Hoy es una fecha importante para el pueblo mexicano ya que se festeja el día de la aparición de la Virgen de Guadalupe. Unidos en un acto de fe, esta celebración se considera la devoción más grande en el mundo. Venezuela también cuenta, desde 1723, con un lugar especial para la veneración de la patrona de Latinoamérica, la Virgen de Guadalupe.
Se trata del Santuario de El Carrizal ubicado en el municipio Colina del estado Falcón, a unos 14 kilómetros hacia el noreste de Santa Ana de Coro, a este templo se llega siguiendo la carretera que va al llamado Puerto de Muaco o siguiendo el camino de los Indios o Calzada de la Virgen, el cual finaliza al frente de su basílica de la Guadalupana y principia además en la Vela de Coro.
Este camino es usado cada 12 de diciembre por los peregrinos que realizan la marcha de la fe.
Es de acotar que fue en 1928, cuando la Virgen María, en su advocación de la Virgen de Guadalupe, fue declarada patrona de la Arquidiócesis de Coro, y el día 8 de diciembre de 1992 fue reiterado este patronazgo por el propio Juan Pablo II.
Historia de su aparición
La historia cuenta que era el mes de diciembre de 1531 cuando la Santísima Virgen se le apareció al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac. Lo nombró su embajador ante el obispo Fray Juan de Zumárraga, para que le construyeran un templo. Juan Diego, en un acto de fe, fue a ver al obispo quien no le creyó y le pidió que regresara al día siguiente. Regresó y el obispo después de hacerle varias preguntas le pidió que para creerle le tendría que llevar una señal.
Después de dos días, Juan salió a buscar a un sacerdote para que preparara a su tío para la muerte, y en el camino se le apareció la Virgen, quien le dijo que no temiera y que fuera a la punta del cerro a cortar unas flores, siendo que en esa época del año no se daban flores, Juan Diego las encontró, las cortó y las guardó en su manto; bajó y la Virgen las tomó en sus manos y le pidió que se las llevara al obispo en señal de su petición.
Prueba fehaciente
Juan Diego las llevó frente al obispo, le contó todo lo que había oído y visto; y después de extender su manto y sacar las flores se dieron cuenta de que la imagen de la Virgen María había quedado impresa en la tilma (manto) de Juan Diego.