En ese espíritu, se me ocurre presentar una aproximación para lo que podría ser una agenda para la humanidad.
Primero: Combatir la pandemia. No hay nada más importante que luchar por la salud de todos los habitantes del planeta. Ojalá podamos derrotar a la pandemia del coronavirus. Ojalá aparezca pronto la vacuna adecuada y podamos distribuirla universalmente.
Segundo: Combatir el hambre, la pobreza y las condiciones miserables en las que vive la mayor parte de la humanidad. Acabar con las tremendas desigualdades económicas y sociales.
Tercero: Luchar por la paz y la fraternidad entre todos los hombres. Acabar con la guerra y con la violencia. Hacer un esfuerzo sincero por el desarme de todos los países y un compromiso por resolver los conflictos con inteligencia. Derrotar el odio y hacer prevalecer el amor.
Cuarto: Defender al medio ambiente. Por lo menos tratar de detener la destrucción del planeta. Convocar a todos los países, a todos los pueblos y a todos los gobiernos a la defensa de la naturaleza.
Quinto: Defender la democracia, la libertad, el respeto a los derechos humanos. Recordar la dignidad de todos los pueblos, de todos y de cada uno de los seres humanos y comprometernos en su defensa.
Sexto: Promover el desarrollo económico para recuperarnos de la recesión producida por la pandemia. Más y mejores inversiones para mejorar la calidad de la vida de todos los seres humanos. “Dominar la tierra” cuidándola y protegiéndola, para ponerla al servicio de la humanidad, del bienestar de la familia humana.
Séptimo: Profundizar el progreso de la ciencia y de la tecnología al servicio de la humanidad. Hace más de cincuenta años John Kennedy nos dijo que el genio humano había descubierto la manera de acabar con toda forma de vida humana, pero también con toda forma de pobreza y de miseria.
Octavo: Trabajar por un mundo multipolar. Que los problemas que afectan a todos los países sean resueltos por el consenso de todos los países.
Noveno: erradicar la amenaza del terrorismo, del tráfico de drogas y del tráfico de seres humanos y de sus órganos. Atender el grito desesperado de los que tienen que migrar de sus patrias, aventados por la guerra, el hambre y la desesperación.
Décimo: Profundizar la globalización con sentido humano. El papa Francisco nos acaba de recordar que todos somos hermanos (Fratelli Tutti). Actuemos en consecuencia.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernández
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