Tahiry Villalobos.- Desde el año 2013 la promesa de construcción de una Escuela para Conductores alegró a los vigienses que aspiraban conseguir una licencia de conducir; esta escuela, significaba la mejor manera de poner en práctica los conocimientos en manejo que serían perfeccionados con el curso brindado por especialistas en el campo, porque el propósito era lograr crear conciencia en los nuevos conductores y disminuir los índices de accidentes de tránsito.
Eso era en teoría, y así quería ejecutarlo el Gobierno nacional. El proyecto finalmente se materializó y para la inauguración de la Escuela para Conductores esta contaba con un equipo, el más moderno del Occidente del país, que permitía sentir el impacto que genera una colisión de vehículos.
El acto inaugural se dio en el año 2014, el 10 de julio para ser exactos, cuando llegaron al municipio Alberto Adriani el entonces viceministro de Prevención y Seguridad Ciudadana, Manuel Suárez, y el director del Instituto Nacional de Transporte Terrestre, Darío Arteaga.
Este proyecto, cuya sede piloto estaría en El Vigía, recorrió varios estados del país como una promesa para mejorar el comportamiento de los conductores frente al volante. Pero solo quedó como eso, como una promesa.
Hoy día los espacios donde funcionaría la escuela están sumidos en el olvido; el abandono en el que se encuentra se traduce en pérdidas millonarias de recursos donde la lluvia y el sol han hecho estragos. Lo que sería la Escuela para Conductores se ha convertido en una guarida de maleantes y un basurero público.
Evaristo Contreras, directivo de Líneas Unificadas de Mototaxis en el municipio Alberto Adriani, ha sido uno de los más preocupados por la pérdida de este lugar, que bien podría ser utilizado para dar clases de manejo a quienes deseen desarrollar sus destrezas frente a un volante
Contreras critica el hecho que el Intt sepa de la existencia de estas instalaciones y no haga nada para rescatarlas.
Considera que además de las clases de manejo, el área podría ser utilizada por las personas de la comunidad para practicar algún deporte.
Mientras, el tiempo sigue deteriorando la estructura levantada, a la espera que alguna autoridad se ocupe de rescatarla y darle un uso provechoso.