HISTORIAS DE VIDA | VALERA: Integración, la ruta más viable para lograr el desarrollo deseado

 

CIUDAD INTEGRAL (I)

 

 

Elvins Humberto González

Como motivo de celebrarse el próximo 24 de junio, el Día de San Juan Bautista, patrono de la ciudad de Valera, iniciamos una serie especial de Historia de Vida dedicada a la urbe y su Santo Patrón.

En determinado momento de la historia, se produjo en Valera una gran discusión y hubo que tomar partido: sin saber exactamente qué cosa era. Pero nos garantizaba el camino de la libertad y la institucionalidad y, en ese recorrido, fuimos ganando derechos. Es verdad que también tuvimos traspiés, etapas de crisis y pareciera que, incluso, retrocedimos en muchos aspectos.  Pero también creemos que ahora estamos en un contexto donde nadie debe quedar ni sentirse excluido por sus posturas o ideologías. A pesar de que hemos pasado por aguas movidas y turbulentas, llegamos a la conclusión que seguir el camino de la libertad, con todos los riesgos que ello implicaba, fue mejor que vivir sometidos a otro tipo de estructuras. En más de 200 años, hemos logrado sentirnos una ciudad libre donde la gente puede elegir un proyecto de vida.

Los valeranos conviven en una ciudad que ha sabido superar sus crisis y que demuestra, todos los días, que hay miles de personas que se levantan y buscan la manera y forma de avanzan. Y eso solo es posible gracias a su espíritu. Eso es lo requiere Valera, la ciudad de todos…

 

Dos aspectos

–        En primer lugar,  articular, coordinar y acompañar a todas las entidades de la sociedad civil y gubernamentales, las comunidades que integren el municipios y también a los organismos privados. Dar cuenta del nivel de relevancia que tiene Valera par ser una ciudad prospera de verdad.

 

–        En segundo lugar, esta articulación requiere de una visión de los valores, es decir, claridad respecto a lo que estamos viviendo y aspiramos como ciudad. Acá, se debe trabajan desde el mundo de las artes, la historia, el patrimonio inmaterial, la cultura, la música, la arqueología, la sociología, la antropología y la arquitectura de la urbe; trabajar desde la visión estética, pero una estética que tenga memoria y reflexión crítica. Y todo eso nos dará capacidad para liderar proceso de celebraciones.

 

Ciudad integral

Debemos tratar de mirarnos como una ciudad integral, una ciudad que no obstante sus problemas, se construye sobre la fragmentación y la separación y se hace cargo de su diversidad.

Históricamente, en la ciudad los actores principales fueron las comunidades y su voz y el protagonismo de la gente, de los valeranos y valeranas.

Necesitamos reconocer que, más allá del proceso de integración, existe todavía una gran diversidad que está excluida de las decisiones importantes sobre la ciudad. Entonces, llegamos al punto en el cual busca la integración interna, superar sus fragmentaciones y constituirse en una urbe unida. El gran ideal del nacimiento de la ciudad fue la unión de su pueblo, pero diferentes factores impidieron pegar esas piezas que habían sido dañadas por las estructuras coloniales…

 

Oportunidad de unirlas…

Oportunidad. Frente a problemas sociales y la discriminación, cada vez encuentras más gente que dice “¡Oye, esto no es posible!”, “¡Esto no lo podemos permitir!”.

Entonces, somos una ciudad que está llegando a mirarse a sí mismo y a reconocer que ha sufrido demasiados cortes en su interior y que necesita –respetando las diferencias– que todos nos sintamos parte de una misma comunidad. Creemos que la gran narración del futuro de Valera está en lograr una  integración: unirnos y dejar de lado la fragmentación y las escisiones que nos han causado tanto malestar y pesadumbres.

Con esa mirada de integración, se debería mirar en tres aspectos:

 

Imaginar-Hacer-Crecer

Debemos entender que no todo es un gran festín, sino un proceso en el cual debemos pensar e imaginar qué ciudad queremos dejar a las siguientes generaciones.

Para los años sucesivos, la intención es fijar la idea de la ciudad que queremos. Y eso es parte del reto: imaginar-trabajar. Pero, obviamente el imaginar no implica quedarse en la ficción, sino avanzar hacia el hacer, recuperar las voces y los rostros de miles de ciudadanos que hacen todos los días esa ciudad que imaginan para sus hijos y para ellos mismos. Por ejemplo, en los procesos de migración del campo a la ciudad, detrás de cada familia hay un proyecto de vida y superación para la nueva generación. Por eso hay millones de hombres y mujeres que están trabajando y hacen que la ciudad no se caiga: ellos lo sostienen. Y eso lo debemos celebrar: el esfuerzo de miles de valernos y valeranas que, durante más de 200 años, han imaginado siempre un lar mejor y que todos los días hacen algo más para lograrlo… Continua.

 

 

 

 

 

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