El cuadrado perfecto: Venezuela y la nueva era Trump | Por: María Eloina Conde

 Por: María Eloina Conde

“Ahora sí se puso la arepa cuadrada” era una frase muy empleada en Venezuela el siglo pasado para referirse a situaciones que implicaban complejidad y dificultad de resolución. Puede que ya no la usemos tanto pero en la situación política del país es más que pertinente porque bien cuadrada que se ha puesto desde hace ya un par de semanas para el Ejecutivo Nacional en un escenario internacional cada día más adverso al gobierno.

Con  disputas con aliados naturales como Brasil y Colombia, que se niegan a reconocer unos resultados electorales sin números y actas que los respalden, distancias marcadas por parte de gran parte de la izquierda mundial, la fallida misión de ingreso a los BRICS, la inestabilidad económica reflejada en la volatilidad del tipo de cambio, la crisis de legitimidad post elección del 28 de julio, entre otros factores de una lista interminable. Pero, como sí esto fuera poco, llegó el triunfo electoral arrollador en la elección presidencial de Estados Unidos por parte del partido republicano y su fórmula presidencial encabezada por el muy controversial y beligerante Donald Trump y su joven candidato a la vicepresidencia J.D. Vance, lo que terminó por crear el cuadrado perfecto, algo que al menos en papel y noticieros tradicionales o digitales, no pinta bien para el gobierno venezolano.

Las diferencias entre partidos o corrientes políticas en los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos no son nuevas, al menos no en el último cuarto de siglo de revolución chavista. El verbo encendido en contra del Imperio yankee frente a las cámaras tampoco es nuevo, pero sabemos que tras bastidores, a diferencia de las relaciones diplomáticas, las relaciones económicas no han cesado nunca pues Estados Unidos sigue siendo el mayor comprador de petróleo venezolano y pese a las sanciones económicas que prohíben el uso del sistema bancario americano por parte de empresas gubernamentales venezolanas, las sanciones personales a funcionarios públicos específicos y la prohibición a ciudadanos y empresas americanas para hacer negocios con empresas venezolanas,  las concesiones a empresas americanas para operar en suelo venezolano a través de licencias con múltiples restricciones se mantienen.

Y si bien las tensiones pueden llegar a ser mucho más hostiles en público, los bolsillos parecen dictar la pauta, sobretodo con la inestabilidad en Oriente Medio, el interminable conflicto entre Rusia y Ucrania y otras guerras activas que preocupan a Occidente. La necesidad de petróleo barato y cercano geográficamente está por probarse frente a la defensa de los valores democráticos a partir de enero de 2025, en una puja que, así como en las encuestas previas a las elecciones en USA, nadie se atreve a asegurar ganadores.

Es un escenario en el que cualquier paso en falso puede afectar las líneas de comunicación y echar por tierra ese frágil equilibrio, esa paz de conveniencia. El pasado es imposible borrarlo y menos con las redes sociales que están prestas a revivir cualquier antecedente, mucho más cuando estos incluyen descalificación, insulto y faltas de respeto, una lección que parece que van a aprender por las malas en las filas del gobierno nacional y que ha pedido intervención casi divina para evitar venganzas y acciones por parte del flamante reelecto presidente de la Unión Norteamericana.

Y si bien la política global por parte de Estados Unidos marca en gran medida el andar de las decisiones y acontecimientos mundiales, los problemas domésticos que enfrentará Trump son bastante serios y requieren especial atención con índices de delincuencia en números rojos, el aumento del desempleo y una crisis migratoria que plantea retos como nunca antes, y que fueron acompañados de promesas electorales que planteaban, entre otras medidas, la deportación de 25 millones de migrantes, lo que sugiere a su vez posibles espacios de negociación, asunto no menor si además le sumamos un gabinete que contará entre sus filas con funcionarios conocidos por sus posiciones radicales.

Es de humanos tropezar con la misma piedra y pronto los presidentes Trump y Maduro se encontrarán de nuevo en una encrucijada. Habrá que ver qué aprendieron de sus enfrentamientos anteriores porque como bien decía Churchill: “La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez.”

 

María Eloina Conde

Noviembre 17, 2024

@MariaEloinaPorTrujillo

 

 

 

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