Barcelona/Roma, 29 abr (EFE).- Después de la victoria de prestigio ante el Real Madrid en la final copera, el Barcelona afronta un nuevo paso en su carrera hacia otro título con el escollo del Inter de Milán, en un duelo entre el mejor ataque y la mejor defensa de Europa con alguna cuenta pendiente.
Llegan ambos equipos con dinámicas diferentes y con mucha carga de partidos. Los de Hansi Flick con la adrenalina disparada tras el subidón por el título, por cómo se produjo y por el rival; los de Simone Inzhagi un poco más desinflado, después de que en los últimos partidos su principal fortaleza -la defensa- no esté al nivel que le ha llevado hasta aquí.
El Barça tiene una gran cuenta pendiente con los interistas. Un mal recuerdo desde 2010, con aquel enfrentamiento en semifinales entre los azulgrana que entrenaba Pep Guardiola y el Inter de Jose Mourinho, con un gran premio: la final que se disputaba en el Bernabeu.
Pero a los catalanes todo le salió mal. Desde la casualidad por la súbita erupción de un volcán islandés de nombre impronunciable, el Eyjafjallajokull, que les obligó a realizar el trayecto de mil kilómetros en autobús y pernoctar en Cannes.
En la ida, el Barça, que se adelantó en el marcador, acabó perdiendo por 3-1, con un controvertido arbitraje del portugués Olegario Benquerença. Los catalanes se quejaron de una falta previa antes del 2-1, de un claro fuera de juego de Diego Milito en el 3-1 y de un penalti de Sneijder a Alves antes del final del partido.
En la vuelta, aún fue peor. Con 1-0 en el marcador, el árbitro anuló un tanto a Bojan Krkic prácticamente sobre el minuto 90 por unas manos previas de Touré que no se vieron en la repetición, una decisión que apartó al Barça de la final del Bernabeu. Por entonces, el VAR no era ni una opción.
Aquel Inter ganó el triplete, Mourinho se fue al Real Madrid y el Barcelona de Guardiola firmó catorce títulos en cuatro años, entre ellos tres ligas, dos Champions y un sextete.
Y el Barcelona de Hansi Flick quiere seguir sumando hacia los grandes objetivos. Con la resaca emocional tras el título copero, falta por ver qué planes tiene el técnico alemán para mañana, después de la exigencia física de la final copera.
Siguen de baja segura por lesión Alejandro Balde y Robert Lewandowski. En Sevilla, el carrilero fue suplido por Gerard Martín, mientras que Ferran Torres entró por el polaco. Ante el Inter podría repetirse esta secuencia, máxime cuando el defensa demostró su fiabilidad y el delantero su estado de gracia, ya que fue quien llevó el partido a la prórroga.
En todo caso, Flick esconde sus cartas y más allá de admitir que ‘Tek’ Szczęsny será el portero titular, no quiso desvelar nada, más allá de que su equipo tiene «una gran oportunidad» para llegar a la final de la Champions.
Sin embargo, el técnico alemán podría plantearse alguna rotación, aunque no en el lateral diestro, donde Jules Kounde, en un gran momento de forma, es inamovible.
En el eje central los titulares Pau Cubarsí, uno de los más destacados en la final copera, e Íñigo Martínez parecen partir con ventaja, aunque Ronald Araujo podrá tener su oportunidad.
Frenkie de Jong y Pedri jugarán por delante de la defensa, como Lamine por la derecha y Raphinha por la izquierda. La punta será propiedad de Ferran Torres.
La principal duda estará en la posición de mediapunta, donde Flick tiene tres opciones. Puede optar por Dani Olmo, como en la final de Copa, o situar a Gavi, que reforzaría más la media, o poner a Fermín, que también estuvo muy bien saliendo desde el banquillo en Sevilla.
Para el Inter el partido llega en uno de los peores momentos del curso. Sus últimas dos semanas son terribles. Humillado ante el Milan en Copa Italia, derrotado en sus últimos 3 partidos, superado por el Nápoles en la tabla de Serie A, sin marcar gol desde el pasado 16 de abril y con el sueño del triplete roto en mil añicos.
Tiene, sin embargo, varios clavos ardiendo a los que agarrarse en la búsqueda de su resurrección. Algunos intangibles como el recuerdo de la edición de 2010 en la que consiguió eliminar a los blaugrana en las semifinales para acabar ganando el torneo; o como la reciente experiencia positiva en 2022, donde superó a los ‘culers’ en fase grupos y llegó también a la final, aunque perdió ante el City.
Otros más palpables, más reales. Uno es que es el equipo menos goleado de la competición. Y el otro es el regreso ‘in-extremis’ del francés Marcus Thuram. Su ausencia ha marcado este último tramo de la temporada interista, en la que un bloque que parecía indestructible se vino abajo en poco más de una semana.
El francés, mejor aliado del argentino Lautaro Martínez, será la gran duda del once, pues solo entrenó una vez con el grupo desde que se lesionara el aductor izquierdo el pasado 18 de mayo.
En caso de que Inzaghi decida no arriesgar, el austríaco Marko Arnautovic acompañaría al ‘Toro’, que volverá a ser la gran esperanza de este Inter para conseguir un resultado favorable en Barcelona y poder dar un vuelco a la mala situación.
El de Bahía Blanca, máximo goleador de la historia del club en ‘Champions’, ya sabe lo que es marcar al Barcelona y llega tras haber sido fundamental en la eliminatoria de cuartos ante el Bayern de Múnich.
Inzaghi, con la única duda de Thuram en mente, recuperó también al neerlandés Denzel Dumfries para el carril derecho y solo tendrá la baja confirmada por lesión del francés Benjamin Pavard, fijo en la línea de 3 centrales en la que ahora parte como favorito en su puesto el alemán Yann Bisseck.
Alineaciones probables:
Barcelona: Szczęsny; Kounde, Cubarsí, Íñigo Martínez o Araujo, Gerard Martín; Frenkie de Jong, Pedri; Lamine Yamal, Olmo o Gavi, Raphinha; y Ferran Torres.
Inter de Milán: Sommer; Bisseck, Acerbi, Bastoni; Dumfries, Barella, Calhanoglu, Mkhitaryan, Dimarco; Thuram o Arnautovic y Lautaro.
Árbitro: Clément Turpin (FRA).
Hora: 21:00 CET (19:00 GMT). Estadi Olímpico Lluís Companys.
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