El Cristo callejero de Mario Briceño Iragorry / Por Alfredo Matheus

Sentido de Historia

Parte III

En su libro, Aviso a los navegantes, Mario B. Iragorry, se centra en investigar en profundidad los ideales de nacionalismo y su relación con nuestra historia, nuestras tradiciones. En el alma de Mario Briceño, estaba arraigada la defensa de la identidad como nación y su relación con el Cristo callejero.

En ocasión de celebrarse la “III Asamblea General de la Unión Internacional para la Protección de la Naturaleza”, a causa de la desnutrición, el analfabetismo y la falta de higiene, el representante de Estados Unidos, aconsejaba el control radical de la natalidad, como único medio para detener el “inhumano” progreso de tantos hombres en el mundo.

Sobre este tema, Mario Briceño Iragorry, sumamente indignado responde: “El hambre, el analfabetismo, y las enfermedades por falta de higiene, se explican mejor por la mala distribución de la riqueza y la permanencia de esquemas económicos, cuyo gran soporte son las guerras encaminadas a mantener y justificar actos de tanta crueldad… Este tipo de sistema para vestirlo de respeto algunos lo llaman derechista, se dice llamar derechistas cristianos. Olvidan estos señores que Cristo tomó con la mano derecha el látigo de que se valió para castigar a los usureros, a los ladrones que buscan la protección bajo la sombra sagrada del templo del Señor” «El único derechista posible en el orden cristiano sería el que repitiese la acción de Cristo sobre las espaldas de los especuladores sin entrañas, que atizan el odio y la guerra entre los pueblos”.

Justicia social para todos

En otro de sus libros, El Hijo de Agar, desarrolla temas relacionados a la justicia social, de paz para los pueblos, de belleza para el espíritu. Aquí critica a la modernidad con el Cristo socialista, y dice: «El problema material del mundo que vivimos, es un problema de hambre, de insuficiencia, de esclavitud, frente a la abundancia, el lujo” … Jesús nos aconsejó la perpetuidad del ayuno como camino para ganar el cielo. Se preocupó de dar comida a sus oyentes. Ordenó que la comunidad cristina que nacía a la vida lo recordase cuando se juntara a manteles para la comida reparadora.

Esto lo narra cuando observa con la mayor desilusión cómo los dirigentes del mundo autoproclamados defensores del hombre y del orden, pactan vulgarmente con los verdugos de los pueblos, los saqueadores de toda esperanza.

El capitalismo no tiene nada de cristiano

El capitalismo avanza sobre el hambre y la paz de los pueblos, y sin embargo, es propuesto como solución cristiana al problema humano. A esto responde M.B.I. “El mundo capitalista es tan enemigo de las soluciones cristianas como el mundo marxista. Y lo es porque el capitalismo es anticristiano, y porque el imperialismo es la supervivencia de la Roma pagana que degolló a los apóstoles.”

Cristo prohibido por el comunismo

La frustración, el desánimo, la impotencia por el mundo moderno lo conmovió a tales extremos, que Mario B. Iragorry consideraba que, si Cristo volviese físicamente a la Tierra, sería prohibido por la sociedad capitalista y por el comunismo… «Si Cristo reapareciera se le prohibiría predicar el amor y la paz. Cristo está prohibido en el seno de una sociedad corrompida, traidora y criminal, cuyos pilares se quebrarían a solo el enunciado de la palabra cristiana, pero que, vana y paradójicamente se empeña en ser llamada sociedad cristiana”.

La hipocresía del gran poder económico

Mario Briceño Iragorry, fue radical en su confrontación contra la hipocresía que acompaña al gran poder económico y a las grandes élites sociales… Esto dejó para la posteridad: «Hoy Cristo y San Francisco de Asís, carecerían de tribuna pública para recomendar la paz. Este mundo falso que se dice defensor de la cultura cristiana quiere la guerra. Olvidó el nuevo testamento. Hablar hoy de paz es posición peligrosa para un cristiano. Antes de matar hombres inocentes, debieran los gobiernos saciar el hambre de paz, el hambre de justicia, el hambre de decoro que padecen los pueblos” … Lo que hoy sucede con el hermano pueblo de Nicaragua, con la feroz persecución de que es víctima la iglesia católica por parte del gobierno comunista, ya lo había advertido magistralmente, M.B.I.

En “Prosas de llanto”, otro de sus libros, la desesperanza y la decepción de Mario Briceño Iragorry, se expresan con la mayor impotencia: “La risa del festín del hombre fue el primer bocado, no permitiendo escuchar la atronadora voz de Cristo que gritaba desesperado desde el corazón de la humanidad su palabra de esperanza”.

M.B.I. percibía que llegaba el fin de toda esperanza… “Mientras el gran poder hablaba de paz, de justicia, de Cristo hecho hombre, sobre Hiroshima y Nagasaki, dos bombas atómicas le abrirían los ojos al hombre en nuevas formas de masacrar, más efectivas y más modernas, exterminar la raza humana una empresa de agostador sacrificio. Su palabra y la imagen de Cristo parecen sobrar en este mundo moderno”.

Para concluir, el Cristo de Mario Briceño, presente a lo largo de su obra, es genuina expresión del espíritu del escritor trujillano estremecido por tanta incomprensión… Como vivió a Cristo, igual, Mario Briceño vivió al hombre… El imaginar un mundo mejor para todos lo llenó de la más grande impotencia ante la bendita realidad: “Lo que hace accionar al mundo no es el interés colectivo, sino los intereses personales, egoístas, de quienes tienen el poder en sus manos avariciosas por acumularlo todo”.

A pesar de los pesares, diríamos en este momento del 2022, que la esperanza en una nueva Venezuela, jamás desaparezca, que nunca nos desanime… Aunque Cristo siga padeciendo en el sufrimiento de los pueblos, tenemos la buena noticia, es la fe de la resurrección, en que el alma buena de la humanidad hará que resucite una nueva Venezuela de justicia, de paz, hermandad, como un día lo soñó Mario Briceño Iragorry.

 

Obra consultada: “El Cristo de Mario Briceño Iragorry”. Valmore Muñoz Arteaga

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