El diálogo en suspenso y las elecciones del 21N: experiencias traumáticas consideradas inútiles para salir de la crisis | Por: Luis A. Villarreal P.

Luis A. Villarreal P.

Desde que el diálogo se aceptó una vez más como opción para tratar de resolver el problema de la crisis que soporta el pueblo venezolano, y que representa una vergüenza para la civilidad política internacional, sus proponentes extranjeros cómodamente estaban convencidos de que esta ‘única opción’ —antipatía para el oficialismo— terminaría oxigenando al régimen.  Fue una recurrencia ‘elegante’ para no esforzarse por lo necesario.

Con un conato previo de suspensión, las conversaciones ahora se han suspendido por la extradición de un reclamado de la justicia estadounidense que el oficialismo para salvarlo quiso hacerlo miembro de la mesa del diálogo en México.  Pero ya los acuerdos derivados de las rondas realizadas fueron fútiles argumentos que desdibujaron la poca esperanza en la búsqueda de solución.  Fueron complacencia y manguareo, nada que ver con lo soñado para zafarnos de la crisis.  Al extremo que, según el cuestionado, la no extradición de Saab era un acuerdo asumido en el marco de las negociaciones (incluido EEUU). Sobre esta perla la comisión opositora dialoguista hace mutis.

La cuestión no ha dejado de ser forcejeo geopolítico, en el que actúan como camisas de fuerza los imperios ruso y chino, para impedir que EEUU y sus aliados, la ONU, la Iglesia católica y otros entes de buena voluntad, logren sacar a Venezuela del abismo al que la han llevado sus archi conocidos destructores.

Como el diálogo y las elecciones a la deriva asombrosamente son eventos paralelos, el presidente cuestionado manifestó: «Después evaluaremos qué va a pasar con esos diálogos. Por ahora, estamos indignados y protestando y enfrentando la injusticia [sobre el inocente Saab]. Después veremos”, reiteró en un evento de campaña del PSUV.

El candidato a la alcaldía del municipio Libertador caraqueño, y dialoguista, Tomás Guanipa, se pronunció por retomar las conversaciones mexicanas con el ‘gobierno nacional’.  Imitando a sus colegas negociadores dijo que:  “Una persona [en alusión al extraditado] no puede estar por encima de 30 millones de venezolanos y su derecho a vivir mejor”.

El  CNE sigue su camino aperturando la campaña electoral y finiquitando el plan de seguridad para la realización de los comicios el 21N,  que contarán con la presencia de ‘observadores’ de la UE, entre otros;  todo para ‘garantizar’ el derecho al voto en 14 mil 262 centros de votación, de los 335 municipios

Las fuerzas opositoras engolosinadas por los cambures burocráticos van a elecciones —a satisfacer sus apetencias personales y clientelares con sus seguidores— ajenos a la crisis. Entregan sin negociación alguna el oro de la lucha a cambio de espejitos y se aprestan a maquillar al régimen.

Algunos abstencionistas —partidos y dirigencia minoritarios— se conforman con recoger supuestos dividendos electorales de los dislates del G4.  Y esto se puede entender en las declaraciones de María Corina Machado, cuando dice: «Guaidó tuvo el apoyo de todos y no consiguió echar a Maduro».

La destacada pero egocéntrica dirigente —aunque se tiene por sentado ante el mundo que «no podemos solos», razón por la que muchos pensaran, incluida ella, que se requería una intervención»— cree que Juan Guaidó es Superman.  ¿Qué cosas, no?

En una ‘franca’ manera de culpar, colocando las brasas en las manos de su ‘compañero’ de lucha, dice cándida y calculadoramente’: “Yo fui una de las primeras en promover la formación de un Gobierno interino porque su objetivo era desmontar la tiranía para dar inicio a un proceso de transición. Guaidó tuvo la oportunidad histórica más grande que hemos tenido para desplazar a Maduro y su régimen: todo el apoyo popular, de los partidos políticos y el apoyo internacional. Todo lo tuvo y, desgraciadamente, no logró echar a Maduro. El Gobierno interino lo destruyó el propio interino. Es una tragedia”, señaló.

O sea, que nomás era suficiente apoyar a Guaidó para que este volara por los cielos y sacara con su ‘kryptonita’ al equipo oficialista que sojuzga.

Está bien que haya creído en soluciones terrestres del desalojo pero no que se sienta con derecho a esperar lo que ella no ha sido capaz de dar:  sentido unitario e iniciativa para convencer y conformar una Junta de Emergencia Nacional que conlleve a la transición. O al menos exponer claramente cuál es su «propuesta viable» .

La extradición de Álex Saab y la del Pollo Carvajal a EE.UU, es la más grande expectativa que supera incluso a las elecciones 21N y al diálogo mismo. Son causa de preocupación en el ámbito oficialista, con alcance a otras esferas políticas y empresariales, pero también a los socialistoides de varios países y continentes.  Esta redada sobre la corrupción sin límites en perjuicio de las naciones del mundo, es un punto crucial en el que se espera salga reivindicada la justicia.

 

 

 

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