Grifos de los hogares de Carabobo reciben aguas servidas sin tratar

Con las plantas de tratamiento paralizadas, la potabilizadora es poco lo que puede hacer. Pero hay propuestas para solucionar este grave problema y en este trabajo se recopilaron tres

En Carabobo, al problema de la escasez se suma la mala calidad de un agua muy comprometida. Foto AFP/archivo

 

 

Dayrí Blanco/El Carabobeño

Casi 35 años han pasado desde que José García se mudó de La Guaira a Carabobo. En las últimas dos décadas, sus únicos recuerdos respecto al suministro del agua en la entidad están llenos de problemas. Antes no fallaba tanto y cada vez que abría el grifo podía lavarse las manos sin mayores inconvenientes. Ahora hay un horario que limita el servicio a dos veces por semana, y lo que recibe suele ser un líquido turbio y de un olor para nada saludable.

Él ha vivido en varias urbanizaciones de Valencia y Naguanagua. En ambos municipios se repite la situación como consecuencia de la paralización de las dos plantas de tratamiento de aguas residuales (Los Guayos y La Mariposa), que provoca que todo lo que baja de los inodoros vuelva a salir por los grifos, ya que no se está cumpliendo con la fase de purificación necesaria antes de pasar a la potabilizadora Alejo Zuloaga, que no está diseñada para tratar aguas de tan mala calidad.

El problema se explica solo: además de la mitad de la capital carabobeña, el Sistema Regional del Centro I (SRC-I) está conformado por Naguanagua, Libertador, Los Guayos, Guacara, San Joaquín, Diego Ibarra y poblaciones de Aragua. Depende del embalse Pao Cachinche que recibe, desde 2007, seis mil litros por segundo del Lago de Valencia, cuyas aguas están  severamente comprometidas.

Si las plantas de tratamiento funcionaran, el embalse recibiría agua de mejor calidad que pasaría a la Alejo Zuloaga. Pero no es así. Entonces, lo que llega a la potabilizadora es imposible de ser procesado al 100 %, según detalló el coordinador de la Comisión de Aguas del Centro de Ingenieros del estado Carabobo, Luis Fernando Arocha.

A esto se suma que, de acuerdo con sus datos, solo hay tres de cinco máquinas de bombeo funcionando en la Alejo Zuloaga, que no puede llegar a su máxima capacidad de ocho mil litros por segundo, por lo que solo procesa, a una calidad muy cuestionada, entre dos mil 500 y tres mil.

Esto se traduce en que una población de más de dos millones de habitantes que requiere de, al menos, siete mil litros de agua por segundo, goza del servicio con un déficit de más de 57 %. “Es por esto que a Hidrocentro no le ha quedado más remedio que racionar el suministro. Se la quita al sur para darle al norte, o al este para enviarla al oeste y al revés”. Es por esto que José García debe madrugar dos veces a la semana para llenar el tanque y varios tobos.

El problema de las plantas de tratamiento

Arocha fue enfático: “la pésima calidad del agua de Cachinche constituye el crimen ecológico más grande que hay, hoy en día, en la Tierra”.

Este es un problema que pudo tener un menor impacto si las plantas de tratamiento del SRC-I estuvieran en funcionamiento. Pero la de Los Guayos ya está bajo las aguas del Lago de Valencia. “La de La Mariposa ha enfrentado todo lo concerniente a obras inconclusas, fallas de administración muy grandes que se pueden considerar que están enmarcadas en un proceso de corrupción”.

La mala calidad del agua del embalse para consumo humano de Pao Cachinche constituye el crimen ecológico más grande en el planeta, según el ingeniero Luis Fernando Arocha. Foto archivo El Carabobeño.

La buena noticia es que los trabajos de rehabilitación en La Mariposa están avanzando, aunque lentamente, y se estima que esas labores se intensifiquen en 2023 para que, en diciembre, vuelva a estar operativa con el tratamiento de cinco mil litros de agua por segundo que mejorará, paulatinamente, la calidad del embalse Pao Cachinche.

El Ministerio de Atención de las Aguas recibirá, en el ejercicio económico financiero del año que está por comenzar, recursos por  389 mil 835 millones de bolívares para el saneamiento y control del nivel del Lago de Valencia y otros 76 mil millones para la rehabilitación de los sistemas de agua potable y saneamiento.

 

 

Los otros acueductos

El coordinador de la Comisión de Aguas del Centro de Ingenieros de Carabobo explicó que el Sistema Regional del Centro II (SRC-II) abastece, además de poblaciones de Aragua, a los municipios Carlos Arvelo, San Diego, parte de Los Guayos y a la parroquia Miguel Peña de Valencia.

En estas poblaciones también hay fallas con el suministro. Con una capacidad de procesar 10 mil litros por segundo, solo produce entre seis mil 500 y siete mil, de los que el 80 % se destina a atender requerimientos del estado Aragua. “Además, hace dos años hubo una explosión en su principal estación de bombeo que dejó sin servicio al sistema por más de seis meses. Hoy está recuperada pero no puede trabajar a su máxima capacidad porque eso aumentaría la velocidad de crecimiento de aguas del Lago, ya que se enviaría 80 % como agua de aportación al descargar ocho mil litros por segundo”.

Los municipios de la costa, Juan José Mora y Puerto Cabello, dependen del embalse de Canoabo que tiene capacidad de almacenamiento de 88 millones de metros cúbicos y procesar dos mil 250 litros por segundo para cubrir necesidades de los dos municipios.

Actualmente solo trata mil 225, que es la mitad de su capacidad, porque a raíz de un problema de filtración en la represa, cuando era presidenta de Hidrocentro Yubirí Ortega de Carrizales, los agricultores y ganaderos invadieron el vaso de la represa al ser vaciada y, cuando se comenzó a llenar de nuevo no se permitió que se afectara las áreas invadidas. “Ante ese conflicto el Gobierno, de manera inaceptable y absurda, convino con los agricultores que permanecieran dentro del área del vaso de la represa y que se llenara hasta la mitad de su capacidad de volumen de agua”.

En lugar de 88 millones solo se llenan 44 millones de metros cúbicos y el gasto regulado y la capacidad de tratamiento bajaron a 50 % . “Por eso hay déficit de agua que se nota en Morón y Puerto Cabello en meses de intenso verano”. Esta es una situación que afecta a empresas como la Petroquímica, Cavim, Planta Centro y la Refinería El Palito.

En los Valles altos de Carabobo, los municipios Bejuma, Montalbán y Miranda se alimentan de agua del subsuelo, a través de pozos y un pequeño volumen del río La Pericoca, que abastece a Montalbán y Miranda. Bejuma, la localidad más grande del occidente en la entidad, resultó afectada por  fallas en el suministro.

Para solventar ese problema, el Gobierno se propuso el abastecimiento desde la represa de Las Mercedes , con un embalse diseñado y ubicado entre Tinaquillo y Bejuma con capacidad para cubrir las necesidades de los tres municipios, además de Tinaquillo y buena parte de Tinaco y San Carlos, en Cojedes. “Pero no se ha construido, solo pusieron un dique toma lateral del río y ni una gota se le ha dado de ahí a los Valles Altos de Carabobo. Es otra deuda del gobierno”.

 

Para junio de 2022 esta era la realidad de la Planta de Tratamiento de La Mariposa. Foto El Carabobeño

Otra visión de la crisis

La crisis de calidad y cantidad de agua que padecen más de dos millones de habitantes de la Gran Valencia y el resto de la entidad, es multifactorial.

Para el ingeniero Manuel Pérez Rodríguez, director general del Movimiento por la Calidad del Agua, el foco del problema está en que los dos embalses de los cuales se alimenta el Acueducto Regional del Centro, Pao Cachinche y Pao La Balsa, reciben desde su construcción, a inicios de los 70, las aguas servidas transportadas por los ríos y quebradas ubicadas en los municipios Naguanagua, Valencia y Libertador.

“Científicamente está demostrado que son cuerpos de agua extremadamente enfermos por intoxicación, con todos los riesgos que eso significa para la salud pública de los habitantes”.

Germán Benedetti, ex parlamentario de Carabobo por Proyecto Venezuela, ingeniero y estudioso del tema del agua, aseguró que lo que causó este “desastre de salud pública” fue el crecimiento de nivel Lago de Valencia en 7, 50 metros por encima de cota máxima de protección 408 metros sobre el nivel del mar (msnm)”.

Para él, todo fue consecuencia del empeño de importar azúcar, de parte de funcionarios públicos desde el año 2004. “Las consecuencias de esa importación se ocultaron con trasvases de aguas residuales y salobres del Lago de Valencia hacia embalses de agua dulce de consumo humano, en lugar de ejecutar obras de saneamiento que no se han hecho en los últimos 24 años».

Recordó que en octubre de 2009 se ordenó la confiscación de 25 mil hectáreas de tierra en la cuenca del lago, que dejaron de producir 1,3 millones de toneladas de caña de azúcar por año, y otras tantas de cambur. Estas siembras evitaban el drenaje de 16 mil litros por segundo de aguas residuales o de lluvias mediante el sistema de riego agrícola Alta Demanda de Agua (ADA) por lagunas de Zuata y Taiguaiguay, esta última fuera de servicio desde los últimos 13 años, lo que era suficiente para mantener estable nivel Lago de Valencia por debajo de cota máxima de protección.

Según Benedetti, tampoco se logró descargar nueve mil litros por segundo de aguas residuales, a través de un sistema de aguas de reuso, que en total suman 25 mil litros por segundo que iban a disminuir el nivel Lago de Valencia en un metro por año sin necesidad de hacer trasvases de aguas residuales y salobres del Lago de Valencia para ninguna otra cuenca hidrográfica.

Toda esta situación fue plenamente conocida por el Ejecutivo, al punto de que se emitieron dos decretos de emergencia presidencial, uno en 1999 y otro en 2005, que nunca tuvieron resultados positivos ya que no se ejecutaron las obras planteadas en los mismos, tal como quedó determinado en el informe de la Contraloría del estado Carabobo, que incluyó una auditoría de gestión ambiental realizada en la cuenca hidrográfica del Lago de Valencia en el año 2010.

 

Las soluciones

Que familias como la de José García reciban agua de calidad y de manera regular, depende de muchas variables, por lo que las soluciones que se han propuesto son muy diferentes.

Benedetti insiste en que no hay que inventar nada nuevo, solo corregir lo que se dejó de hacer últimos 24 años y agregar nuevas tecnologías de sistemas de aguas de reuso y reactivar el sistema de riego agrícola ADA por Lagunas de Zuata y Taiguaiguay, además reactivar la producción de caña de azúcar y cambur en municipios carabobeños.

 

Fitorremediación de ríos y quebradas

Desde el Movimiento por la Calidad del Agua, el ingeniero Pérez Rodríguez plantea la fitorremediación de los ríos y quebradas que tienen sus aguas comprometidas, empezando por el río Cabriales, el caño La Yuca, el río Torito y todos los afluentes de cada uno.

La fitorremediación es una ecotecnología, basada en la capacidad de algunas plantas para tolerar, absorber, acumular y degradar compuestos contaminantes, tanto orgánicos como inorgánicos. “Planteamos la utilización de la planta gramínea no invasiva Vetiver (Chrysopogon  zizanoides), que es capaz de remover del agua amplia variedad de contaminantes orgánicos e inorgánicos, tales como nitrógeno, fósforo, níquel, cadmio, plomo, mercurio, cianuro, flúor y las terribles cianotoxinas que prácticamente a diario se generan en los embalses de los que se abastece la población”.

La capacidad y eficiencia depuradora de aguas y suelos del Vetiver se estudia desde hace más de 20 años por una larga lista de científicos, entre los cuales destacan Paúl Truong (Vietnam), Luu Thai Danh (Vietnam) y Oswaldo Luque (Venezuela).

Esta es una alternativa que garantiza la descontaminación de los embalses sin utilizar energía eléctrica.

 

Línea de aducción o succión

La propuesta más reciente que se ha presentado es la de Luis Fernando Arocha, coordinador de la Comisión Técnica de Agua del Centro de Ingenieros de Carabobo, quien plantea instalar una línea de aducción o succión del lago, que envíe 15 mil litros de agua por segundo a una planta potabilizadora en el sector El Roble, en Los Guayos, con una estación de bombeo que se instalaría en un cerro en San Diego, que está por determinarse.

Por gravedad, para no consumir ni un kilovatio de electricidad, el agua ya potable sería enviada a un estanque de gran tamaño en el sector Girardot de Naguanagua, para el abastecimiento de ese municipio y el norte de Valencia hasta la avenida Cedeño, también por gravedad.

 

El ingeniero Arocha presentó el proyecto de aducción o succión de aguas del Lago de Valencia. Foto El Carabobeño

 

Desde ese punto hacia el sur de la capital carabobeña, el agua puede ser distribuida, sin consumo eléctrico, por gravedad desde los estanques de red media de la planta Alejo Zuloaga, pero mejorando las condiciones de las aguas en Pao Cachinche que están en estos momentos imposibles de potabilizar al 100 % debido a la paralización de las plantas de tratamiento de Los Guayos y La Mariposa”.

De los 15 mil litros por segundo potabilizados que estarían en el estanque de Naguanagua, cinco mil se destinarían para ese municipio y el norte de Valencia, una población de un millón 800 mil habitantes.

Los restantes 10 mil litros se transportarían por tubería hasta un estanque en Taborda, donde se construiría un distribuidor de agua hasta Puerto Cabello para abastecer el municipio con entre mil 500 y dos mil litros por segundo de agua.

El excedente se destinaría para atender las necesidades de las empresas básicas del estado como la Refinería El Palito, Planta Centro, Pequiven y Cavim, además de cubrir la demanda de la población turística y las instalaciones hoteleras que está planteado construir entre Boca de Aroa y San Juan de los Callos y que no se han edificado por falta de agua dulce.

Este planteamiento de la comisión de agua del Centro de Ingenieros de Carabobo podría estar listo en un plazo de cinco años y se requiere de una inversión aproximada de entre tres mil millones a tres mil 500 millones de dólares.

La propuesta de Arocha es que esta obra se haga con inversión privada nacional e internacional, considerando que el negocio del agua en el mundo es muy valorado al aportar grandes ganancias.

Estas son solo tres soluciones que prometen acabar con un problema que afecta la calidad de vida y pone en riesgo la salud de los carabobeños, al consumir agua muy cuestionada por la falta de tratamiento y ante decisiones políticas que hicieron que durante las últimas dos décadas José García solo haya escuchado noticias negativas relacionadas con este servicio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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