- *La pandemia frenó un incipiente proceso de recuperación
Para efectos de la crisis mundial del turismo, Mérida no es más que una de las ciento de ciudades (por no decir países enteros) que han visto caer estrepitosamente su industria turística, merced del Coronavirus asomado en nuestras vidas desde mediados de marzo de este año 2020. En Venezuela cumplimos en este momento 6 meses exactos de lo que muchos han llamado la nueva realidad. Nueva y muy difícil.
Con cifras mundiales de muertes que se aproximan al millón de personas y contagiados que superan los 30 millones, el virus Sars CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19, ha generado un efecto “devastador sobre el turismo”, según palabras textuales emitidas a inicios de septiembre por el Secretario de la Naciones Unidas, el portugués António Guterres.
Hasta el pasado mes de agosto, según Guterres, el turismo mundial había caído un 50% como consecuencia de la paralización mundial debido a la presencia del Coronavirus desatado. En términos numéricos, la citada caída de la actividad turística ha supuesto para el mundo pérdidas económicas cercanas a los 330 mil millones de dólares y mantiene en vilo a no menos de 120 millones de empleos de este sector específico.
A tono con ese crudo inventario, el Secretario General de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Zurab Pololikashvili, ratificó también a inicios de septiembre que “el turismo ha sido el más afectado de todos los grandes sectores económicos” e incluso estimó que desde 1950 (es decir desde hace 70 años) el turismo no había sufrido una situación tan caótica como la que hoy enfrenta.
Las estimaciones de la OMT para el último trimestre de 2020 no son alentadoras ya que prevé que, como mínimo, el turismo mundial “podría caer un 60% pero en el peor escenario dicha caída general podría llegar al 80%”.
Punto de quiebre
Aunque por los contundentes datos internacionales pudiera dar la impresión de que es el Coronavirus – y sólo éste – el causante protagónico de las desgracias del turismo en Venezuela, la verdad es que la situación, para los efectos venezolanos, es como la de aquella persona mal herida que es llevada en una ambulancia hacia la emergencia del hospital y en el camino la ambulancia choca y se incendia.
En esa línea de admitir la contundencia negativa del famoso virus pero de dejar en claro que en Venezuela teníamos nuestros previos “virus” – crisis de servicios públicos, falta de combustible, inseguridad, entre otros – Leudo González, presidente del Consejo Superior de Turismo (Conseturismo), aseguró que el sector turístico venezolano “está en condición crítica”. Agregó este mismo vocero que “estamos muy cerca de ver operadores que manifiesten su incapacidad para abrir nuevamente sus empresas y operaciones” lo que compromete el futuro laboral de 300 mil personas.
Cifras en su mínima expresión
Cuando altos funcionarios de organismos internacionales afirman que el turismo “es el sector económico que se ha llevado la peor parte por la crisis generada por el Coronavirus”, para los empresarios y emprendedores turísticos merideños, dicha afirmación equivale a llover sobre mojado.
Y es que la crisis económica, política y social en Venezuela venía reduciendo al turismo en el estado Mérida, hasta llevarlo en 2019 a caídas tan brutales como un 70% o más de su capacidad. Luego, sí, vino el muy contagioso virus y envío al turismo – al de Mérida y al del mundo entero – a una sala de cuidados intensivos de la que aún no ha sido dado de alta. En la llamada “capital turística y estudiantil” de Venezuela, lo que mal venía, empeoró
Para ilustrar esta realidad, valga citar que hace 15 años, en el año 2005, visitaron el estado Mérida más de un millón 600 mil turistas, según números emitidos por la Corporación Merideña de Turismo (Cormetur) y citados en el artículo “El Turismo receptivo en el estado Mérida en cifras”, de la investigadora Marysela Morillo. Ese año la ocupación de hoteles y posadas fue del cien por ciento.
El consolidado anual de estadísticas oficiales vinculadas al número de visitantes al estado Mérida, para los años 2018 y 2019, no lo maneja la Cámara de Turismo pero se estimada una caída de hasta un 80% de la actividad. No obstante, el sector privado admite que hubo una leve mejoría – desde la percepción de los empresarios del sector – de las cifras para finales de 2019 e incluso inicios de 2020, lo que hacía suponer que este año podría haberse iniciado un proceso de crecimiento.
Alejandra Luna, quien es directiva de la Cámara de Turismo del estado Mérida (Caturem), considera que la incidencia de la crisis del país en el turismo de Mérida fue progresiva pero que desde hace al menos una década comenzó a acentuarse hasta llegar a este 2020, año en el que la sumatoria del Coronavirus a los problemas preexistentes han hecho que “la caída puede ser del 99% en las actividades vinculadas al turismo”.
En Mérida: no se pierden las esperanzas
En ese sentido, y aunque parezca una contradicción, la prolongada lucha emprendida por los referidos empresarios, haciendo frente a la variada gama de obstáculos que ha tenido que enfrentar el turismo en el país – pero más específicamente en Mérida, un estado que asienta un 30% de su economía en la llamada “industria sin chimeneas” – ha generado una experiencia y una clara resiliencia, que lleva a ver al Coronavirus no como “el problema” sino como “uno de tantos problemas”. Esto es: la Covid-19, como enfermedad, representa un reto más a superar, pero no el único obstáculo.
Así piensan, por ejemplo la ya citada Alejandra Luna, directiva de Caturem, al igual que José Antonio Muñoz, también directivo de la misma organización, quienes si bien tienen plena conciencia de las condiciones totalmente inéditas que ha generado el virus pandémico, también consideran que este golpe se puede enfrentar e, incluso, superar.
Al respecto Alejandra Luna, quien también gerencia la empresa Patchamama Tours, en el área de agencia de viajes, recordó que durante los años 2018 y 2019 fueron varios los eventos que se organizaron desde Mérida con la idea de reactivar el sector turístico.
Específicamente cita Luna a los eventos FamTrip Desafío Mérida 2018, que se efectuó a mediados de 2018, el Workshops Turístico Venezuela 2018, que tuvo lugar a finales de ese año y la actividad FuTurismo 2019, que si bien efectuado en Cúcuta, tuvo la presencia organizada del sector turístico merideño, el cual participó activamente en busca de buscar ideas y estrategias. “Esos eventos – explicó Luna – tuvieron un gran impacto nacional y generaron grandes beneficios para reanimar a un sector que sigue atravesando una crisis muy difícil”.
No bajar los brazos
Por su parte José Antonio Muñoz, quien además de sus responsabilidades en Caturem es gerente de la Agencia Scanu Travel, convalidó la apreciación de que a finales del año pasado (2019) y a inicios de este año 2020 había indicios de ciertas mejoras en algunas actividades vinculadas al turismo, dentro de lo que cabe en un país en crisis.
Por ello, como ente que agrupa al sector privado dedicado a construir una industria turística robusta, Caturem considera que es imperioso lograr que todos los socios se sumen a la iniciativa de creer en las posibilidades de avances del sector, trabajando con las herramientas de la creatividad, de la paciencia, de la gerencia, de la adaptación a las situaciones de crisis, siempre apuntando a un futuro en el que las condiciones permitan el reflotamiento de la industria.
Ya hay algunas ideas en el tintero, como por ejemplo las de trabajar con el Turismo de Proximidad, como concepto que habrá de tomar mayor fuerza luego de la crisis que ha dejado el Coronavirus en el mundo.
Pero también los directivos proponen acciones como la de los Viajes Programados y el aprovechamiento de las potencialidades que Mérida mantiene en su geografía, en sus expresiones agrícolas, culturales, en las cuales se puede refugiar el sector, tomando en cuenta que nuestro turismo hace rato cambio a uno de marcado acento nacional.
Es decir, si bien la Cámara de Turismo del estado Mérida sigue haciendo su labor gremial buscando que el gobierno facilite un cierto contexto a favor de la reactivación de las actividades del sector – por ejemplo, incluyendo a agencias, restaurantes, empresas de transporte y otras en los ciclos de flexibilización de las actividades económicas – los empresarios saben que las posibilidades de avances están en las propias iniciativas privadas.
En suma, aunque en su peor momento, el turismo en Mérida aún no se da por vencido y apuesta a lograr alianzas, emprender proyectos, generar acciones en el breve espacio que le permitan la crisis y la enfermedad Covid-19. Es un cuerpo que, tal vez por cuestiones de fe y esperanza, aún respira.
Turismo: 10 obstáculos más allá de la Covid
- Incertidumbre en la disponibilidad de combustible (gasolina/gasoil).
- Precariedad en los servicios públicos (electricidad y agua).
- Incertidumbre con respecto a los proveedores de ciertos productos como alimentos, insumos, descartables.
- Aumento de los costos de los productos para el mantenimiento.
- Caída de las conexiones terrestres y aéreas.
- Ineficiencia en las comunicaciones y en los servicios de datos.
- Inseguridad y delincuencia.
- Restricciones e incertidumbres jurídicas.
- Pérdida del poder adquisitivo de los usuarios nacionales.
- Inestabilidad política.
Adelfo Solarte
@adelfosb
Fotos: AS