En su primer año el informe de la Comisión de la Verdad está ausente del debate público en Colombia

Fotografía de archivo fechada el 28 de junio de 2022 que muestra al presidente de la Comisión de la Verdad de Colombia, el sacerdote jesuita Francisco De Roux (i), mientras entrega el informe final construido por la Comisión al entonces presidente electo Gustavo Petro (d), en Bogotá (Colombia). EFE/Mauricio Dueñas Castañeda

Bogotá, 28 jun (EFE).- El informe final que hace un año entregó la Comisión de la Verdad de Colombia, que contiene recomendaciones para dignificar a las víctimas e impactar en las políticas públicas, mantiene su vigencia pero ha perdido espacio en las discusiones públicas. «Poco se ha cumplido», lamentan quienes lo redactaron.

El documento se presentó después de que la Comisión de la Verdad trabajase con un Gobierno, el de Iván Duque, que no creía en el acuerdo de paz con las FARC, y justo tras la victoria de Gustavo Petro, que prometió seguir sus recomendaciones.

Pero las políticas de paz total del actual Gobierno, que avanzan más rápido con la guerrilla del ELN que con el resto de grupos armados -incluidos los residuos de las FARC-, parecen haber opacado lo que dejaron los diez tomos del informe.

«El informe ha perdido relevancia en la discusión pública pero no en otros sectores, especialmente en la academia, universidades, y en los colegios en donde ha sido socializado», dice a EFE Julio Arias Vanegas, profesor del Instituto Pensar de la Universidad Javeriana.

LA «COLOMBIA HERIDA»

El informe final fue el fruto de un trabajo de casi cuatro años de investigaciones y recopilación de testimonios que dan cuenta de una «Colombia herida» por más de medio siglo de conflicto armado.

La Comisión de la Verdad fue creada tras el acuerdo de paz con la exguerrilla de las FARC, y recibió el encargo de esclarecer un conflicto armado de más de seis décadas y brindar recomendaciones para la no continuación y la convivencia, poniendo a las víctimas en el centro del relato.

Los comisionados hablaron con cerca de 30.000 personas, una labor que comenzó el 29 de noviembre de 2018 y concluyó en 10 capítulos que plasmaron el horror del conflicto armado. Tres de ellos: el de exilio, el étnico y el de género son pioneros en el mundo.

«Traemos un mensaje de esperanza y futuro para nuestra nación vulnerada y rota», comenzó diciendo el presidente de la Comisión, el sacerdote Francisco de Roux, el 28 de junio de 2022 ante el teatro Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá, cuyas butacas fueron en gran parte ocupadas por víctimas.

Allí estuvo Petro y la vicepresidente Francia Márquez, pero no Duque, quien recibió unos días después el informe en un acto privado.

UNA LLAMA QUE SE HA IDO APAGANDO

El informe fue recibido con gran expectativa y atención por parte de la sociedad, pero los reflectores se han posado en otros asuntos como la paz total o las reformas del Gobierno, que copan los segmentos informativos y la vida política.

«Hubo un auge de debates importantes tanto en lo académico como en la vida política hasta octubre, pero como ocurre en el país los debates públicos van cambiando muy rápidamente y lastimosamente el informe dejó de discutirse», dice el catedrático que por años ha estudiado el conflicto armado colombiano.

Sobre el particular, el comisionado Alejandro Castillejo alertó, apenas a seis meses después de la publicación del informe, que el documento estaba desapareciendo poco a poco de la discusión pública.

Para él, una de las fallas fue que el Informe se entregó de manera fragmentaria, ya que el 28 de junio solo se publicó el volumen de «Hallazgos y recomendaciones» y el volumen testimonial.

LA VOZ DEL PADRE DE ROUX

El padre De Roux ha destacado que en las universidades fue -y aún es común- observar clubes de lectura que aún desglosan el informe, aunque también se abrieron debates no tan constructivos.

«Si bien hemos encontrado debates muy valiosos (…), también se ha presentado otro tipo de debate, de quienes han querido desde la política situarnos en debates de partidos, que es una cuestión que no nos interesa, porque la Comisión no está situada allí ni en la lucha por el poder», explica el sacerdote.

El excomisionado Saúl Franco amplía esta dificultad identificando tres tipos de público del Informe Final que hacen que, a un año de su presentación, la sensación sea agridulce: el primero, al que califica del más amplio, es apático o indiferente; otro, del que dice tiene una fuerte potencia mediática, es opositor; y el último son aquellas personas y organizaciones comprometidas y sintonizadas para divulgar e implementar el informe.

GUERRA COMPLEJA

El profesor Arias recuerda que el informe de la Comisión de la Verdad llegó en un momento en que la guerra es más compleja y por tanto las recomendaciones son «mucho más necesarias».

En este escenario, donde le informe resulta más vigente que nunca, explica, el nuevo Gobierno «tropieza con una exacerbación de la violencia».

La realidad, según Arias, es que la mayoría de recomendaciones no se han llevado a cabo y es «difícil que se hagan en medio del escalamiento del conflicto».

Ovidio Castro Medina

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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