La culpa no es de los RIOS

 

Cada vez que la falta de agua se apodera de la población o cuando se presenta alguna creciente, desborde, etc, etc, escuchamos decir y se enfocan en echarles la culpa a los ríos,  a su cauce, situación está, sin ser expertos en la materia, nos ha parecido siempre una vulgar excusa para tapar la cruda y verdadera realidad en la cual se encuentran las Cuencas de nuestro ríos trujillanos. Eso nos motivó  a realizar este trabajo con la intensión de reflexionar sobre el tema y buscar la manera de cambiar el discurso totalmente fuera de lugar y en muchos de los casos sin argumentos. La situación de nuestros ríos es crítica y así hay que asumirlo para procurar una solución factible y real.

Somos de los que creemos, que el problema radica en la invasión de la cual  son objeto los ríos. Día a día crecen la contaminación ya sea por construcciones ilegales, basureros, falta de manteniendo en la vega de rio ante la mirada indiferente de la gente, del común y  de las autoridades que deben velar porque situaciones como esas no suceda.

Anarquía total

Existe una anarquía total, cada quien hace lo que quiere, o lo que puede. Así vemos por todas partes las riberas de los ríos totalmente invadidas.

El o los resultados de todo este desastre, comienza al caer las primeras gotas de agua, los ríos que en verano se ven mansos y tranquilos, comienzan a reclamar lo que les pertenece, buscan su cauce natural, los que han formado, por años y años. Hoy en día “gracias” a las grandes maquinarias, muchos  inescrupulosos se dan el lujo de desviar a su antojo las aguas de cualquier rió, por caudaloso que este sea. Allí comienza la falla, pues además de los reclamos lógicos de los ríos a esto se le une depredaciones que día a día aumentan en forma alarmante. Como es sabido, en la temporada de verano   vemos como los cerros arden en llamas, las montañas son aniquiladas, y ese pulmón verde se nos ha ido terminando. Así al comienzo de las lluvias los cerros, las montañas y los bosques son arrastrados por las aguas y estas repletan los ríos con la sedimentación, que viene después los damnificados, las pérdidas cuantiosas, en fin, el desastre total, entonces por qué no se prevé todo, por qué no se respeta lo que es de los ríos, porque no se protegen los cerros, las montañas y los bosques. De esta forma resultaría mucho más sencillo, económico y beneficioso para nuestro querido Trujillo, territorio que cuenta con mágicos ríos que la naturaliza nos ha regalado, pero que nos hemos empeñado en destruir.

EL MOTATÁN desde lo más alto

Desde allá arriba, de lo más alto, desde más allá de la niebla, formándose por las lluvias y por las gotas del rocío y los copos de la nieve, de esas heladas parameñas. Así se va formando gota a gota, riachuelo a riachuelo nuestro río Motatán, se desprende desde el pico del Águila y por el camino se le van uniendo las quebradas que también nacen en los páramos como son, Quebrada de Durí y  Quebrada Grande de allí en adelante no se puede decir que lo pasa muy   bien   el querido Motatán, es desde    allí que comienzan los basureros, las construcciones, las talas, las quemas, las carreteras, las urbanizaciones, las cloacas y todo lo demás.

Hasta llegar a Timotes es el río bueno, los agricultores saben muy bien que todo se lo deben a sus aguas, que gracias al Motatán pueden producir lo que les plazca, en cualquier época. No así en el pueblo, allí la situación cambia, él pasa a ser una verdadera amenaza cada vez que se ve llover en sus cabeceras. Son varias las veces que el río ha amenazado seriamente a la población.

Comienzo de la amenaza

Ya dijimos que hasta Timotes el río es útil y allí es una amenaza, pues bien, al tomar el Motatán la vega, se convierte en el apacible río. Una que otro utiliza sus aguas para regar los sembradíos que se encuentran en sus riveras, hasta Quebrada de Cuevas, nadie ha osado invadirlo, suena extraño pero es cierto. Se puede asegurar que solamente los derrumbes que se desprenden de las carreteras construidas en la zona alta, perturban la paz del río en este trayecto el motivo de este fenómeno no es otro, que, por una parte las fallas en los terrenos, pero la más importante que son las construcciones sin planificación de ninguna especie, cada quien hace lo que quiere y puede, cuando no se sabe lo que se hace resulta sumamente costoso y peligroso, tanto para los mismos usuarios como para el medio ambiente, una carretera construida sin las cunetas adecuadas y sin los desagües técnicamente bien hechos son una verdadera amenaza en cuanto comienzan las lluvias, así también comienzan los derrumbes que caen al río y este se va sedimentando, reduciendo así su cauce natural y esto trae como consecuencia que el río se desborde y se convierta en culpable.

¿Pero tiene la culpa el río?

Todos  lo pueden ver, las casas se encuentran prácticamente sobré  el lecho del río. Cada año se gastan cantidades de dinero con el fin de proteger a la población pero; ¿se ha hecho algo verdaderamente efectivo?. Sigue el Motatán reclamando sus riveras y seguirán los gobiernos gastando dinero para controlarlo.

 

 

 

 

 

 

 

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