Beirut, 18 feb (EFE).- Tras semanas de máxima tensión y dudas sobre su implementación, el acuerdo de alto el fuego en el Líbano expiró este martes sin que se haya cumplido su principal cometido: la retirada total del Ejército israelí del sur del país mediterráneo, donde permanecerá en cinco puntos a lo largo de la frontera.
El 18 de febrero fue la fecha fijada para completar la salida de Israel, que ocupó vastas zonas del sur del Líbano el 1 de octubre pasado en el marco de la guerra con el grupo chií Hizbulá, a quien las autoridades israelíes acusan a la vez de incumplir los términos del pacto y de mantener su presencia en las zonas meridionales del país.
Pese a los llamados del Gobierno libanés y ante las pocas expectativas de que el Estado judío acatara lo acordado, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, anunció tras el vencimiento del pacto que el Ejército de Israel permanecerá en cinco puntos próximos a la frontera común.
Cinco colinas
«A partir de hoy, el Ejército permanecerá en la zona de amortiguación en el Líbano controlando cinco puestos de avanzada y continuará haciendo cumplir -con fuerza y sin concesiones- cualquier violación por parte de Hizbulá», dijo Katz en un comunicado.
Estas cinco colinas estratégicas, desde donde se avistan varios asentamientos israelíes al otro lado de la frontera, son de especial importancia al tratarse de puntos elevados vitales para el monitoreo de actividad en la divisoria y para evitar que el grupo chií los utilice como punto de lanzamiento de ataques contra Israel.
Katz reiteró que Hizbulá debe retirarse al norte del río Litani -cuyo curso alcanza hasta los 30 kilómetros al norte de Israel- y que es tarea del Ejército libanés desarmar a la agrupación en cumplimiento del acuerdo de alto el fuego alcanzado el pasado 27 de noviembre.
Al mismo tiempo, indicó que Israel ha reforzado su presencia en su territorio fronterizo para garantizar la seguridad de las comunidades del norte, que fueron atacadas por Hizbulá durante la guerra del año pasado y de las que fueron desplazadas unas 60.000 personas.
A su vez, el Ejército libanés anunció su despliegue en una decena de pueblos del sur del país tras la retirada de las tropas israelíes y comenzó a realizar tareas de desescombro, detonaciones de municiones sin explotar y a abrir carreteras para permitir el regreso de las cientos de miles de personas que tuvieron que abandonar la zona.
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Otro acuerdo sin cumplir
Tras el anuncio de Israel, las misiones de Naciones Unidas en el Líbano lamentaron «otro retraso» en la implementación del acuerdo de alto el fuego y condenaron que se «sigue violando la resolución 1701» del Consejo de Seguridad aprobada en 2006 y que sienta las bases del cese de hostilidades actual.
«No esperábamos que se produjera otro retraso en este proceso», dijeron en un comunicado conjunto la coordinadora especial de Naciones Unidas para el Líbano, Jeanine Hennis-Plasschaert, y el jefe de la misión de mantenimiento de paz de la ONU en el sur del país (FINUL), Aroldo Lázaro.
El pasado 27 de noviembre entró en vigor un cese de hostilidades, inicialmente previsto con una duración de 60 días, que estipulaba la retirada de las fuerzas israelíes presentes en el territorio libanés y limitar la posesión de armas en la franja fronteriza en manos de las fuerzas de seguridad libanesas.
Pero el alto el fuego inicial venció el 26 de enero y, al día siguiente, Estados Unidos anunció una prórroga del cese de hostilidades hasta el 18 de febrero para que las partes tuvieran más tiempo para cumplir con sus obligaciones.
El propio presidente libanés, Joseph Aoun, no se mostró optimista en los últimos días de que Israel se retirara del sur del Líbano y, este martes, ya adelantó que intensificará sus contactos con Estados Unidos y Francia -los garantes del alto el fuego- para conseguir por la vía diplomática que el Estado judío abandone su territorio.
Mientras tanto, el Gobierno libanés advirtió a Israel de «todas las consecuencias legales» que se derivan de la permanencia de las tropas israelíes en el sur del país, e indicó que el Ejecutivo libanés la tratará como una «ocupación»
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