La crisis de pueblo desde la visión de la traición de los mejores | Por: Pedro Frailán

Homenaje a Mario Briceño Iragorry en los 123 años de su natalicio

  

 

Mario Briceño Iragorry hoy año 2020 más vigente que nunca, justamente este 15 de septiembre se cumple 123 años de su natalicio. Nacido en la ciudad de Trujillo la que él, más adelante la llamaría “La Tierra de María Santísima, la Patria Chica”. De este lugar germinó un personaje que permanecerá en el tiempo, por mucho tiempo en la memoria de la venezolanidad.  Su escritura  se ha transformado en textos proféticos debido, a que al ensayo histórico le ha incluido los valores venezolanos.

De nuevo trata la “crisis de pueblo”, pero no desde la perspectiva del “Mensaje sin destino”, sino desde el “Ideario político”, una compilación de textos publicado en el  1958. En donde describe “las dolencias de la patria”, desde varias categorías como: la abstención electoral,  la unidad nacional, la nueva constitución, el ejército, el problema obrero educacional, la reforma agraria, la seguridad social, el petróleo, el hierro, la crisis de la nacionalidad, el panamericanismo.

Prosigue con la concordia nacional, el fariseísmo bolivariano y dos textos de gran importancia de inmensa coincidencia con la Venezuela de la pandemia por el COVID 19. “Sentido y vigencia del 30 de noviembre y la “Traición de los mejores”. Recordemos que los ciclos históricos políticos en Venezuela son muy cortos y de gran semejanza. Sobre todo en el periodo republicano. Otra característica es que en la mayoría de los casos,  esos modelos, estrategias, programas se diluyen en el tiempo, que hasta la propia historia le cuesta recordar.

La Venezuela postgomecista,  en sus primeros veinticincos años fueron bastantes convulsionados. Desde la muerte del benemérito en diciembre de 1935 hasta octubre de 1945, en el país se producen grandes cambios de manera estructural. Con el continuismo del andinismo, pero con la figura de López Contreras, se logra un cambio político.  Aunque esté, fue militar en la presidencia actúo como un civil y se despoja del uniforme, muchas de sus políticas ejecutadas son de inspiración democrática.

Con la llegada de Medina Angarita se profundizan estos cambios, se logra una gran evolución con ello la modernización del país. Aunque su elección fue de segundo grado, sus políticas y programas confiesan con los preceptos democráticos.  Lamentablemente al tiempo surge un distanciamiento con su antecesor. Se genera un profundo desacuerdo con los distintos partidos políticos, que ya para este momento tenían una vida completamente activa y en libertad política. La principal razón la escogencia del candidato presidencial para las elecciones de diciembre de 1945.

Frente a este desacuerdo político, la solución fue actuar por la fuerza y con las armas, con un golpe de Estado, disimulado de revolución con el nombre de octubre. Integrado por militares y civiles contra un Presidente militar, pero con criterios y pensamientos democráticos de un gran reformador y transformador de una nación que vivía de  los logros alcanzados de sus políticas ejecutadas. Pero pudo más la irracionalidad, la falta de coherencia, que el consenso y la tolerancia. Provocando por enésima vez una “crisis de pueblo”, nada nuevo en nuestro acontecer.

 

“…la aventura golpista no es apropiada para afianzar gobiernos pacíficos y que la intransigencia gubernamental solo sirve para animar desesperadas soluciones de hecho en el proceso histórico de la autoridad” (1988:286). Mario Briceño Iragorry fue un fiel creyente que los hechos que nacen producto de la violencia, se desarrollan y finalizan acompañados de agresión.

 

Tal fue el caso que este mismo año 1945 se conformó una Junta Revolucionaria de Gobierno, integrada por cinco civiles y dos militares los primeros fueron: Rómulo Betancourt, Presidente, Luis Beltrán Pietro Figueroa, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios y  Edmundo Fernández todos de Acción Democrática, todos de esta organización política que justamente nació en el periodo medinista y de esta manera es que llega al poder. Los dos militares fueron; Mayor Carlos Delgado Chalbaud y el Capitán Mario Ricardo Vargas. De hecho uno de los agraviados por esta acción golpista fue el propio Mario Briceño Iragorry quien era el Presidente del Congreso.

A pesar de toda esta irrupción existieron logros que antes no se habían dado, como lo fue la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, producto de un proceso de elecciones general en donde Andrés Blanco fue el Presidente de la Constituyente. Para el año 1947 se elaboró una nueva Constitución. Luego se hizo un llamado a elecciones generales libres y en democracia que las ganó muy bien Rómulo Gallegos en el mes de diciembre de este mismo año, la toma de posesión se realizó el 15 de febrero de 1948.

«El dilema  planteado hoy es el de la fuerza contra la ley, el terror contra la justicia. Por donde la traición, la violencia y la impiedad han adquirido rango de valores heroicos. Un ilustre amigo escribe que hemos llegado al momento de lo absoluto en el mal” (1988:442). Briceño Iragorry no se equivocaba cuando afirmaba que todo proceso que se iniciaba con un mal culminaba con el mismo. Mucho más adelante Juan Pablo II dijo que el “mal se devora en sí mismo”. La Revolución de Octubre concluía con un golpe en donde la traición y la violencia pudieron más que los valores democráticos de la soberanía. En donde se enterraron los héroes del 45, para que supuestamente nacieran otros también héroes falsos en otra ocasión de nuevo se presentaba la “crisis de pueblo”.

 

Gallegos fue víctima del golpe de noviembre  de 1948 promovido principalmente por uno de los hombres de su confianza Carlos Delgado Chalbaud, quien rompe por completo con el proyecto político de 1945. Se transforma en un movimiento usurpador violador de la soberanía de un país que deseaba vivir en democracia y que ya la había experimentado. Se constituyó una Junta de Gobierno con  la presencia militar de Delgado Chalbaud como Presidente hasta noviembre de 1950, cuando es asesinado, hecho que hasta los momentos no se tiene conocimiento preciso de este magnicidio, el mal se encontró consigo mismo.

Un minúsculo grupo decide nombrar de nuevo una Junta de Gobierno presidida por Germán Suárez Flamerich y amparada o blindada por dos militares: Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Lovera Páez, ambos aspiraban la presidencia de la República. El primero se hizo Ministro de la Defensa y el segundo Ministro de Interior, el totalitarismo se disimuló con esta figura civil, con este docto como dice: Briceño Iragorry. Así se ha disimulado la historia, en esto han sido cómplices y les dan luces a estos apóstoles de la represión y la barbarie que han traído las tinieblas a la patria.

Aquí se profundizó a mayor escala la represión, se eliminó por completo la autonomía universitaria ejecutada por un profesor universitario. Se tomó el control absoluto del Consejo Supremo Electoral, se inhabilitaron una serie de partidos, AD, el PCV, entre otros. Se asesinaron dirigentes políticos, persecuciones y presos políticos. El año 1952 fue crítico, violento, el régimen no doblega, es más intenso pero al mismo tiempo siente mucho miedo. Hace un llamado electoral que le correspondía convocarlas ese mismo año. Como dice Octavio, tiene tanto miedo actuar en democracia como “el diablo al crucifijo”.

Estas elecciones a pesar de todos los obstáculos y adversidades con la participaciones de varios partidos creyentes en la libertad democrática, otros apoyaban al régimen, esta consulta la ganan claramente Jóvito Villalba con URD. Briceño Iragorry recuerda: Los ciudadanos libres que concurrieron a las urnas no llevaban ni el verde, ni el amarillo en la conciencia. Sobre su pecho de obreros de civismo lucían terciada la bandera nacional. Con esa bandera sobre el pecho sigue luchando en silencio organizadamente, como si todos fueran los brazos y la conciencia de un solo hombre” (1988: 408).

 Las elecciones fueron el 30 de noviembre de 1952, en donde la Junta de Gobierno no reconoció los resultados, cantó fraude cuando el control de las autoridades electorales lo tenía el gobierno, además se había creado su propio estatuto electoral. En ese mismo tiempo aumentó la represión, incluso el atropello de perseguir, encarcelar y expulsar del país a los dirigentes políticos, entre ellos al presidente electo Jóvito Villalba.

 

“El 15 de diciembre, la directiva de U.R.D. fue invitada a celebrar una conferencia con el Ministro de Relaciones Interiores del régimen. Después de haber conversado sin llegar a la deseada aceptación del fraude, Jóvito Villalba, Humberto Bartoli, Luis Hernández Solís, Raúl  Díaz Legorburu, Ramón Tenorio Sifontes, Víctor Rafalli y J. A. Medina Sánchez fueron secuestrados en las propias puertas del gabinete ministerial por oficiales de la Guardia Nacional y embarcados esa misma noche rumbo a Panamá, sin equipaje, sin dinero, sin papeles, sin aviso alguno a sus amigos y deudos” (1988: 439) Briceño Iragorry.

Con estas arbitrariedades amparada por la fuerzas y por las armas irrespetando el Estado de Derecho, se agudiza la crisis de pueblo, que son la crisis de hombres, de palabras que va en contra del bienestar del mismo pueblo, es decir de nosotros mismos.

 

Mario Briceño Iragorry ya para ese tiempo era una figura consagrada en las letras como en la política, además era candidato a senador, tuvo que salir al exilio primero a Costa Rica y después a España. Él escribe un libro en donde relata minuciosamente las barbaridades del régimen, para arrebatarse esta decisión soberana y así Marcos Pérez Jiménez usurpa la presidencia de la República desde 1953 a 1958. Ese libro se llama “Sentido y Vigencia del 30 de Noviembre. Examen esquemático del drama electoral venezolano”.

Como podemos ver a través del espejo de la historia estas maniobras, no han sido ajenas en nuestro desarrollo. Lamentablemente  siempre ha estado presente la mentalidad revolucionaria y la presencia de la constituyente para disimular el golpe y la segunda para justificar las barbaridades que piensan cometer. Es por el ello que Pérez Jiménez se juega una nueva Constitución como la había hecho Guzmán Blanco con su Revolución de Abril o Amarilla con su liberalismo amarillo, Cipriano Castro con la Revolución Liberal Restauradora, Juan Vicente Gómez con las luces de sus doctos.

Esta elección de los constituyentistas estuvo marcada por su forma de elección muy particular de los regímenes absolutistas, se montó un estructura perijimenista a nivel nacional. Incluso los partidos que habían participado en las elecciones de 1952 y no lo hicieron el año siguiente, incluso al ciudadano común lo obligaron a ir a sufragar. A poco tiempo estuvo lista la nueva Constitución que abolía una buena Constitución como la de 1947. Era un texto represivo muy parecido a una de las ochos constituciones del tiempo de Juan Vicente Gómez.

El tiempo pasaba, el régimen reinaba, pero a pesar de que el continente estaba gobernado en la mayoría de los países por dictaduras, la economía nuestra era muy próspera, este reinado se agotaba y la barbarie lo reconocía. Los partidos políticos existentes seguían luchando en el exilio y en la clandestinidad. Pasados cuatro años, el gobierno llama a una consulta popular a través de la figura del plebiscito, su ente electoral diseña los principios y fines de esta decisión soberana, justamente en el año 1957, un año antes del año electoral.

En esta oportunidad la consulta se cerraba más, ¿por qué razón?, bueno no era necesario que tantas organizaciones políticas participaran, podría hacerse más confuso. En plebiscito se van a consultar dos variables, los que estaban de acuerdo con el régimen y los que no.  Consulta que ganó muy bien gobierno, pero  el soberano no creyó, por la desconfianza de las instituciones.

Tenía razón el pueblo en dudar, a los pocos días el dictador justificó su victoria, diciendo que no era necesario las elecciones por los resultados del plebiscito, con la victoria contundente se demostraba que Venezuela lo quería por cinco años más. La oposición estaba atomizada por falta de acuerdos democráticos en beneficio del interés nacional. No salieron a defender tiempo atrás la democracia de Gallegos y lo dejaron solo. Ahora los costos, no eran individuales como sus criterios sino globales.

Miraron con un sentido común, sin perder sus principios doctrinarios, en la diversidad, en la complejidad, pero al mismo tiempo con unicidad, tolerancia, consenso crearon la Junta Patriótica, en homenaje a la Sociedad Patriótica del periodo de la independencia, integrada por los Partidos (AD, COPEI, URD y el PCV), miraron los planteamientos de la Iglesia Católica en su Arzobispo Monseñor Arias Blanco, empresarios, estudiantes, gremios profesionales, sindicatos y la organización social del pueblo.

En poco tiempo el poderoso régimen se fue degradando, se fue diluyendo. La resistencia, el ansia de la libertad, el amor por la democracia, lo carcomía con sus armas y con sus déspotas, que entre los días 01 de enero, 08 y 23 del mes del año 1958 corrieron como sucede siempre y como lo hacen los cobardes. Don Mario preparaba su regreso…

 

Recordemos siempre.

 “A tanta crisis como azota a nuestro pueblo no agreguemos la crisis de la desesperación y de la angustia. Procuremos a todo trance que nuestra agonía no sea para morir. Sino para salvar el irrenunciable derecho de nuestro pueblo a la Libertad y Justicia. (1995:87) Mensaje sin Destino.

 


Bibliografía.

BRICEÑO IRAGORRY, La Traición de los Mejores. Biblioteca Ayacucho. Caracas. 1988.

 

http://trujilloatravesdeltiempo.blogspot.com

(*) p.frailán@gmail.com

 

Salir de la versión móvil