Judith Valderrama/DLA
El drama que se vive en la sala de aislamiento del Hospital Central de San Cristóbal, en el estado Táchira no dista de las demás áreas que atienden pacientes Covid19 en el mundo, pero por tener Venezuela un sistema de salud que ya venía en emergencia todo puede ser más catastrófico. Dos médicos, Karina Suárez y Herman Blanco, que se enfrentan día a día con el enemigo desconocido que ha matado más de 712 mil personas en el planeta, nos relatan sus emociones, las de sus pacientes y cuentan conmovedores situaciones que se tienen que conocer para asumir si es obligante o no la prevención.
“Había un paciente que estaba muy saturado y cuando recibimos en la mañana le aplicamos ciertas medidas le cambiamos la mascarilla, lo cambiamos de posición y el señor comenzó a mejorar. Tenía muchas ganas de ir al baño y le dije: ´vamos yo lo acompaño´. No aguantó tres pasos, cayó. Entre todos lo levantamos y le colocamos otra vez el oxígeno. El señor se recuperó, pero está muy comprometido. Lo cuento porque la gente se desploma así, sin explicación, como se veía en videos que sucedía en las calles de Ecuador. Esto es una enfermedad grave afecta los dos pulmones, es severo y eso es lo que quiero que la gente entienda para que se cuide”.
Es el relato de la joven médico Karina Suárez, quien con más opciones de trabajo prefiere poner por encima su compromiso médico y con miedo, dudas y cuestionamientos justificados de su familia y amigos decidió medirse a trabajar en el área de aislamiento Covid-19 del hospital centinela del Táchira.
Suárez insiste en la prevención, solo la prevención –dice- puede alejar a la gente del área donde ella trabaja o de un fatal desenlace frente al galopante e invisible coronavirus.
“Una visita en casa le puede estar llevando el virus”
Karina Suárez reitera que es un virus real y ya hay muchos casos comunitarios en Venezuela y Táchira. “Cuando ingresan y le hacemos las preguntas el paciente está renuente a contar a quiénes ha visitado. Les da como miedo o pena contar donde posiblemente se contagiaron o revelar que no mantenían medidas preventivas. Pero una simple visita en su casa que usted recibe y cree que está sano, le puede estar llevando la infección. No sabemos”.
–¿Cómo fue la experiencia con el primer caso que vio fallecer por Covid19?
–“Fue, fue devastador –su voz se resiente al relatarlo- porque lo que digo, no sabemos qué más hacer. No hay una cura, no hay un tratamiento totalmente efectivo ya demostrado y el ver a ese paciente y saber que van a seguir llegando más pacientes y que puede pasar lo mismo, es devastador”.
– ¿Cuando la llamaron a trabajar al área de aislamiento lo dudo?
– “Sí. Si dude”.
-¿Qué pasó por su mente?
–“¿Qué hago? Voy, no voy. ¿Me pongo a trabajar en otro sitio? porque es lo que muchos han dicho. Salte de ese hospital, ponte a trabajar en otro sitio porque tú puedes generar ingresos de otra forma, pero como te digo, tenemos una responsabilidad moral y dije, sí, si hay mecanismos de seguridad yo iré, pero si no, no”.
– ¿Que dice a la gente que no cree que el Covid se transmite fácilmente si no hay prevención? Un mensaje usted que lidia con los pacientes.
–“El mensaje es que por favor se cuiden, la vacuna somos cada uno de nosotros. Lo único que ha demostrado efectividad son las medidas básicas de bioseguridad, el lavado constante de manos, el uso de tapabocas, no me canso de decirlo tienen que cubrir nariz, boca y mentón, todo. Y el distanciamiento social, mantengamos la distancia más de metro y medio porque se ha dicho que ese es el alcance que tienen las gotitas de saliva contaminantes. Esto es una enfermedad real que causa mucha incertidumbre, porque no hay un tratamiento específico para estos pacientes”.
Karina Suárez sostiene que dejar la salud a la buena de Dios en estos momentos, no es responsable. Agrega, que todos saben que hay un sistema de salud deteriorado y las áreas no son las adecuadas porque no hay espacio para todos, cree que eso debe llamar más a la conciencia de cada uno.
“Imaginen el contexto, enfermar tú, mientras hay 15 o 20 personas más enfermos porque se ha logrado una contención gracias al uso adecuado de las medidas de prevención. O que no se acaten las medidas y enfermar tú, cuando hay 200 o 300 personas más enfermas. Efectivamente habrá quienes recibirán atención médica y quienes no podrán. Es en este momento parte de tu decisión”.
“Los pacientes piensan que pueden fallecer y se siente solos”
Herman Blanco es médico residente del área de traumatología y ortopedia del Hospital Central de San Cristóbal, está asignado al área de aislamiento de Covid-19 y cuenta la dura experiencia de los profesionales de la salud al enfrentarse a la pandemia sin mayores conocimientos del enemigo, porque aún no hay tratamiento específico para curar este mal.
“Les quiero comentar lo fuerte de los cuadros de muchos pacientes Covid-19. Hace poco ingresó una paciente con clínica respiratoria con radiología que mostraba un caso sospechoso del virus. Ella tenía a su esposo hospitalizado, confirmado con Covid19, también al primo confirmado y en aislamiento. Sus familiares, quienes le acompañaban, traían síntomas sospechosos, pero a ella se le dejó hospitalizada porque traía sintomatología importante”.
Cuando se le informó que tenían que dejarla hospitalizada -relata Blanco- que la paciente empezó a llorar: “nos ponemos en el lugar del paciente en esos momentos… la paciente llamó por teléfono a sus hijas de 13 a 15 años y les decía llorando: ´cuídense, no salgan de la casa, háganse comida, su tía les dará la vueltica´”.
Herman Blanco menciona que la paciente relataba que sus hijas, aún niñas, se quedarían solas sin quién las auxiliara porque les habían puesto en cuarentena su casa y la comunidad.
“Me vi en su lugar, porque siendo personal de salud tengo alta probabilidad de contraer el virus en el trabajo o en la calle como cualquier persona. Pensaba, en el caso que me enferme yo, mi esposa, mis suegros ¿quién cuidaría mi bebé que tiene 8 meses? Por eso pido a la gente que vean la situación de esa manera, porque si la curva sigue en aumento como va, vamos a ver familias enteras hospitalizadas y no una al lado del otro, porque estarán aisladas entre sí. No uno al lado del otro, porque así es la disposición de los espacios”.
La reflexión que quiere dejar sentada en la conciencia de los venezolanos el medico Herman Blanco, es que se cuiden unos a otros y se imaginen los escenarios de la situación de la familia separada, sola, sufriendo y contagiada.
“Aquí hay médicos que trabajamos con vocación y le ponemos corazón a esto. Lo hacemos porque tenemos la responsabilidad, pero queremos hacer el llamado de atención a la población a que se cuide, no es solo una lucha de los médicos, no estén aglomerados en la calle. Es una enfermedad real, totalmente instaurada en el país”.
-¿Cómo son las emociones de los pacientes hospitalizados en el área de aislamiento?
– “Desde el punto de vista emocional les pega mucho esa parte de que están solos, tienen tiempo sin ver su familia, porque no se permiten visitas. Se sienten mal, les abruma el miedo por la información que tienen de redes sociales y de lo que ha pasado en otros países, que muestra de una enfermedad grave. Piensan que pueden fallecer y se sienten solos. Son los sentimientos y emociones que ellos revelan”.
Los médicos y personal de salud, según Herman Blanco, no solo les están proporcionando ayuda asistencial a los positivos Covid-19, también deben asumir el papel de motivarlos porque es apremiante su cuadro emocional.
– ¿Físicamente de qué se quejan más los pacientes con Covid19 internados?
– “Se quejan de dolor, de dificultad respiratoria, más que todo cuando comienzan a complicarse los cuadros de dificultad respiratoria y eso genera que les dé más miedo y les acelera su dificultad, lo que les puede llevar a necesitar soporte ventilatorio y sabemos que ningún país del mundo está preparado para atender con tanto soportes respiratorios, menos Venezuela”.
“Motivar al personal, no amedrentar”
Por los relatos, lo que enfrentan: el dolor y la muerte. Más el riesgo de sus propias vidas, es suficiente para el personal de salud de Venezuela que asume el reto de enfrentar el coronavirus con carencias que van desde falta de equipos de bioseguridad, insumos y hasta falta de agua potable para lavarse las manos, como ha ocurrido algunas noches en el hospital centinela del Táchira, como para tener que asumir un cuadro de presión y amenazas, que es lo que ha ocurrido.
Por esas razones el 15 de julio pasado la médico Karina Suárez hizo pública una situación de amedrentamiento que vivía el personal de salud del hospital central de San Cristóbal, les anunciaron verbalmente que quien se negara a ir a las áreas de Covid-19 tendría contundente consecuencias.
Denunciaba frente a la Defensoría del Pueblo que si un médico quiere renunciar porque no le alcanza su sueldo ni para pagar la batería de exámenes, o, porque no había material de bioseguridad disponible o suficiente para cubrir a todos los que ejercían en el hospital, incluyendo el personal de enfermería, que serían puestos a la orden de Fiscalía y el FAES (Fuerzas de Acciones Especiales) los iría a buscar.
Pasada las semanas de esas declaraciones, explicó Karina Suárez, que su intención con las declaraciones era enviar un mensaje de cómo al personal de salud del país estaba siendo amedrentando, “sé que no es solo en este hospital, sino a nivel nacional porque esas son las estrategias que tiene este sistema, pero quería enviar al mensaje que al personal se le debe mantener es motivado. No estoy en contra de la directiva del hospital Central, más bien admiro, porque no es fácil asumir una dirección en esta situación país, pero importante decirlo y que la gente lo supiera. Porque como personal no solo tenemos deberes, sino derechos. Y dar a conocer esa situación bajó mucha la presión. Por ello, más bien los invito a motivar más al personal”, puntualizó la médico.