La ONG venezolana Comité por la Libertad de los Presos Políticos (Clipp) aseguró en un mensaje en X que la joven de 20 años de edad y que padecía de diabetes e hipertensión arterial, entró en una espiral de deterioro mientras estuvo detenida, entre agosto y diciembre pasado
Ariadna Pinto, una joven de 20 años de edad que había sido detenida y acusada de supuesto terrorismo en el contexto de las protestas tras las presidenciales de julio de 2024 en Tinaquillo, estado Cojedes, falleció este sábado 10 de mayo.
La ONG venezolana Comité por la Libertad de los Presos Políticos (Clipp) aseguró en un mensaje en X que Pinto, que padecía de diabetes e hipertensión arterial, entró en una espiral de deterioro mientras estuvo detenida, entre agosto y diciembre pasado.
Según el Clipp, la joven murió el sábado «tras meses de sufrimiento causado por una detención injusta, el colapso del sistema de salud y el abandono institucional», una «tragedia que revela el costo humano de la criminalización de la protesta en Venezuela».
El comité señaló que «el encierro y la ansiedad provocada por su situación agudizaron su diabetes tipo 1 y comenzó a presentar retención de líquidos, convulsiones frecuentes y descompensaciones severas».
«Pinto murió por la indiferencia de un sistema que persigue»
Ariadna Pinto fue detenida el 1 de agosto después de que una integrante de la Unidad de Batalla Electoral Bolívar Chávez (UBCH) la denunciara por “terrorismo” e “incitación al odio”, sin que hubiese fundamentos.
El día 12 de ese mes, Pinto fue hospitalizada por una hiperglucemia grave en un centro de salud público, pero luego fue devuelta al lugar de detención.
En septiembre, fue nuevamente ingresada de emergencia por complicaciones severas y con una «condición general crítica», prosiguió el Clipp. Allí, permaneció hasta su excarcelación el 7 de diciembre.
La ONG denunció que durante esos meses, estuvo bajo custodia del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, y «esposada, en condiciones humillantes y con total indiferencia estatal».
«Durante ese tiempo, su madre cubrió todos los gastos médicos gracias a la solidaridad de familiares y amigos. Su liberación fue el resultado de una intensa presión pública, impulsada por su madre y organizaciones defensoras de derechos humanos. Pero ya su cuerpo mostraba signos de agotamiento», afirmó.