EL PARADIGMA CRISTIANO Y EL CAPITAL SOCIAL (PARTE IV) I Por: José Gregorio Delgado Herrera

PARTE IV

La propuesta

 

A la vista de las líneas que anteceden, se reavivan los recuerdos de nuestra democracia perfectible, presente en el periodo 1958 – 1998, y la conseja popular “nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde”. Desde una perspectiva de educación ciudadana, se relacionan el derecho comunitario y el derecho municipal.

El carácter democrático, asociado a la visión del desarrollo local, con el fortalecimiento de las parroquias y municipios, con el respaldo al necesario reconocimiento de la democracia comunitaria o democracia vecinal. Es el conjunto de relaciones, para dar forma y contenido a la “Vecinocracia” y el poder los vecinos en cada comunidad municipal. Esta propuesta se presentó ante la Academia de Mérida.

Desde el horizonte teológico, ambas experiencias presentadas invocan como fundamento, la denominada “teología de la liberación”, un aporte desde américa Latina, que se observa manipulada desde los sectores de izquierda para dejarla como una expresión meramente político-ideológica.

En este sentido, el reto de reactivar estas propuestas, a la luz de los documentos del CELAM y las alternativas de la Nueva Evangelización, para por tener presente los contenidos y las observaciones que se encuentran en la Instrucción que se ofreció desde la congregación para la doctrina de la Fe, con el propósito de corregir las desviaciones y los errores observados en diferentes propuestas latinoamericanas de acercamiento entre cristianismo y socialismo, este documento se denomina Instrucción “Libertatis Conscientia” (Ciudad del Vaticano, 26 de marzo de 1986)

Los trabajos y las propuestas que anteceden, son un factor de ratificación de lo positivo que tiene el desarrollo de la participación de la comunidad, con el pleno enfoque de participación vecinal y comunitaria. En este sentido, reafirmamos lo que hemos expresado en nuestra capacitación vecinal y en la formación universitaria: Es fundamental el que se desarrolle un programa municipal orientado al desarrollo de los denominados municipios participativos. Entendemos a las parroquias civiles y eclesiásticas, como entidades locales con una vocación directa a la participación ciudadana y comunitaria, con una misión articuladora entre los vecinos y las autoridades locales.

Valoramos las experiencias comunitarias participativas, sustentadas en el reconocimiento del pluralismo y la diversidad de formas asociativas y organizadas en las comunidades, las parroquias y los municipios, que tomen en consideración, por lo menos, cinco elementos:

A partir de estos elementos iniciales, y los que se puedan agregar mediante conversaciones posteriores, presentamos la propuesta de hacer una campaña orientada a promover, organizar y crear parroquias civiles o eclesiásticas por iniciativa vecinal y laical, que desarrolle su acción conforme a las pautas aquí presentadas. Incentivar los criterios teóricos y prácticos del compromiso de cristianos y ciudadanos en las comunidades parroquiales y las comunidades municipales, en correspondencia con planes, proyectos y propuestas de acción desde las expresiones organizadas de los vecinos y las comunidades.

Evaluar y desarrollar, un programa de formación que tome en cuenta las propuestas de la Civilización del Amor y de la Nueva Evangelización, para sustentar la aplicación del paradigma cristiano que se presenta en estas líneas.

Acompañar las iniciativas, que están orientadas a dar forma y contenido a la propuesta de la Sociotecnología, y agregarle el componente espiritual o religioso de contenido cristiano. Incentivar la identidad cristiana católica, en el desarrollo de esta propuesta y establecer un puente de conexión con los contenidos propios de la Doctrina Social de la Iglesia. La comunidad en la cual se actúa y pertenece, entre distintas comunidades: la familiar, la escolar, la laboral, la profesional, la parroquial, la comunidad municipal, la estadal, la regional, la nacional y la comunidad internacional.

Presentar este contenido para el estudio a las organizaciones integrantes de la Red de Acción Social de la Iglesia, iniciando por los capítulos existentes en Mérida y Trujillo.

 

Epílogo

 

Atendiendo a lo expresado en ambos trabajos, podemos pensar en una utopía o sueño realizables, desde la perspectiva de reflejar una realidad y una vivencia comunitaria, en ambos casos, enmarcada en un sentido espiritual o religioso. Estamos frente a una fuerza interior, que en los ponentes previos y en los trabajos anotados, bien pudiera identificarse con el corazón de los hombres, que se manifiesta como una ilusión o un sueño por cumplir, tomando en cuenta las tareas de transformación social que se indican en cada caso.

Aquí esta la fuerza o el impulso moral que, expresa un imperativo ético, que traspasa cualquier quehacer humano, pero que le da sentido a lo que se quiere realizar. Podríamos decir, que es el factor de cohesión que sustenta la combinación armoniosa entre la belleza de la tarea, del amor dedicado a ella y del resultado de plenitud en la proyección de la persona sobre su obra o los cambios profundos por imperio de la justicia en las organizaciones. Es un impulso moral que le da trascendencia a la tarea ejecutada. Este es el sentido que se le atribuye, a la expresión española: “¡pon o ponle corazón¡”, a la cual se le atribuye como significados: ímpetu, ilusión, entusiasmo, y también el sentimiento, afecto y amor, en la tarea, la iniciativa emprendida o en el proyecto a ejecutar. Esta es la fuerza vital implícita o declarada, al insistir en la idea democrática, algunos la llaman democracia comunitaria, en lo personal me inclino por la democracia vecinal o local, que identificamos en la idea de la “Vecinocracia”. Y en un contexto más general, podemos entrar el aporte de Mario Bunge, cuando nos propone su “Democracia integral”; este componente democrático es señalado en las ideas expuestas que motivan el presente trabajo.

Y para ser consecuente, con las ideas expuestas en el contexto de un Paradigma Cristiano, Alternativa Cristiana o Comunitarismo Cristiano, hago mía la voz autorizada del padre Moreno, casi al término de su propio epílogo, cuando expresa lo siguiente:

“El poder vecinal, guiado por la Doctrina Social de la Iglesia a través de los poderosos medios de comunicación que tiene, formando opinión, puede devolver la confianza al pueblo, aceptar la honestidad en el comercio y la virtud en el consumo. Con líderes naturales formados en las luchas sociales, sin intromisión del sindicalismo burocrático, se asegura una nueva generación en los comandos de la nueva democracia”.

En el contexto de la actualización hay que tener en cuenta que, la referencia a la DSI, es un recurso importante, para hacer presente la voz de la Iglesia en lo social, sin embargo, algunos autores prefieren hablar de “Enseñanza Social de la Iglesia”, dejando como aporte: las características o condiciones del seguimiento de Cristo hoy.

Esta propuesta de análisis, que tiene en cuenta el aspecto comunitario, se presenta en el contexto de la referencia a la “Iglesia en salida”, que se ocupa de las “periferias existenciales”, según las orientaciones del papa Francisco.

En relación al seguimiento de Jesucristo, siempre se habla de la novedad del Evangelio y de la existencia de elementos fundamentales para la relación con Jesús resucitado, en la Iglesia y en la vida de los cristianos. Una meta transformadora, a partir de la idea de una Comunidad Cristiana en Crecimiento en Cristo, en medio de una batalla espiritual asociada a la divulgación del Reino de Dios en los corazones de los seres humanos y en el mundo creado.

En el contexto de la pandemia, la Iglesia Católica reafirma la unidad alrededor de la figura del papa y la insistencia en cuatro elementos fundamentales: la proclamación de la Palabra, la adoración a la Eucaristía, el arrodillarse frente a la Cruz y el Crucificado y la oración constante ante María, la Madre de Jesús y Madre nuestra.

Desde una perspectiva documental, se puede anotar como una expresión de la denominada Nueva Evangelización, no porque se sustente en una doctrina nueva, sino por valorizar la siempre invocada “novedad del Evangelio”, que se actualiza en las diferentes realidades. En esta orientación se pueden conciliar los contenidos de la Doctrina Social de la Iglesia y los documentos emanados de las diferentes Conferencias Episcopales Latinoamericanas y del Caribe, convocadas por el CELAM, desde Medellín (1968) hasta Aparecida (2007)

Terminado nuestro aporte, en el contexto de la revisión final, se recibe la noticia de la publicación por parte de la Congregación para el Clero de una Instrucción de fecha 20 de julio de 2020, titulada “La Conversión Pastoral de la Comunidad Parroquial al servicio de la Misión Evangelizadora de la Iglesia, sobre la cual escribiremos luego, pues la relacionamos con la revisión necesaria, a partir de la propuesta que presentamos. Ya escribiremos sobre el particular.

Esperamos que este material sea útil, al debate necesario, tomando como referencia la realidad actual de la Iglesia Católica y de la sociedad en su conjunto, que impune la búsqueda de nuevas opciones para actuar.

*Abogado católico y activista de Derechos Humanos

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