El conocido fabulista griego Esopo fue un esclavo frigio que probablemente vivió entre los años 620 y 560 antes de Jesucristo. En sus numerosas y famosas fábulas Esopo criticó con gran agudeza muchos de los defectos humanos. Una de sus fábulas más conocidas es ‘El Sapito Envidioso y el Toro’.
La fábula dice así: “Un sapito vivía en una pequeña charca. Dicho sapito se creía no solamente lo más grande de la charca, sino lo más grande de todo el mundo. Un día el sapito vio a un enorme toro que bebía en la charca y con su típica fanfarronería comenzó a retarlo diciéndole :‘Tú te crees grande pero mira cómo yo puedo ser muy grande’ y el sapito se infló y se infló ingiriendo aire y llegó a tener el doble de su tamaño normal. Pero el toro lo ignoraba y entonces el sapito indignado continuó inflándose con aire y cada vez se hizo más y más grande. Pero el toro continuaba ignorando al sapito y entonces este último se puso muy enfurecido y se infló y se infló….¡Hasta que el sapito reventó!!!!”…..La moraleja de Esopo en su fábula es: “No trates de parecer más grande de lo que realmente eres”.
Esta fábula es muy importante de conocer porque en la vida real hay individuos enanos tanto en su tamaño físico como en su formación intelectual y cultural, que son patológicamente envidiosos y están repletos de ponzoña. Nunca aprendieron ni siquiera a redactar, solamente tienen un ‘batiburrillo postmoderno’ en su cerebro, y entonces cuando escuchan que se habla bien de alguien se indignan y sueltan su veneno.
En efecto, muchos batracios son ponzoñosos. Por ejemplo, un solo sapito de la especie tropical ‘Phyllobates terribilis’ tiene suficiente veneno como para matar a mil personas si entra en contacto con la sangre a través de una herida.
Los estudios sobre el cerebro han avanzado mucho y a finales del año 2007 se publicó una obra muy elogiada por psiquiatras eminentes titulada: ‘Genes del Mal’ (1) cuya autora es Barbara Oakley (nac. 1955). Ella es ingeniera de sistemas, pero durante los últimos años se ha dedicado a estudiar sistemas biológicos y los recientes avances en investigaciones sobre la estructura y función del cerebro de una persona psicópata por medio de ‘Imagen de Resonancia Magnética (‘MRI’ en inglés). Uno de los tipos de personalidad patológica que analiza es ‘El Psicópata Maquiavélico’.
En el año 1953 el investigador Richard Christie estableció una nueva categoría: La ‘Personalidad Maquiavélica’ cuyas principales características son: 1) Ve a las demás personas como objetos para manipular en vez de verlas como individuos con los cuales alcanzar empatía. 2) Carecen de escrúpulos morales. Para ellos mentir, aparentar cordialidad, traicionar en el momento más inesperado, engañar y actuar con perversidad, son formas aceptables de comportamiento. 3) No manifiestan una psicopatología evidente y su interacción con el entorno está en el rango normal (Pag. 42). Barbara Oakley señala que aunque los psicópatas maquiavélicos no manifiestan una psicopatología obvia, las sofisticadas investigaciones recientes con MRI y la genética han evidenciado que su funcionamiento cerebral es anormal y a veces hay genes involucrados (pag. 43). Inclusive en el año 1999 se elaboró un test para detectar a los psicópatas maquiavélicos y se asevera que los de mayor grado de maquiavelismo son: “encantadores, seguros de sí mismos y con mucha labia, pero también son arrogantes, calculadores y cínicos, propensos a manipular y utilizar a los demás” (pag. 47).
En fin, es importante conocer ese tipo de psicopatología y en nuestras vidas es imposible un trato cordial y respetuoso con ese tipo de personas. Por eso lo más saludable es no tratarlos de ninguna manera. NOTAS: (1) Barbara Oakley (2007) ‘Evil Genes’. Prometheus Books. New York. Todas las referencias de páginas son de esta obra.