Román J. Duque Corredor
La suerte o destino de un país, que es patria común de todos, no es solo responsabilidad de los políticos, sino también de la sociedad civil, por lo que la transición de un sistema autoritario a un sistema democrático, que pasa por la sustitución de un presidente ilegítimo o usurpador de la presidencia de la República, es una responsabilidad mancomunada.
Por otro lado, la declaración de la ilegitimidad de quien usurpa una función pública, no es de aplicación o de efecto inmediato, sino fruto del esfuerzo conjunto del sector político y de la sociedad civil, sobre todo cuando se trata de sustituir una estructura opresora por otra que garantice la libertad.
Por eso, no basta con que la Asamblea Nacional declare ilegítimo a quien ejerce la presidencia por la ilegitimidad de su origen y que designe un presidente para cubrir el vacío institucional por la inexistencia de un presidente electo, sino, que después, de esas decisiones, su responsabilidad es trazar la ruta de la transición, mediante el restablecimiento de la vigencia de la Constitución, previendo los mecanismos progresivos para que se produzca, lo cual es una responsabilidad mancomunada, donde si bien el mayor riesgo político recae en los diputados demócratas, no por ello la sociedad civil ha de escudarse en que ello es solo responsabilidad de los políticos.
De modo, que más que nunca, la unidad del sector democrático, sin exclusión, incluso de los disidentes del presente régimen o de quienes en la oposición han mantenido posiciones divergentes, , es necesario y determinante para que la comunidad internacional apoye y se solidarice con la decisión de la transición democrática, para lo cual su marco constitucional resulta determinante para ese apoyo. Y para que las Fuerzas Armadas se sientan en la obligación de garantizar la transición, por tratarse de su responsabilidad institucional de asegurar la vigencia del orden democrático constitucional.
No pidamos milagros para la transición, exijamos que los políticos y la Asamblea Nacional, cumplan con su responsabilidad, pero sin olvidar que también es nuestra responsabilidad, como ciudadanos, titulares de la soberanía nacional, la de defender la ruta hacia la transición democrática, en cada uno de nuestros espacios civiles, no solo apoyando la decisión que se tome, sino también sugiriendo las reformas o modificaciones o mecanismos que complementen el proceso de transición que adopte la Asamblea Nacional. Porque ganar la Patria, es una responsabilidad mancomunada.
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Román J. Duque Corredor