Entre decir y hacer…

Elides J. Rojas

Para el chavismo es fundamental la perorata. Hablar mucha tonteras, por largas horas y diariamente fue el estilo impuesto por el comandante muerto, copiado sin mayor éxito desde el punto de vista de popularidad por Maduro, aunque sí se debe admitir que es un ganador en fastidio, aburrimiento y repetición. Es la cháchara uno de los secretos del eje propagandístico del régimen durante los 20 años que llevan montados en la silla de Miraflores o en la cueva de Fuerte Tiuna.

Pero, es necesario aclarar, que mientras aumenta la guerra de papilas locas, más se abre la brecha entre lo dicho y lo hecho, entre la pajística y la realidad. Es otra característica del chavismo esa manía de rodear de parafernalia mediática cualquier habladera de simplezas. En ese aspecto el recurso clave es la cadena nacional. Arranca con musiquita, sigue con el caballito revoltoso, imágenes del comandante etéreo y así, para comenzar la faena con Maduro siempre sentado, puede estar rodeado o no de chavistas, prometiendo, prometiendo y prometiendo, denunciando a la oposición, atacando al imperio, insultado a diestra y siniestra hasta la segunda o tercera hora cuando dará por terminada la jornada de trabajo. Es una rutina diaria. A eso de las seis de la tarde comenzará el fastidio, dejando liquidados todos los programas de televisión y radio de esa hora. Hasta que quiebren también, como ha ocurrido con casi 150 medios de comunicación en todo el país. Es que es difícil sobrevivir en medio de este machorreo cubano. Nadie produce, nadie anuncia. Esa es la clave de la muerte de los medios venezolanos. Ni siquiera las diferencias y choques con el poder. Es economía africana matando todo pura y simplemente. Y es en esta merengada de palabrerías, consignas pavosas y llamados a morir rodilla en tierra, donde se genera la diferencia terrible entre la lengua desatada y los hechos concretos. Veamos alguito. “Vamos a convertir a Venezuela en una potencia económica. Venezuela potencia”. La verdad: un país paupérrimo, pobrísimo, oscuro, hambreado. Un país donde la gente prefiere no estar, de donde la gente huye.

“Venezuela será autosuficiente en materia de alimentos. Produciremos hasta para exportar”. La verdad: Venezuela ahora mismo es conocida en el mundo por su hambre, por sus carencias, por su escasez. El comunismo a la cubana ha sido la clave de la destrucción. “Yo mismo me encargaré personalmente de la economía, dijo Maduro”. La verdad: no puede estar más destruida. En Venezuela casi ya no hay industria ni comercio, casi ni quedan emprendedores. Y la banca al borde de la cuarta crisis financiera de este régimen.

“Le torceremos el cuello al dólar, a los especuladores del mercado negro”. La verdad: Han pasado por el bolívar de siempre, el bolívar fuerte y el bolívar soberano. Un rotundo fracaso supera al anterior. Un régimen de fracasados en gestión. Solo han sabido hacerse ricos. Y la gente, lo que ellos llaman pueblo mientras se babean, muriendo de hambre y pasando roncha de la buena.

“Ahora Pdvsa es de todos. Se acabó la caja negra”. La verdad: El chavismo quebró a Pdvsa. Lo que parecía imposible lo hicieron en menos de 20 años. De ser una de las empresas más importantes del mundo y sustento del país, pasó a ser una teta para los cubanos y sustento de mafias y corruptos. Ya no produce ni un barril.

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