Jesús Colombo: “el toro de casta no siente dolor en faena porque huiría”

Solo tenía 7 años de edad cuando el tachirense Jesús Colombo se puso frente a un toro, tiene 24 y es una de las figurar más afamadas en el toreo mundial, para quien las corridas seguirán vigentes y están lejos de desaparecer

Especial./ Aún, siendo un niño muy pequeño se enfrentaba a un toro, a los 13 conoció su primera cornada y a los 14 se fue solo –sin familia- a otro continente, llegó a España. Hoy recorre las mejores plazas de toros del mundo y este sábado se presenta en su tierra tachirense buscando triunfar una vez más.

Es Jesús Enrique Colombo el venezolano mejor ubicado entre los grandes toreros del mundo en la actualidad. Nació en Táriba, municipio Cárdenas del Táchira, donde la afición taurina tiene historia por las ferias de La Consolación y las emblemáticas Ferias de San Sebastián, en la vecina ciudad de San Cristóbal, donde las corridas de toros han tenido gran prestigio y son escenarios de consagradas figuras de esa práctica desde hace 57 años.

Un niño muy pequeño

“Fue con un becerrito, no era un toro. Comienza a ser como un juego”, refiere de su primera experiencia frente a un animal, con solo siete años de edad.

“Pero cuando tenía 10 años comienza todo a ser más serio. A los 13 años me pegaron la primera cornada, parecía un juego, pero no lo era. El animal bravo por su instinto de matar es fiero, e imagínate, con la inocencia de un niño pude, pero me pegaron una cornada”.

El hombre de traje brillos asegura que su profesión es muy dura, a pesar de ello la cataloga como de las más bonita porque no solo aprenden a lidiar una gran bestia, también les inculcan respeto, dedicación, la perseverancia y aprenden a enfrentar miedos y tener valor para estar frente a un toro.

Antes de llegar a Europa y como punto de inspiración Colombo creció entre la afición taurina, su padre era matador de toros y organizador de corridas y festejos taurinos.

“Tuve la fortuna de torear mucho, por muchos pueblos de Táchira, Mérida y del país. Eso me sirvió para crecer, mejorar y empezar. Ahora es más complicado que salgan más toreros por tan pocos festejos que se dan, pero, en ese momento me sirvió mucho como rodaje y como experiencia para mi carrera. Mi padre siempre colocaba un becerrito para yo poder torear”.El salto a España

El salto a España

De su acento tachirense queda poco, el pegajoso español marca su hablar porque en Europa ha trascurrido casi la mitad de su vida, pero el Táchira sigue siendo el refugio a donde escapa cada que puede, incluso uno de sus trajes de torero lleva bordada en brillos la imagen la Virgen de La Consolación.

Desde pequeño le vieron condiciones, “talento lo llaman”, por eso viajó a España, un destino obligado para funcionar como torero, afirma.

“Llegué a los 14 años a España a la escuela taurina Marcial Lalanda de Madrid, España”. Ahí le inculcaron conocimientos que le hicieron crecer como torero y lo llevó a ser asumido por uno de los mejores apoderados de España, Juan Palomares, el mismo de Enrique Ponce.

“Y pude triunfar en los primeros seis años en la plaza de Madrid, que fue la plaza que me tiró a la luz y me hizo brillar en Europa. Pude hacerme conocer como el torero que soy y crear el nombre que tengo en todo el mundo”.

Los grados no poco fáciles de escalar en la carrera taurina avanzaron pronto para colombo, “mi etapa de novillero con caballos, que es la previa a ser matador de toros, duró tres años”.

Sabe a dónde va en su oficio, Colombo dice, “he tenido suerte, gracias a Dios todo va muy bien y va marchando. Lo más importante es que tenemos la dimensión del torero que quiero ser, lo único que queda es la suerte”.

Por el mundo

Su agenda está repleta de compromisos en este momento, el matador acaba de llegar de España. Ha realizado 10 corridas en Europa este año y vino a América por más compromisos, este sábado se presenta en la plaza de Toros de San Cristóbal, en la Ferias de San Sebastián, después toreará en Perú dos tardes, vuelve para Mérida a las ferias del Sol, parte a Bogotá y se devuelve a España para la feria de San Isidro en el mundial del toro. Tiene cinco faenas en Francia, porque fue triunfador la temporada pasada y está próximo a adquirir más compromisos en Europa.

Pero antes de salir a esos importantes escenarios del mundo Jesús Colombo cumple su ritual fundamental antes de ver plaza, rezar. Le reza a la Virgen de la Consolación de su natal Táriba.

Falta información

– La tauromaquia es muy criticada ¿cómo le sale al paso a estos señalamientos?
– “Yo creo que esto es una falta de información porque el toreo es cultura, es tradición, es una fuente de empleo que se ha creado desde hace muchos años. El toreo es y será una cultura arraigada en Venezuela, Perú, México, España y en todos los sitios, porque es una cultura que nos crearon que ya no depende ni de mí, ni de nosotros y vivimos esa tradición porque nos gusta, es algo que no es obligado. Es maravillosa”.

Explica Colombo que el toro de lidia se cría cuatro años para ser sacrificado luego, luchando por su vida y teniendo o puede ser indultado por su bravura, por su nobleza y por su casta.

“El toro de lidia no está manipulado para embestir. Es un animal que desde que sale de su madre lo hace embistiendo. Es como un perro de presa, como un caballo de carrera, como un gallo de pelea”.

Engañar el toro

El torero de Táriba afirma que su oficio es una de las profesiones más difíciles y controversiales que hay, “es muy difícil ponerse delante de un toro y engañarlo con un trapo”.

El miedo –relata- siempre está presente en su oficio, “todos pasamos miedo, todos sabemos que en un segundo podemos perder la vida y es algo muy complicado tomar la decisión de jugarte la vida en un momento y tirar para adelante sin saber qué pueda pasar”, confiesa.

Está convencido que es algo que deben manejar, “pero si hay que perder la vida, no hay nada más bonito que perderla en la plaza”.

“El toro no siente dolor”

“Creo que el toreo no es una tortura porque el animal ni siente dolor. El animal bravo no siente dolor porque el toro tiene un tipo de genética de pelea. Si sintiera dolor se trataría de ir y no embestiría, huiría. El toro es bravo y muere peleando. Si pierdes un segundo te puede matar es a ti”.

Sostiene Colombo que es un tipo de raza así, que debe permanecer cuatro años para alcanzar 450 o 500 kilos, “mientras que el toro manso dura dos años con hormonas, igual que los pollos y cochinos. Este toro será sacrificado en un matadero sin opción de vida”.

El matador está convencido que el toreo le da la oportunidad al toro.

Todo en la vida

“Tratamos siempre de explicar a los anti-taurinos y muchos no tienen ni la menor idea de lo que hay detrás de un toro, de un torero, el sacrificio. Porque al final sacrificas toda tu vida. El toro también lo cuidamos y mimamos para que llegue en perfectas condiciones a la plaza y sea un toro bravo y acometa, que lo de todo”.

“Ferias sin los toros no sería nada”

– ¿Usted cree que la tradición taurina tiende a desaparecer en el mundo ante tantos detractores?
– “Desaparecer no desaparecerá son muchos respaldos que vienen tras ellas, quizás pueda bajar el nivel de corridas un poco, pero al final en España no hay quien quite los toros, el Portugal no hay quien quite los toros, en Francia es el país más fuerte ahora mismo, taurinamente. En Perú es muy fuerte y Venezuela estamos viendo ahora mismo muchas cosas donde se ha desconocido la entidad del toreo, pero creo que no puede desaparecer porque las ferias sin los toros no sería nada”.

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