El presidente de Brasil, Michel Temer, se enfrenta a una semana crucial en su carrera política. Este miércoles se decidirá si las acusaciones de «asociación criminal» y «obstrucción a la justicia» serán llevadas a cabo, o estarán congeladas hasta el fin de su mandato.
Cabe destacar que sobre el mandatario pesa una denuncia de la Procuraduría General de la República, hecho por cual a Temer se le responsabiliza como miembro de una «asociación delictiva» que cobró sobornos por unos 175 millones de dólares.
Hace dos meses, el presidente conservador logró vencer la primera acusación por corrupción pasiva y salvó su mandato por una amplia mayoría de votos de una Cámara también bajo sospecha: de los 513 diputados, 185 son objeto de investigaciones por corrupción.
Por su parte, uno de los líderes del gobierno en el Congreso, el diputado Carlos Marún, afirmó estar «seguro» de que el oficialismo va a «derrotar a la conspiración».
Entre tanto, estas acusaciones no parecen amilanar el ánimo de Temer, quien espera limpiar su nombre para continuar con su mandato.
«Temer es un profesional de la política. Sabe manipular la máquina y hallar los aliados que necesita», afirma el profesor de Derecho Constitucional Daniel Vargas.