El Padre Andrade, cuando La Puerta se cerró a la estupidez, 1980 / Por Oswaldo Manrique

Sentido de Historia

 

 

Trabajó toda la noche anterior, en la elaboración de su discurso. Le solicitó a la señora Isabel Godoy, que lo atendía, que le preparara algún guarapo para esas horas. En horas de la tarde del día siguiente, con cierta lentitud y dificultad, salió de su casa pintada de verde manzana, marcada con el N° 21 de la avenida Los Pinos, en la urbanización Lazo de la Vega, en la ciudad de Valera, para montarse en el carro que lo llevaría a La Puerta, sitio que le agradaba por su clima y la gente.
El recordado presbítero Juan de Dios Andrade (Tovar, 1907 – Valera, 1980), fue uno de los más eminentes en su apostolado, sencillo ciudadano, sabio y culto sacerdote de Valera. Cronista y personaje ilustre de esta ciudad. Su vecina, la profesora Luisa Moreno, recuerda que las familias de la urbanización Lazo de la Vega, lo identifican históricamente por su famosa Rogativa de la libertad, del 19 de enero de 1958, días antes de la caída del dictador Pérez Jiménez, por la que salieron junto con él, centenares de valeranos a las calles a protestar contra el régimen militar, y a reclamar sus derechos políticos y civiles; y por su acción en favor de los pobres, en los años 60, se le relacionó con la lucha armada y se le calificó de comunista; algo semejante le ocurrió al padre Espinosa en Boconó, quien sí estuvo vinculado al Frente Guerrillero Antonio José de Sucre.

El padre Andrade, con motivo del 360 aniversario de la población de La Puerta, fue escogido el día anterior, para pronunciar el Discurso de Orden en la sesión solemne celebrada en dicha comarca, por el Concejo Municipal de Valera. Discurso que considero: es una pieza extraordinaria de la oratoria social y ambientalista, cargado de sindéresis, análisis y propuesta, con fina elaboración y de profundo contenido histórico trujillano.

En efecto, en horas de la noche del 20 de agosto de 1980, estuvo allí, entró al Cine Parroquial, lo presentaron, aquel hombre calmado y sencillo, tomó el micrófono y sentado en una silla por estar muy quebrantada su salud. De inicio reconoció con su sinceridad y sencillez, que para la elaboración de un buen discurso, requiere tiempo e investigación, sin embargo, <<un mal discurso es una cosa encantadora>>. Luego de algunas consideraciones históricas previas sobre La Puerta, el presbítero Juan de Dios Andrade, dijo lo siguiente: <<La Puerta es un pueblo privilegiado por la naturaleza. Un pueblo que es preciso cuidar y defender. La campaña que acaba de librar con el beneplácito del Estado, de los pueblos, de las instituciones, las personalidades, la prensa, ha sido una campaña admirable, pedagógica, aleccionadora. Con motivo de esa campaña, escribí una nota alertando sobre la amenaza que se cierne sobre los pueblos del Estado Trujillo. Los millonarios urbanizadores con teorías de urbanismo mercenario e inhumano en el cual se excluye toda tabla de valores y se exhibe solo el poder y la magia de los millones, han amenazado al Estado Trujillo en cuyos pueblos han visto la posibilidad de hacer fuertísimas inversiones>>, de esta forma fustigó fuertemente a los urbanizadores inescrupulosos.

Con su enfoque dialéctico y cristiano, afirmó viendo el presídium de la sesión en el que destacaba la presencia de la Dra. Dora Maldonado de Falcón, Gobernadora, el cuerpo edilicio y otros funcionarios y personalidades de conocida trayectoria en el estado Trujillo, lo siguiente: <<Pero el pueblo de La Puerta con su madurez de tres siglos y medio cerró la puerta al proyecto monstruoso que se pretendía realizar en sus contornos>>, se refirió al macro proyecto urbanístico que desarrollaban frente al Hotel Guadalupe, tierras del Resguardo Indígena y del padre Francisco Rosario.

La prensa regional, cubrió el evento y tituló: <<El pueblo de La Puerta cerró la puerta al proyecto monstruoso>> (Diario de los Andes, edición del viernes 12 de agosto de 1980) El padre Andrade, estudioso, actualizado en los temas fundamentales de su tiempo, era admirador de un arquitecto norteamericano de nombre Frank Lloyd Wright, conocido por su  valentía de declararse enemigo de las grandes metrópolis y de los rascacielos, porque le parecía, que precisamente esa clase de hombres son los que combaten la imbecilidad universal, es decir, a los débiles y escasos de razón.
De este Lloyd, tomó ciertos fragmentos de una de sus obras, así: <<es preciso renunciar y suprimir todo lo que se superpone a la naturaleza, lo que es fruto de la vanidad y de la estupidez del hombre, las fachadas, las moles, la simetrías al gusto, el fasto, la ornamentación, la grandiosidad, la ostentación, la acumulación, el edificio que tiene por objeto causar un estupor estético, la ciudad destinada a la convivencia sofocante y gregaria. Todo lo que deforme la naturaleza es un delito>>, este flagelo, lamentablemente abrumó y sigue abrumando a la geografía puertense, ya no es sólo el daño de La Maraquita, ahora se expande el depredador por la falda del Páramo, en el sector Los Bicuyes y Santa Bárbara, con la anuencia de las autoridades y pobladores.

Continuó disertando el padre Andrade sobre Lloyd y compartió lo referido a la conducta del género humano, que  <<debe cesar de obstaculizar y de afear los santos y libres campos con sus desmoñadas construcciones de piedra, de hierro y de cemento>>, y explicó en forma didáctica el por qué: <<una cueva montañosa, un antro acomodado, una bella caverna, una gruta espaciosa, el tronco de un árbol gigante, he ahí las moradas de hace 100 siglos, he ahí las moradas del futuro. Los rascacielos son un insulto a la naturaleza, a Dios; las cavidades naturales son las únicas habitaciones perfectas porque significan nuestra renuncia total a la jactancia humana que quiere levantar moles de murallas enfáticas y superfluas, sobre la sagrada virginidad de los prados, de los bosques y de las montañas>>, hasta aquí citó a Frank Lloyd Wright.

Su histórica alocución es un llamado a la sensatez, al respeto de la naturaleza y a la armonía con el entorno, por eso,  <<Los habitantes de La Puerta, tienen un tesoro que cuidar, que defender contra el pseudo urbanismo en boga. Este Valle encantado, con su brisa de marcas sutiles, con sus nubecillas errátiles, su clima delicioso, sus exuberantes sembradíos, su templo, su río, su variedad y riquezas florales, este Valle momboyano es un patrimonio de Trujillo y Venezuela. Aquí venimos propios y extraños. Venimos a respirar el aire transparente, saturado de esencias jardinescas>>; esta reserva de vida, viene siendo ilegal e inescrupulosamente intervenida en la falda del Páramo, en el sector Los Bicuyes, por la insatisfecha voracidad de los constructores y agentes inmobiliarios. No bastándole el cementerio de casas de La Maraquita.

Reflexionando el Padre, alegó que, <<Aparte alguna vez me he referido a las visitas a La Puerta. No es solo un poco de clima gratísimo… es también una necesidad del hombre contemporáneo, que se mueve y se desvive en el laberinto de las ciudades como un fantasma. El hombre es un trozo de la naturaleza, no puede divorciarse de ello, necesita de su contacto, de su aire puro, de sus alturas, de sus aromas vegetales, de sus colores, de sus ríos, de sus montañas mágicas para vivir y rehacer sus energías>>; un llamado a desarrollar un turismo equilibrado, sano y sin invasión de cemento.

El padre Andrade culminó su magistral discurso, alentando y dirigiéndose a los asistentes al acto, con esta enseñanza: <<Señores: La Puerta tiene la poesía de un simbolismo perdurable. Se abre para las cosas nobles y hermosas que quieren traerle y se cierra, para las cosas negativas y estúpidas>>; aquí, resumió y remató con ese don didáctico, mezclado con esa prosa superior de las ideas, esta extraordinaria pieza oratoria.

Uno de sus biógrafos, escribió: <<Andrade fue un humanista, adusto, con un solo objetivo servir al prójimo>> (Ramón Rivas Sáez, Diario de los Andes, 2 noviembre 2020. Juan de Dios Andrade, el Demócrata).

El recordado cronista, licenciado Elvins González, sobre las cualidades y virtudes, reconoció que, Andrade <<Fue un orador de grandes recursos y fue verdaderamente superior en la prosa de las ideas, que remataba con excelente maestría. Con una cultura sólida, de erudito, apeló, como ya dijimos, a la mordacidad para criticar y corregir entuertos, pero la mayoría de sus artículos y escritos tuvieron un sentido aleccionador, bajo la premisa de enseñar y educar, exaltando virtudes y censurando vicios, y siempre divulgando conocimientos, bajo el influjo dominante del realismo y una fe cristiana sin dobleces>> (Elvins  González); fue un Maestro.

El profesor Francisco González Cruz, en una de sus notas sencillas, mostró la dignidad y entereza de Andrade, remontándonos a la contingencia en que  este Párroco por retaliación política fue obligado a entregar la Iglesia de Valera, el 1 de marzo de 1962, al poco tiempo de Preconizado Monseñor  Rojas Chaparro cómo Obispo, <<El trasfondo fue que el padre Andrade defendió la revolución cubana, y ante la respuesta del Obispo lo atacó por la prensa con artículos poco santos, que también golpearon algunos valeranos relevantes y al buenazo Monseñor Godoy. Una pelea de pesos pesados. Cuando el padre Andrade estaba contra las cuerdas, no lo salvó el árbitro sino el doctor Senior, que lo nombró Cronista de Valera con sueldo, y el doctor González Gil, que lo nombró Capellán del Hospital>> (Amigos del Ateneo de Valera. 2023); este interesante dato, confirma que los curas en aquella época,  con su similar hábito, estudiosos, librepensadores, con diferentes prácticas pastorales, difieren en sus preferencias políticas.

No tengo la menor duda, que el discurso del que hoy publicamos unos pocos párrafos, es una pieza magistral, no solo en el campo de la fina elocuencia y oratoria de estrado, sino una lección admirable en cuanto a la llamada ecología o ambientalismo, pero sobre todo, recoge palabras esperanzadoras para las nuevas generaciones de nuestra población. Tal vez, este sea el último discurso dado por el padre Andrade, quien falleció al poco tiempo, el 21 de diciembre de 1980. Vale su recordación, a 44 años de ser escuchado en la población de La Puerta, y publicado en Diario de los Andes, por tener su contenido, profunda vigencia en estos tiempos de “agendas universales”: Abrir La Puerta,  <<para las cosas nobles y hermosas que quieren traerle y se cierra, para las cosas negativas y estúpidas>>. Esa es la lección.

 

 

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