Un ex paramilitar del “Clan del Golfo”, condujo a la policía hasta dos trochas en la frontera con Venezuela, donde encontrados los restos de cinco personas, dos adolescentes y tres adultos, entre los cuales se encontrarían los dos policías y el militar, desaparecidos en San Antonio del Táchira, desde el año 2016
Los cadáveres de dos funcionarios policiales venezolanos y un efectivo de la Guardia Nacional Bolivariana desaparecidos desde el año 2016 en la frontera colombo – venezolana, habrían sido localizados enterrados en dos fosas comunes encontradas en el sector de La Parada, departamento Norte de Santander, que contenían los cuerpos de cinco personas, entre las cuales se presumen hay dos adolescentes.
Las fosas comunes fueron encontradas en dos trochas que comunican con Venezuela y las autoridades fueron llevadas al sitio por un ex integrante del grupo paramilitar conocido como “Clan del Golfo”, que fue detenido por los delitos de secuestro y extorsión, y aportó información puntual a agentes del Grupo de Acción Unificada para la Libertad Personal (Gaula), que las ubicaron, una de ellas en la trocha “La Playita”, en el sector de La Arrocera, cerca al Río Táchira y contenía los restos de los tres adultos.
De acuerdo a la versión suministrada por el informante, que se trata del funcionario de la policía del estado Táchira, Kevin Rodrigo Botello, y el oficial de la Policía Nacional Bolivariana, Wilmer Yair Cáceres, quienes están desaparecidos desde el mes de enero del 2016, cuando salieron en una motocicleta con la intensión de divertirse y tomarse unos tragos
La tercera víctima sería el sargento de la Guardia Nacional Bolivariana, José Buitrago Castellanos (49), quien desempeñaba como jefe del puesto ubicado en el aeropuerto de Paramillo, en San Cristóbal y en abril del 2016, se trasladó hasta San Antonio del Táchira con familiares, que tenían previsto realizar compras en la ciudad de Cúcuta.
El militar, por medidas de seguridad, pasó a territorio colombiano y optó por esperar el regreso de sus parientes cerca de una trocha, en la zona del Puente Internacional “Simón Bolívar”, de donde desapareció sin dejar rastro.
Desde entonces los esfuerzos, tanto de los familiares como de las autoridades venezolanas, para dar con el paradero de los tres funcionarios, transcurrieron sin resultados de ningún tipo.
Las otras dos víctimas fueron encontradas en la trocha “Los Mangos”, donde las autoridades exhumaron los restos de los dos jóvenes, que, según el paramilitar detenido, también fueron víctimas del Clan del Golfo.
El informante confesó a los investigadores, que los paramilitares secuestraron y pasaron a las víctimas a la fuerza desde territorio venezolano hacia la zona de La Parada, vía a Villa del Rosario y las mantuvieron en un galpón, donde las torturaron hasta que optaron por asesinarlas y trasladarlas al área de frontera, donde las enterraron en sendas fosas comunes.
Pruebas de ADN
Aun cuando el testimonio del informante ha sido dado por valedero, las autoridades colombianas deberán, bajo la tutela de la Fiscalía General de La Nación, desarrollar una serie de acciones para la identificación oficial de las víctimas.
Corresponderá a los expertos forenses aclarar las dudas y ratificar la identidad de los ahora occisos, mediante análisis de ADN y otros recursos técnicos y científicos. Se presume, que los cinco fallecidos pudieran ser de nacionalidad venezolana, ejecutados por paramilitares que los secuestraron en territorio colombiano y que formarían parte de una larga lista de personas que familiares han reportado como desaparecidos, tanto en San Antonio del Táchira, como en Ureña, ambas poblaciones ubicadas en el área de frontera con el vecino país y donde se produce una gran cantidad de acciones al margen de la ley, que son desarrolladas a través de trochas o caminos ilegales sobre los cuales pretenden ejercer control grupos irregulares. De hecho, existe una guerra en la cual participan grupos paramilitares, guerrilla y hampa organizada que se atacan entre sí, en un intento por lograr el dominio total de la zona.
Esta situación de violencia ha dejado un alto número de fallecidos a ambos lados de la frontera, entre los cuales se encuentran miembros de los referidos grupos, considerados por las autoridades como “generadores de violencia”, contrabandistas, maleteros y personas inocentes, que nada tienen que ser con la situación.