EFE.- El Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria se mostró este miércoles muy preocupado por el incremento de casos de esta última enfermedad en varios países iberoamericanos, especialmente Venezuela.
El director de Relaciones Externas del Fondo Mundial, Christoph Benn, comentó el último informe de la OMS sobre malaria, publicado hoy, que señala un aumento de casos en América de 22 % en 2016, impulsado por una mayor incidencia en Colombia, Nicaragua y Venezuela.
Reconoció que estos países habían hecho bastantes progresos, aunque ahora se está retrocediendo.
Sobre Venezuela, indicó que solía ser un país de renta alta, «pero ahora está experimentando problemas políticos y de salud».
Preguntado por si falta implicación de los gobiernos nacionales, dijo que está «claro» que las autoridades de Venezuela no han invertido lo suficiente en salud pública.
«En otros países es, quizás, porque hay una percepción de que la malaria ya no es un problema generalizado», pero es importante «mantener la presión» y la financiación contra la enfermedad porque la incidencia sube y baja, señaló el dirigente del Fondo Mundial, que subrayó que este organismo «apoya y sigue apoyado a los países iberoamericanos contra la malaria».
Los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirman la necesidad de continuar la lucha, según Benn, y demuestran que no existe una solución individual en cada país, sino que tiene que ser una «lucha global, internacional, de todos los países».
La OMS alerta también de que los progresos mundiales contra la malaria llevan estancados tres años, con un aumento de casos de 2% en 2016.
Tras resaltar los «grandes progresos» durante muchos años, Benn defendió la necesidad de «continuar invirtiendo y luchando» contra la enfermedad. Si se para ahora, apuntó, probablemente el número de casos y de fallecidos puede volver a crecer significativamente.
Recordó que la malaria sigue siendo una enfermedad que sobre todo afecta a niños de menos de cinco años, que no han desarrollado completamente el sistema inmunológico, y a mujeres, particularmente embarazadas, que son más vulnerables, principalmente en África.
En otras enfermedades, como el VIH, explicó, las mujeres son las más perjudicadas por la desigualdad de género, pues están en desventaja para protegerse del virus por muchas razones sociales.
Sobre África, donde el Fondo Mundial desarrolla en torno a 70 % de sus programas, Benn negó que sea un «caso perdido» en la lucha contra el sida, la tuberculosos y la malaria.
Al contrario, ha habido «grandes avances», al igual que en el resto del mundo, en la reducción de la mortalidad. El problema de África es que el progreso se ha «estancado», señaló.
«Esto demuestra que la comunidad internacional tiene que continuar la lucha -insistió- hasta que la malaria, como epidemia, se reduzca a niveles que no sean una amenaza para la salud pública».
Comentó algunos factores que contribuyen a una mayor incidencia de esta enfermedad, como el cambio climático o que el parásito es más resistente a los fármacos y el mosquito que lo transmite lo es a los insecticidas.
«Pero también es un problema de financiación. Tenemos cada vez mejores insecticidas y mejores mosquiteras que protegen, pero son cada vez más caros. Entonces, tenemos que seguir manteniendo la financiación. Y limitar el impacto del cambio climático», añadió.
Los países ricos no han reducido ni han incrementado sus aportaciones, sino que se han estabilizado. Hay una necesidad de que todos los países del mundo sean «contribuyentes netos», según Benn, quien hizo un llamamiento a España en este sentido.
Benn asistió hoy en Madrid a la firma de varios acuerdos por los que el Gobierno español condonará deuda por unos 36 millones de euros a Camerún, República Democrática del Congo y Etiopía.
A cambio, estos países africanos se comprometen a invertir 15,5 millones de euros en proyectos de salud, según el programa del Fondo Mundial ‘Deuda por salud’ (‘Debt2Health’).