El verbo iluminado de Adriano González León

 

Valera 14-11-1931-Caracas-12-01-2008

 

ORACIÓN PARA QUE  SAN JUAN DE LA CRUZ  PERDONE A LOS POETAS

Señor de la lámpara de fuego, Señor que has inventado las llamas que besan, Señor que escuchaste un aire extraño en el bosque de cedro, no olvides en tu resplandor a los que aquí se congregan, los que esperan verte entre las nieblas, mirarte cuando juntes frailejones  y oteros. Señor, aquí hay hierbas frescas y aguas que  suenan para tus pies descalzos. Hay unas hondonadas  que  harán eco y repetirán mil veces tus palabras. Señor, habla y sonarán los árboles.  Señor, respira y subirán los ríos…Juan de Yepes,  Juan de la Cruz, Santico, San Juan de la Cruz, escribe por nosotros, ayuda nuestro aprendizaje, mejora nuestro camino, y sobre todo, perdona nuestras palabras , porque como tú dices: también se habla mal en las entrañas del espíritu.

Juan de la Cruz, San Juan, te pedimos que perdones a Lucrecio por su excesivo descaro,  porque él sólo tenía un gran terror a la muerte.

Perdona a Francois  Villon  por sus delitos, porque fabricó la insolencia de la palabra  y tú has dicho: ¿por qué no tomas el robo que robaste?

Perdona al Marqués de Sade, porque él mismo pidió  perderse en los escombros de su nada y que su nombre se borrara  de la memoria de los hombres.

Perdona a Quevedo  por sus desmesuras, porque después se convirtió en polvo enamorado.

Perdona a Cervantes por sus deudas, porque el mundo ha contraído  una más grande con él.

Perona a Baudelaire , porque sus flores del mal son como las flores que no cortaste.

Perdona a Rimbaud , porque su temporada en el infierno fue para hacerse vidente como tú.

Perdona a Edgar Poe , porque sus borracheras iluminaron las calles de Baltimore.

Perdona a George Sand, porque sus desparpajos eran para buscar amores.

Perdona a Emily  Bronte, porque su  pasión era una especie de continencia.

Perdona  a Henry Miller, porque su descenso a los pantanos fue una forma de purificación.

Perdona a  Anaís Nín, porque sus excesos fueron tantos como las quince mil páginas de su diario.

Perdona a André Bretón, porque él concibió un punto  del espíritu donde la vida y la muerte, lo real y lo irreal, lo comunicable y lo incomunicable, dejan de ser percibidos como contradictorios.

Perdona a César Vallejo, porque los viernes santos siempre estuvieron ligados a un beso.

Perdona a José Antonio Ramos Sucre, porque su acto suicida aconteció en la búsqueda de un cielo de esmalte.

Perdona a los poetas y a los fieles aquí congregados, porque quieren celebrar tu vida, tu muerte, tus visiones, tu cantar.

Y, finalmente, creo que a mí no me podrás perdonar. No sé…No sé… He tratado de decir muchas cosas en tu honor… He tratado de hablar de tu presencia milagrosa…He tratado de dejarte unas palabras…Y sólo queda un no sé qué que queda balbuciendo…

(Texto leído por Adriano González  León en el Encuentro Nacional de Escritores en Jajó  el 23 de junio de mil novecientos noventa y uno,  con motivo del IV centenario de la muerte de San Juan de la Cruz  )

 

PRINCIPIO

Por este camino de piedras

y árbol seco

se sale del paraíso terrenal

Eso que brilla en lo alto

es la espada del ángel

Eso que suena en las piedras

del jardín

es la maldición

No hay frutas

ni serpientes

ni ríos   que formen las raíces

No hay silencio

Nos estamos quedando solos

y es necesario el diseño

de otro mundo

(De Ramas y Secretos,1999,  Rayuela, Caracas)

 

 

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