequía y por los severos desequilibrios que atraviesan a todo el tejido económico y que se han profundizado en lo que va de este segundo semestre del año.
Según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la actividad económica -un indicador que sirve como anticipo provisional para medir la variación trimestral del producto interno bruto (PIB)- experimentó en junio pasado un descenso del 0,2 % frente a mayo, confirmando la tendencia contractiva que experimenta la economía desde marzo pasado.
El informe indica asimismo que en junio la actividad económica cayó 4,4 %, en comparación con igual mes de 2022, sumando tres meses consecutivos en retroceso.
«El arrastre negativo lo explican desde luego los números que está registrando la actividad agrícola», apuntó la consultora Orlando Ferreres & Asociados en un informe.
El sector de la agricultura y la ganadería, seriamente afectado por la grave sequía que sufrió Argentina en el último año y con fuerte incidencia en la actividad económica total del país, se desplomó 40,4 % interanual en el sexto mes del año.
«De todas maneras la industria y el comercio también muestran en junio una aceleración en la contracción de su actividad, reflejando el enfriamiento general de la marcha económica», añadió Orlando Ferreres.
INDUSTRIA Y COMERCIO
De acuerdo al informe oficial, la actividad industrial cayó 3,6 % interanual en junio, mientras que el comercio mostró un avance del 1,6 %, aunque con signos de desaceleración.
En el caso de la industria, la actividad se ha visto muy afectada por las restricciones que desde julio de 2022 el Gobierno pone al acceso a divisas para el pago de importaciones, lo que complica a muchos sectores productivos que usan insumos importados.
Las restricciones a las importaciones se han profundizado. A finales de julio el Gobierno impuso un tributo adicional para la compra de divisas para importaciones en un intento por evitar una mayor sangría en las reservas monetarias del Banco Central, uno de los principales problemas que ahogan a la economía argentina.
También la industria padece mayores costes debido a la creciente inflación en Argentina, del 113,4 % interanual en julio y que se ha acelerado fuertemente desde que el pasado 14 de agosto, un día después del sorpresivo resultado de las elecciones primarias presidenciales, el Gobierno devaluara 22 % el tipo de cambio oficial.
Con una inflación que corre al galope, no sólo la industria siente el efecto sino también, y cada vez más, el consumo.
«La inflación está golpeando al consumo en todos los rubros de la economía, excepto en el sector farmacéutico. Frente a una dinámica inflacionaria que se manifiesta en elevadas tasas de aumentos, cada vez más frecuentes, los salarios de los trabajadores quedan muy rezagados. Este fenómeno impacta en la reducción de la demanda», advirtió la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Según el último informe de esta entidad, las ventas minoristas pymes descendieron por séptimo mes consecutivo en julio, al ubicarse 3,6 % por debajo del mismo mes de 2022.
EN CAÍDA
Argentina ya acumuló en el primer semestre del año una merma en su actividad económica del 1,9 %, según el informe oficial difundido este miércoles.
Consultores privados están recalculando sus pronósticos de caída del PIB del 3 % para este año -desde un alza del 5,2 % en 2022- tras la devaluación de la semana pasada y su efecto inflacionario.
Según Martín Calveira, economista investigador de IAE Business School, «el panorama para la actividad económica se deteriora sustancialmente luego de la depreciación y el inicio de ajustes de precios masivos en los bienes y servicios de la economía».
«El sesgo contractivo de estos eventos se traducirá en mayor recesión», advirtió el experto.
Natalia Kidd
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