Bogotá, 22 sep (EFE).- El féretro del maestro colombiano Fernando Botero, fallecido en Mónaco a los 91 años, fue instalado este viernes en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional, en Bogotá, a donde llegó cubierto por la bandera nacional y cargado por soldados del Batallón Guardia Presidencial para que durante tres días reciba la despedida de sus compatriotas, antes de su sepultura en Italia.
Con una marcha fúnebre de fondo y precedido por un soldado en uniforme de gala que llevaba en un cojín las condecoraciones oficiales que recibió, el cuerpo del pintor y escultor entró en el salón y fue depositado al pie de la mesa directiva del Congreso, bajo el mural «Tres cordilleras y dos océanos», de otro maestro colombiano ya fallecido, Alejandro Obregón.
Tras la interpretación del himno nacional a cargo de la Banda del Batallón Guardia Presidencial, se hizo un minuto de silencio en memoria de «un hombre ilustre, ciudadano del mundo y una de las figuras más representativas de todos los tiempos» que deja «un legado inconmensurable a la humanidad», según la Presidencia del Congreso.
Familiares, amigos y autoridades, así como miembros del cuerpo diplomático asistieron al acto en memoria del maestro nacido el 19 de abril de 1932 en Medellín, capital del departamento de Antioquia, cuya fama por sus pinturas y esculturas de formas voluminosas llevó el nombre de Colombia por el mundo.
Al acto se esperaba la asistencia del presidente colombiano, Gustavo Petro, pero el mandatario no llegó.
Hijo ilustre
Tras el minuto de silencio, fue leída una moción de duelo aprobada por el Congreso, en la cual se recuerda que Botero fue «hijo ilustre de la ciudad de Medellín y considerado un gran exponente del arte (…) cuyo deceso es motivo de luto para la cultura universal».
«El maestro Fernando Botero fue un gran innovador de las artes plásticas, mostró su genialidad en cada una de sus pinceladas y elaboración de sus esculturas», señala la moción de duelo.
En el acto intervino también el delegado arzobispal, monseñor Sergio Pulido, quien presidió un oficio en memoria del artista colombiano más universal en el que destacó «el sentido de la belleza» en la obra de Botero.
«El maestro Botero seguirá caminando por el mundo», destacó por su parte el presidente del Congreso, el senador Iván Name, quien subrayó que en el recinto legislativo han sido despedidos «heroicos colombianos pero nunca habíamos despedido a un hombre universal».
Su hija Lina Botero Zea tomó la palabra en nombre de la familia para «agradecer la forma en que el país y el Gobierno han recibido de vuelta a uno de sus hijos favoritos, mi papá».
Al referirse a «la redondez de sus formas, la monumentalidad de sus figuras», la mujer, que por momentos tuvo que interrumpir sus palabras por las lágrimas, subrayó que «sus obras siempre comunican esa sensualidad, esa belleza porque como él solía decir, fueron pintadas con amor».
Esta tarde, tras los actos oficiales, el Salón Elíptico será abierto al público para que durante tres días pueda despedir al maestro.
El acto es el primero de una serie de homenajes que el maestro Botero recibirá a lo largo de los próximos días en Bogotá y su natal Medellín antes de su viaje definitivo a Europa, donde será sepultado en la localidad italiana de Pietrasanta al lado de su esposa, la artista griega Sophia Vari, fallecida en mayo pasado.
.