Juan Carlos Peña Terán | CAMPAÑAS ELECTORALES EN TIEMPOS DE CRISIS (II)

Juan Carlos Peña Terán/Politólogo

LA PRE-CAMPAÑA

 

El lapso de pre-campaña electoral no existe como tal. La Ley Orgánica de Procesos Electorales no lo define por ningún lado y sólo establece etapas, actos o actuaciones que dan inicios a la convocatoria de una campaña electoral, desde la publicación misma de la Gaceta Electoral hasta el día de los comicios.

La pre-campaña para los actores políticos sería, en latu sensu, todo momento que precede a una campaña electoral oficial. Si lo determinamos en estricto sensu, pudiéramos circunscribirlo desde el momento del cierre oficial de las postulaciones (22 de septiembre) hasta la apertura oficial de la Campaña Electoral (28 de octubre).

Esto nos llevaría a pensar que los actores políticos estarán en “pre-campaña” muy pronto. Le sigue una corta campaña electoral oficial que apenas durará 22 días y que tendría su cierre tres días antes de los comicios. La fecha del cierre de campaña está pautada para el 18 de noviembre.

La Pre-Campaña es un tiempo muy valioso de articulación y definición de tácticas y estrategias que tendrían como única desenlace el éxito electoral. No se debe dejar nada para la improvisación. Estos comicios del 21N son elecciones que tienen características mixtas y complejas. Por un lado, elecciones unipersonales para gobernadores y alcaldes y, por el otro, un sistema electoral paralelo para consejos legislativos y concejos municipales ya que combinan la elección de cargos nominales en circunscripciones electorales y cargos de elecciones por lista.

Mencionaremos algunas variables que podemos tomar en consideración para el triunfo de la Mesa de la Unidad Democrática en un intento por aproximarnos a una estrategia exitosa en tan corto tiempo, luego de que la Plataforma Unitaria decidiera poner de un lado su estrategia abstencionista. Ya no tiene sentido pronunciarnos a favor o en contra de la decisión, la realidad es que están en la carrera electoral y se debe hacer todo lo posible por triunfar.

En principio debemos resaltar que se trata, como ya lo dijéramos antes, de una campaña electoral en tiempo de crisis aunado a una pandemia que no ha sido posible contener como lo es el COVID-19 y que, podríamos pensar, será usado por el régimen como una carta bajo la manga para seguir entorpeciendo las actividades de la Plataforma Unitaria o Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Es bien sabido que la Plataforma Unitaria o Mesa de la Unidad Democrática cuenta con una tarjeta electoral con historia exitosa usada en las pasadas elecciones del 2015 para la Asamblea Nacional. La victoria depende mucho de que, tanto candidatos como tarjeta estén alineados hacia ese único objetivo. Es importantísimo usar el tiempo de la pre-campaña para afinar los objetivos tácticos para recuperar el posicionamiento de esta alianza, luego de ser ultrajada por algunos facinerosos de la politiquería y sus ambiciones personales.

Un tercer objetivo debe ir dirigido a desacreditar a la Alianza Democrática como iniciativa “opositora” ante los potenciales electores. En esta alianza están todos los partidos tradicionales e históricos como Copei y AD, con directivas ad hoc nombrados desde el alto gobierno y el Tribunal Supremo de Justicia corrompiendo su verdadera naturaleza opositora. Es una tarea que debe tomarse con mucha seriedad para su exitosa consumación. ¿Sería absurdo e iluso pensar en que estos partidos se unan a la MUD en un intento por materializar una unidad perfecta? No estoy muy seguro sobre esta posibilidad, pero en política nada es imposible.

Un cuarto objetivo sería cómo contrarrestar las diez condiciones que el Artículo 72 de la Ley Orgánica de Procesos Electorales establece como principios y derechos para una justa contienda electoral y que ninguna de ellas favorecen a la MUD, convirtiéndose en verdaderos obstáculos para esta carrera electoral: «1. Igualdad de los participantes en el proceso electoral; 2. Libertad de pensamiento y expresión; 3. Comunicación e información libre, diversa, plural, veraz y oportuna; 4. Prohibición de censura previa sin perjuicio de la responsabilidad ulterior que se genere; 5. Democratización, participación y pleno ejercicio de la soberanía popular; 6. Pleno respeto por el honor, vida privada, intimidad, propia imagen, confidencialidad y reputación de las personas; 7. Responsabilidad social y solidaridad; 8. Respeto por las diferentes ideas y la promoción de la tolerancia, la transparencia, la convivencia pacífica, el pluralismo político, la democracia y la vigencia de los derechos humanos; 9. Respeto a las instituciones del Estado venezolano y 10. Igualdad de acceso a los medios de comunicación social

 

TRUJILLO

Si me preguntan ¿es posible triunfar en Trujillo? Mi respuesta sería un contundente sí. El candidato del partido de gobierno es una figura que carece de legitimidad en el interior del Polo Patriótico; la auténtica oposición va relativamente unida y su tarjeta tiene una historia exitosa; el desgobierno regional y nacional ha hecho estragos en la humanidad de todos los trujillanos; los servicios públicos están en ruinas al igual que la economía; la familia, como núcleo de la sociedad trujillana está sufriendo la tragedia de la separación y la distancia en una ola migratoria jamás vivida por los venezolanos; un sistema de salud y educación desolados por las erradas políticas del régimen revolucionario, entre otros.

 

jcpt1966@gmail.com

Salir de la versión móvil