Que se abran las fronteras y se eliminen los límites existentes entre ellas, es la consideración que realizó el jefe de Misión de la Unión Europea, Rafael Dochao, durante su recorrido por el Puente Internacional Simón Bolívar que comunica a San Antonio del Táchira con el Departamento Norte de Santander Colombia.
Después de reunirse con empresarios de la frontera y representantes de Fedecámaras en la Cámara de Comercio de San Antonio del Táchira, el embajador se trasladó al puente, observó la dinámica y conversó con algunos ciudadanos que iban cruzando con mercancía, con estudiantes y carretilleros.
“Hemos venido a comprobar, a hablar con la gente, a ver un poco las dinámicas económicas, sociales, políticas de esta región, y en el momento que te hablan tanto del puente, que te hablan tanto de la frontera, pues quería verlo con mis propios ojos y ver un poco la circulación de personas, desde alguien que entra con un ventilador de pie, hasta los que han ido a comprar medicinas y otros”.
Destacó que los empresarios le consultaron si podía hacer algo como Embajador de la Unión Europea para favorecer que se abra el intercambio comercial, y aunque dejó claro que no tiene potestad en la toma de decisiones de Venezuela y Colombia, si considera que el cierre tiene afectados a ambos lados de la frontera.
“Yo como embajador de la Unión Europea no soy quien para decirle ni al gobierno venezolano ni al colombiano, deberían hacer esto, pero sí que siempre hablo de lo que es el modelo europeo, y el modelo europeo es no solamente de favorecer todo lo que es binacional, todo lo que es transfronterizo y tenemos cientos, miles de proyectos en diferentes sitios de frontera en Europa, sino también ir un paso más allá y es en el momento que se abren las fronteras en Europa donde hay total libre circulación de personas, de mercancías y de capitales, y eso creo que es un gran ejemplo para el mundo”.
Está convencido de que al eliminar fronteras y derechos de aduana sube la economía, sube el intercambio, y el emprendedor tiene más capacidades para hacer cosas, por lo que su deseo es “que se abran las fronteras con la idea de que en un futuro haya una abolición de fronteras”.
Los testimonios
El embajador de la Unión Europea conversó con algunos venezolanos que regresaban de Colombia y con quienes trabajan sobre el puente, allí le explicaron que unos son colombo- venezolanos y tienen a sus hijos estudiando en Cúcuta, por lo que a diario cruzan el puente internacional.
“Mi hija estudia en el Colegio María Inmaculada en Villa del Rosario, porque aquí (señalando a Venezuela) no sirve para nada el estudio. Allá sí (en Colombia)”, le explicó un hombre que iba retornando con su hija que acababa de salir de clases, quien además le acotaba que la mayoría de los niños que estudian con ella son venezolanos.
A Rafael Dochao le llamó la atención que los carretilleros que laboran sobre el Puente Internacional Simón Bolívar estaban uniformados, por lo que se acercó a uno de ellos que estaba con la carretilla sin carga para preguntarle. El hombre le explicó que ahora portan uniforme (franela larga manga larga de color negro y rojo con el nombre del puente y gorra negra) por solicitud de los funcionarios de la Guardia Nacional (GN).
El carretillero le explicó que cargan maletas y mercados y que hay tarifas establecidas, que están alrededor de los 3.000 pesos por maleta, por lo que una carga puede equivaler a 10.000 o 20.000 pesos. “Con eso nos ayudamos para la comida de la casa”, dijo.
Otro carretillero entrevistado por el embajador le indicaba que cruza el puente al menos unas seis veces al día, dependiendo de cómo esté el movimiento. Tiene dos años laborando de esta manera desde que decidió salir de Anzoátegui, su tierra natal, donde laboraba como panadero, pero ya no le alcanzaba el dinero para vivir con su esposa e hija.