El Fiscal y el tren del llano | Por: Clemente Scotto Domínguez

 

“Tren” es palabra polisémica derivada del francés “train”; fila de bestias de carga que siguen a alguien; a partir de 1829 vino a denominar a la locomotora y el conjunto de vagones o carrozas que ella hala; medio de transporte ferroviario; modo de andar en la vida: a todo tren, tomar el tren, perder el tren; también, ostentación o pompa, en lo perteneciente a la persona o cosa;  y en la jerga moderna de la organización criminal, la banda que desarrolla el pranato y protege al pran, el cual suele darle su nombre.

El sueño de tener en Venezuela un sistema de red ferroviaria que contribuya con eficiencia para enlazar nuestro amplio territorio en sus inmensas posibilidades para la producción y la vida, donde asentar y sostener de manera equilibrada y equitativa a la población creciente del país, tiene larga historia y distintas generaciones que lo han defendido e impulsado, también gobiernos que lo tomaron como estandarte. Tuvimos red ferrocarrilera a fines del s.XIX y hasta los años 50 del s.XX, que prestó importantes servicios a la economía del país; los “intereses de la modernidad” acabaron hasta con aquel tren de El Encanto. Más tarde vino el “plan ferroviario nacional 1976-1990” con una longitud de 3.697 kms, que junto a otros detalles  fue anunciado en diarios y pancartas públicas, pero se ahogó en las fantasías del famoso V Plan de la Nación, que Pérez Alfonso calificó “Plan de destrucción nacional”.

También –es conveniente recordarlo-, ha habido poderosos intereses que lo han adversado, invirtiendo los recursos públicos para el desarrollo de carreteras y el transporte de carga y pasajeros mediante otros medios automotrices. Aquí no haré comparaciones de costos, calidad y potencialidades que representan una u otras; tampoco  sobre un sistema intermodal integrado para mejorar eficiencias.

En 1998, fue presentada al país una propuesta política para la transformación de Venezuela, donde se ponía de relieve los grandes desequilibrios de ocupación e inversión entre las regiones norte costera, llanera y de Guayana con necesidad de cambiar la mirada territorial para impulsar algunos ejes de desarrollo orientados en ese propósito. Se retomó un plan precedente para el eje Orinoco-Apure y se elaboraron planes para el llamado “arco norte llanero”, con propósito de articular las múltiples ciudades intermedias  del llano venezolano, ubicadas en el piedemonte sur de nuestro sistema montañoso norte.

Se hicieron planes para el desarrollo regional donde participaron actores locales, regionales y nacionales, se dictaron leyes y decretos para fortalecer la capacidad de gobierno a distintos niveles, se concibieron acciones y orientaron presupuestos y recursos e hicieron discursos y programas para anunciarlos y difundirlos; también algunos convenios y contratación de obras, incluido el internacional. Dentro de ellas, el Plan Nacional Ferroviario , que comprendía el tramo  de oriente al llano, bautizado con el nombre de “Emilio Arévalo Cedeño”, aquel guerrillero que se enfrentó a Juan Vicente Gómez”; “calculan que las 10 estaciones …estén funcionando para diciembre del año 2012” como escribió Eligio Rojas en la sección Pulso Regional del  diario “Últimas Noticias” en la  edición del 27-02-2010.

Sobre el tramo ferrocarrilero, diseñado “como vía doble electrificada… el tren correrá a 220 k/h” para cubrir en 4 horas la distancia de 468 kms” desde Tinaco, pasando por El Pao (Cojedes), Dos Caminos, El Sombrero, Chaguaramas, Valle de la Pascua, Tucupido, Zaraza (Guárico) Aragua de Barcelona, hasta Anaco (Anzoátegui); se estimaron  15.890 pasajeros diarios entre esas ciudades con capacidad de carga de 9 millones de toneladas al año. La obra, con un costo de 7.500 millones de dólares bajo la responsabilidad del Ministerio de Obras Públicas y Viviendas, fue contratada a la empresa Corporación China de Ferrocarriles, cuyo presidente ejecutivo  “enseñó el mapa de la obra y detalló los beneficios que le traerá al eje norte-llanero”; también declaró que el consorcio trajo dos barcos repletos de herramientas; “es la primera vez que salen de China tantas maquinarias; trajimos casi 800 juegos de maquinarias y 500 contenedores”.

La obra se inició en octubre del 2009 y “es la más importante, no sólo en monto, porque con esto deberíamos cambiarle la cara a todo el eje centro llanero donde hay una cantidad de poblaciones que antes tenían que depender del camión; ahora van a tener un ferrocarril que los va a ayudar a sacar sus cosechas”, declaró el ministro de la época, Diosdado Cabello. William Lara (q.d.p.), entonces gobernador de la entidad, la describió como “el salto cualitativo histórico del Guárico”. Para Tarek William Saab en su condición de gobernador oriental, significa “la modernización para la zona centrosur” que viene a corregir “un desequilibrio territorial de ocupación” en “un sector de Anzoátegui con un alto potencial agrícola y ganadero que no ha podido desarrollar por la inexistencia de vías de comunicación”; además agregó “nos sentimos satisfechos  de que Anzoátegui haya sido tomado en cuenta para este proyecto”. Es claro que estaba en la conciencia gubernamental, la alta importancia y prioridad de esa obra.

El año 2016, -durante un viaje hacia Caracas desde Caicara del Orinoco por Las Mercedes del llano-, nos dio alegría ver el avance en un trecho de vía ferrocarrilera cercano a Chaguaramas. Diversos acontecimientos y circunstancias de país, nos han impedido volver por esa zona, sin embargo hemos escuchado noticias generales sobre la paralización, deterioro e incluso abandono de materiales para esa obra en construcción, que habrían sido exportados como “chatarra” metálica, a través de embarcaderos administrados por una empresa pública.

En fechas recientes el Fiscal General de la República declaró, -con el apoyo de los altos niveles de gobierno-, abrir causa inquisitoria contra la corrupción en el país, como uno de los grandes males que amenazan la estabilidad republicana; acción que saludamos con beneplácito en aras a la salud moral de la República y de la cual esperamos pueda tener resultados efectivos para el propósito bolivariano planteado en el Discurso al Congreso de Angostura el año 1819. “… un gobierno eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz”.

En nuestros desempeños dentro de la Administración Pública, dimos especial importancia a un deber legal y moral de todo gobernante: la rendición pública de cuentas, con la consigna “quien administra fondos públicos, debe rendir cuentas públicas”.  Disponíamos con todos los responsables de la gestión, hacer periódicamente jornadas de información, revisión y reflexión en las parroquias y otros espacios públicos relevantes, tanto para la formulación y presentación del presupuesto participativo como para rendir cuentas públicas de la gestión, dando detalles de la ejecución presupuestaria, las contrataciones, los gastos, lo realizado y también dar la cara por lo no alcanzado, incluido los errores para corregirlos, porque “más vale errar con la gente que acertar sin ella”. Además, tenemos convicción que es necesario desarrollar en el pueblo la cultura de exigir cuentas públicas a quienes administran fondos públicos, lo cual vale para toda gestión colectiva.

Consideramos que es un camino hacia el mejoramiento de la percepción de las gestiones de la administración pública que ayudaría a recuperar confianza en la gestión de los gobernantes, lo cual animaría para que la gente honesta pueda ser efectivamente reconocida en su labor, y los deshonestos puedan ser demandados y condenados para ejemplo de la moral pública; de modo que la lucha contra la corrupción pueda producir frutos beneficiosos para la República. Lo contrario favorecerá el partido unido de los anti-bolivarianos, como ha sucedido desde la muerte de Bolívar.

La importante trascendencia de la obra del tren del llano (lo mismo podríamos decir del tren de Aragua y el centro) reclama rescatar la información pública del estado en que se encuentran las obras, pagos, avances, costos y salvaguarda del patrimonio nacional, que ayuden a la cultura de exigencia de cuentas públicas a quienes administran fondos públicos.

La opacidad en el manejo de la gestión, es camino frecuente para ocultar la desviación no sólo de recursos, también el despilfarro de talentos, la pérdida de oportunidades y la expansión de la desesperanza, que tanto daño hacen a la autoestima colectiva. La hora presente de Venezuela reclama para todos, la voluntad de encuentro y la rendición pública de cuentas ante la Nación. Sólo la sinceridad de los actos cumplidos y las responsabilidades asumidas, permitirán encontrar los mejores caminos para la patria y la felicidad de los ciudadanos con el establecimiento y estabilidad de un gobierno eminentemente moral…

A Tarek William Saab, en su condición de Fiscal General de la Nación y miembro destacado del Consejo Moral Republicano, le insto a desplegar las funciones y atribuciones del Poder Ciudadano por el bien de la República; a investigar e informar públicamente sobre las situaciones en torno al “tren del llano”, también el “tren del centro” (Aragua, Carabobo, Miranda), para que ésta y las nuevas generaciones puedan disfrutar sus beneficios y no les acontezca la confusión al mencionar “tren del llano” o “tren de Aragua” -nominado “Picure”, “Koki” u otros pranes-, como dominio criminal del Pranato.

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