La Cejita y su eponominal vial | Por: Luis Huz Ojeda

Los días santos es tradición ver pasar la procesión de los penitentes por las avenidas Bolívar y Monagas.

Al inicio del año de 1954, una semana después de haberse celebrado las fiestas de la Virgen Inmaculada Concepción, santa patrona de La Cejita, que en aquel entonces se desarrollaban en la primera semana de enero durante el desarrollo de una reunión en la iglesia los dirigentes comunitarios: Esteban Ramírez, José Homero Santana Molina, José Mitriades Anselmi, Mario Barroeta y el párroco local, levita Francisco Viloria, acordaron retomar las acciones sociales tendientes a buscar soluciones y mejoras colectivas interrumpidas desde los días navideños, entre otras de importancia obtener la autorización de Monseñor Antonio Ignacio Camargo obispo de la Diócesis del estado Trujillo y representante legal de los bienes de la iglesia católica (entre estos los terrenos donde está asentado este pueblo), para luego de ser obtenido proceder al levantamiento y adecuación del catastro vial interno del casco urbano de La Cejita. Estos mismos actores se encargaron de ampliar los espacios de la vieja caminaría y seleccionar el eponominal de la nueva vialidad tal como a continuación se detalla:

La antigua calle real se transforma en Avenida Monagas.

En homenaje a la presencia de Simón Bolívar en esta sabana durante la gesta independentista y libertaria la calle del medio pasó a ser la Avenida Bolívar.

El sector La Coleta se demarcó como avenida José Cruz Carrillo en memoria a este prócer independentista trujillano. Siendo significativo conocer la versión que motivó la colocación de este infrecuente nombre a este populoso lugar cejitense. Los primeros pobladores de La Coleta fueron familias campesinas sin conocimiento de otro oficio distinto a la labranza y cultivo de la tierra, quienes ante a la necesidad de superar la crisis del café que aún les acosaba y escapar con vida de las guerras intestinas entre caudillos, convertían la penuria en creatividad para sobrevivir, entre estas se valían de las coletas donde traían envasados Azúcar, Harina de Trigo… que una vez vaciados los dueños de panaderías, negocios mayoristas y pulperías se los regalaban o vendían a precios simbólicos y ellos los usaban para hacer parte de su vestimenta o ropaje de uso diario, también almohadas, sabanas, cobijas, carteras, mochilas, siendo este el motivo para la designación de tan original nombre a este lugar.

Lo innegable es la identidad de estos hombres y mujeres con el trabajo productivo e intuición para salir adelante, tal como aconteció cuando Marcos Pérez Jiménez en ese entonces presidente del país, anuncia la puesta en marcha de un plan para hacer de Venezuela un gran granero, la mayoría de  ellos sin ni siquiera pensarlo, con los pocos aperos disponibles hacen maleta y viajan como colonizadores del hoy próspero pueblo de El Tigre, entre estos son recordados los hermanos Arístides –La Picona-, Manuel, Narciso, Rafael -El Chongo- y Ruperto Duran, Marcos Osorio, Rafael Linares, Filo Estrada, Vicente Pérez, Ustacio Hernández, Francisco Fernández, Raúl Román, Pablo Rivas… esfuerzo que consolidan luego de la promulgación de la Ley de Reforma Agraria en la década de 1960. Al presente El Tigre (Territorio Arbitral), es ámbito geográfico del estado Zulia. También uno de ellos, Silvio -El Loco Silvio- Valero, funda el servicio del transporte público desde Valera hasta El Tigre, e inversamente, muchos hallaron aquí la tierra prometida, consolidaron y formaron familia y hasta hicieron fortuna.

En reconocimiento a quien donó las tierras requeridas para fundar este pueblo a la iglesia católica eligen el nombre de José Manuel Briceño para una avenida, en el momento de su medición y demarcación esta vía demandó la ampliación de su espacio, afectando un lote de terreno de provecho para Anita Manzanilla quien no mostró alegría con esta acción progresista que cortaba el patio de su casa en dos partes y al toparse con su ahijado Mario Barroeta, según ella autor intelectual y responsable de ejecutar este trabajo, en un instante de arrebato lo desmadrino, diciéndole: “… como usted perjudicó mi tenencia de esta tierra, a partir de este momento ya no es más mi ahijado, olvide para siempre que fui su madrina, quédese con su avenida y pídale la bendición a ella, a mí ni me mire, menos me hable…”. Un día después de asimilado el desagrado, todo volvió a la normalidad, como educada dama que siempre fue, Anita Manzanilla pidió disculpas a todos, volvió a asumir a Mario Barroeta como su ahijado.

A otra avenida se destinó el nombre de Monseñor Miguel Antonio Mejías, esclarecido mensajero de la palabra de Dios.

En retribución a quien en su quinquenio gubernamental construyó, visitó e inauguró y asignó a familias sin techo las viviendas rurales le han colocado la distinción de avenida Raúl Leoni a la vía que conduce a esta urbanización homónima.

También sus calles fueron envestidas con nombres de ilustres: Andrés Bello, José Gregorio Hernández, José María Vargas, Francisco de Miranda, Rafael Rangel y San Juan.

 

 

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