Cada día es un reto que asume la gran familia. Muchas manos están detrás del impreso que liega a los hogares de Trujillo, todos son indispensables. Una satisfacción los mueve, y es que en el Diario de los Andes se trabaja para ser siempre «el mejor y más leído periódico de la región andina».
Algunas voces mal intencionadas auguraron poca vida a este diario. Qué equivocados estaban quienes así pensaron. Esta casa editorial ha sobrepasado límites. El secreto para continuar en el corazón de los trujillanos es, según la mayoría de los integrantes de esta gran familia, el amor puesto en las diferentes actividades para hacer posible cada una de las páginas en la que se informa el acontecer de la región, la nación y el ámbito internacional. Las expectativas fueron rotas, las barreras derribadas, y cada día hay un nuevo sueño, más ánimo por hacer un mejor periódico, renovado, fresco y dinámico, con sentido verdaderamente local y con principios y valores muy claros.
El Diario de los Andes nació y se ha ganado un lugar en el corazón de las comunidades trujillanas, desde aquí, todos, trabajan en función de «ser el mejor y más leído periódico de la región andina, y un activo agente transformador de las sociedades andinas en comunidades libres, conscientes, democráticas, emprendedoras solidarias y amorosas», hacia allá siempre se ha encaminado esta labor, alcanzar esta meta.
A pesar de las adversidades, muchos pasos firmes se han dado, el esfuerzo y ganas de hacer un buen periódico ha sido reconocido en el territorio. Ejemplo de esto, en junio de 1990, este rotativo, que nació con la idea de ser una alternativa diferente fue reconocido como uno de los mejores periódicos del país al obtener el «Premio Nacional de Periodismo», lo cual significó para la familia DLA un compromiso mayor con los lectores trujillanos. Diario de los Andes fue en su momento el único periódico del país con tres ediciones diarias zonificadas.
Consecuentes acompañantes
Las páginas de opinión que se leen desde el Diario de los Andes es posible gracias a la confianza y consecuente participación de los articulistas, ellos han buscado espacios para adentrarse a la comunidad trujillana. Diversas posiciones asumen quienes escriben para los pobladores, esto demuestra que en este caso, los colores, las ideas diferentes son recibidas y deja ver que todos cabemos en este encantador territorio, lleno de amor y encantos.
Han fortalecido un gran proyecto
Sin duda que el recurso y talento humano que durante 40 años ha integrado esta organización llamada Diario de Los Andes, han sido la gran fortaleza de este proyecto echado a rodar en 1978, todos, sin excepción, han contribuido con el crecimiento en cada una de las áreas laborales de la empresa. Un potencial humano de mucha calidad, trabajadores empeñados en sacar adelante su segunda casa. No sabemos con exactitud cuántas personas a lo largo de 40 años han formado parte de este medio de comunicación, pero de lo que sí estamos seguros, es del empeño, dedicación, perseverancia, y amor en favor de una sola causa, convertir a Diario de Los Andes en lo que es, un canal abierto para todos y todas, entregado a una comunidad, una parroquia, un municipio y para todos un Estado. Todo ese grupo humano, desde sus fundadores hasta los que hoy día permanecen al pie del cañón en el edificio de la Zona Industria, son baluartes excepcionales, han sabido digerir los sinsabores y con cautela e inteligencia han disfrutado los éxitos alcanzados, que son muchos.
Ya muchos no están, unos porque se adelantaron en el viaje eterno, otros decidieron emprender nuevos rumbos en busca de nuevas oportunidades, pero igual se les sigue recuerda y se les agradece todo el empeño y espíritu de superación puesto en su momento. Y quienes se han quedado, los que se mantienen firmes en estos tiempos duros y difíciles, gratitudes eternas, han asumido un compromiso de seguir haciendo historia, de mantener encendida la llama de la esperanza, siempre trabajando y luchando contra los avatares de la vida, buscando abrir nuevos horizontes mucho más iluminados y prósperos. A todos, MIL GRACIAS!