Definitivamente que la empresa Hidroandes no da explicaciones sobre la ausencia total y prolongada del agua potable en los sectores Plata III, Plata IV y parte de la avenida Santa Bárbara – La Marchantica. Esto ha traído como consecuencia la protesta general de los vecinos, quienes no hallan la manera de hacer entender a estos “tapados” de la hidráulica que el problema es muy grave y peligroso para la salud del pueblo.
Casos de enfermedades y contaminación
En fecha reciente, los habitantes de los sectores Avenida Libertador, Veredas, bloques, sector Curva El Indio y las cercanías del templo “Espíritu Santo”, acudieron a los distintos medios para denunciar esta irregularidad, toda vez que los pretextos son muchos mientras pasan los meses y hasta los años y el problema no se resuelve nunca.
“Creemos que es necesario que Hidroandes revise muy bien la conexión que se hizo para llevar agua hacia el Terminal de Pasajeros y Plata IV, trabajos que lejos de beneficiarnos nos han quitado el flujo original que teníamos, casi 8 pulgadas métricas de agua fresca y buena. Fue peor el remedio que la enfermedad”.
Así se expresó el señor José Montenegro, quien reside unos metros más abajo del templo Espíritu Santo, quien agrega que son más de quince meses recibiendo agua cada ocho días, pero tan solo por dos o tres horas, lo cual ha causado que esta comunidad se convierta en un lugar seco, solitario y pestilente.
“Ya no podemos bañarnos normalmente, preparar nuestros alimentos no lavar baños y la ropa, porque la ausencia de agua es total y desesperante. Incluso hemos tenido que recoger agua de las lluvias como su estuviéramos viviendo en el campo y no en una ciudad supuestamente próspera como Valera”- subrayó muy molesto.
Como este ciudadano, son cientos de personas que piden la destitución total de quienes dirigen esta empresa, porque en realidad: “allí no hacen nada y deben darle paso a gente más preparada para gerenciar”.
«Tenemos de nuevo los reportes del ambulatorio cercano, donde están cerrados los baños, mientras hay médicos que no pueden lavarse ni las manos para atender a sus pacientes, tampoco hay agua en la cocina para hacer los alimentos de los pacientes y mucho menos en las residencias de la mayoría de nuestra comunidad vecinal», añadió por su parte Juana Pacheco, otra vecina visiblemente preocupada.
Esperan que el gobernador lea esta nota y actúe de inmediato, ya que ahora no se trata de bombas dañadas, de sedimentación por lluvias, sino de incapacidad en la ejecución del trabajo asignado. ¡Amanecerá y veremos!