San Salvador, 20 may (EFE).- El Gobierno de El Salvador sostuvo este lunes su apuesta en la integración social como nuevo modelo de desarrollo en las comunidades de zonas rurales y urbanas históricamente afectadas por la violencia generada por las pandillas.
El vicepresidente electo, Félix Ulloa, y el presidente de honor de la Dirección de Integración, Alejandro Gutman, subrayaron en un evento público realizado en la Biblioteca Nacional, en San Salvador, la importancia de la integración y llamaron a diversos actores y sectores del país a sumarse al esfuerzo.
Ulloa señaló que «es importante renovar el compromiso con la integración» porque es parte del Plan Control de Seguridad, impulsado por el Gobierno del presidente Nayib Bukele para combatir la violencia y que ha sido reforzado con la llamada «guerra contra las pandillas» a través de la implementación de un régimen de excepción vigente desde marzo de 2022.
El vicepresidente, que el próximo 1 de junio tomará posesión de su cargo para un segundo mandato consecutivo tras ser elegido el pasado 4 de febrero, apuntó que en la etapa de la integración social «se requiere aún más esa colaboración institucional, todos los funcionarios que están aquí acompañándonos tienen una responsabilidad, una participación y un rol importante que jugar».
Gutman, por su parte, enfatizó en la necesidad de erradicar la pobreza, «abrir accesos en los lugares donde antes no se tenía para lograr integración de millones de salvadoreño» e institucionalizar la integración.
«La pobreza está tanto en una realidad como en otra y para combatir eso hay que transformar realidades», dijo.
El funcionario lleva varias décadas trabajando por la integración y en la lucha contra la pobreza en El Salvador. Antes como representante de la organización no gubernamental Fútbol Forever y ahora como director nacional de integración.
Gutman apuesta por acercar servicios de salud, educación y vivienda a la población con escasos accesos a estos, incentivar la participación de la población en general y «la construcción de relaciones y procesos integradores entre personas e instituciones».
El Salvador fue catalogado durante muchos años como uno de los países más violentos del mundo por la violencia generada por las pandillas, principalmente por los grupos Mara Salvatrucha (MS13) y Barrio 18, que resintieron a los planes de seguridad implementados por administraciones pasadas a la de Bukele.
El Congreso de El Salvador, de mayoría oficialista, amplió a principios de mayo por vigésimo sexta ocasión el régimen de excepción como parte de la estrategia de Bukele contra las pandillas y que suspende garantías constitucionales.
La medida, de acuerdo con datos oficiales, ha dejado al menos 79.211 detenciones de personas acusadas por las autoridades de ser pandilleros o colaboradores de las llamadas ‘maras’.
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