Fe y Alegría cumple 63 años Por: Antonio Pérez esclarín

 

 

Fe y Alegría nació el 5 de marzo de 1955 en lo que hoy es el 23 de Enero en Catia, Caracas, en un rancho que regalaron el obrero Abrahán Reyes y su esposa Patricia para que los niños y jóvenes del barrio tuvieran escuela. De allí, impulsada por la audacia y solidaridad de muchos, saltó a Petare, Altavista, La Charneca, a los barrios más pobres. Una vez que se consolidó en Caracas, se sembró por toda Venezuela en los lugares más olvidados, sin servicios, sin escuelas. Sus lemas de  “Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto”, “La educación de los pobres no puede ser una pobre educación”, “Un niño sin escuela es problema de todos”, motivaron  a muchas  personas a enrolarse bajo sus banderas de educación de calidad para los más pobres.

Lograr calidad educativa en contextos de marginalidad, sólo sería posible si la escuela  compensaba las desigualdades de origen y brindaba a los alumnos los medios para garantizar su aprendizaje. De ahí que ya en las primeras escuelas de Fe y Alegría, y a pesar de no contar entonces con ningún apoyo del Estado, empezaron a funcionar comedores escolares, roperos, dispensarios médicos, bibliotecas comunitarias…, y las puertas se abrieron a la comunidad. Durante el día acudían los niños y  jóvenes, y en las noches y fines de semana los adultos, con los que se iniciaron cursos de alfabetización, cooperativismo, capacitación laboral, higiene y salud, ahorro, cuidado de los hijos. Y por estar muy convencidos de que la pieza principal para una educación de calidad son los educadores, Fe y Alegría ha privilegiado siempre la formación permanente e integral de sus educadores: formarlos para que enseñen a aprender, emprender y producir;  enseñen a vivir plenamente, a convivir con el otro diferente y a vivir para los demás, es decir, a trabajar por establecer una sociedad justa y solidaria, que privilegie a los más débiles.

Hoy, Fe y Alegría con 63 años de robusta juventud, está presente en todos los rincones de Venezuela con diversos programas educativos y comunicacionales, y crece pujante en otros 21 países de América Latina, Europa y África.

Muy conscientes de la grave situación que vivimos en Venezuela, Fe y Alegría se afianza hoy en las raíces de su identidad que aparece recogida en su nombre y reafirma su fe en un Dios Padre de todos, que nos invita a construir un mundo fraternal; fe en Venezuela, que nos necesita esperanzados y comprometidos a trabajar con entusiasmo para superar la grave crisis; fe en una educación de calidad, verdaderamente integral que forme razón, corazón, espíritu y manos trabajadoras y solidarias. Y esta fe, que se vive como servicio solidario, como amor práctico, que es lo que expresa el corazón de Fe y Alegría, es fuente de alegría profunda. Por ello, en estos tiempos tan difíciles, mientras multiplicamos las propuestas de solidaridad efectiva para atender las necesidades más urgentes de maestros y alumnos, trabajamos con especial tesón por una pedagogía del amor y la ternura, de modo que educadores y educandos encuentren en los centros un clima de respeto,  cariño, seguridad, valoración y  esperanza.

pesclarin@gmail.com

@pesclarin      

www.antonioperezesclarin.com

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