El conformismo y resignación son los que mandan en Trujillo

La triste historia de la vida diaria en Trujillo capital

Los trujillanos parecen conformarse con lo que viven día tras día

 

 

Las diferentes situaciones que vive el trujillano nos la hacen llegar para denar tantas emociones de lo que ocurre en las calles de la ciudad capital. Nos cuenta un amigo trujillano la triste historia que vivió y que se ha convertido en el día a día.

Hoy vi a mi pueblo desde una perspectiva de madrugada. Resulta que  me tuve que quedar anoche donde mi mamá porque estaba malita de la gripe y no quise  dejarla sola,  pero al día siguiente  tenía que estar antes de las 6 am en mi casa, para bajar a mi hija al terminal para que fuera a Valera, esto sin vehículo, porque por falta de repuestos está varado, y me tocó emprender mi caminata desde la casa de mamá la avenida  Andrés Bello hasta Villita.

La caminata empezó a las 4:30am,  caminado por las travesías del hatico y el limón a oscuras total porque no hay alumbrado público, todo está como boca de lobo, luego escuche voces y muchas voces, a esa hora, eran mis vecinos de toda la vida, alborotados  a esa hora, recogiendo agua en una manguera que llega en el callejón, la gente, señoras, hombres mujeres y niños que  dejan sus camas para recoger agua,  fue deprimente. Pero debía seguir mi camino para llegar a tiempo a casa.

Al llegar a la altura de  la Escuela  Carrillo Guerra,  escuchar los ronquidos de las personas que se quedaron pernoctando en sus carros haciendo cola para la gasolina, hombres y mujeres arrumados e incómodos en sus vehículos al asecho de la delincuencia y de cualquier peligro de la noche, solo por un tanque de gasolina, me hacía reflexionar al extremo al que hemos llegado. Pero no conforme con esto, al llegar al centro de  Trujillo y ver en las afueras del Banco de Venezuela mujeres y hombres tirados en  las aceras para poder sacar algo de efectivo trasnochados y con caras largas, esperanzados en que haya línea y puedan recibir el anhelado efectivo, y así ver para que les alcanza.

Luego, continuando con mi travesía  llego a las araujas ya el reloj marcaba las 5:15min de la mañana, allí en la estación de servicio  estaba la gente con cepillo dental en mano y lavándose la cara porque estaban  a la espera de que abrieran la estación de servicio para colocar gasolina, la cola llegaba hasta la sede del Ipasme. De ahí en adelante, la soledad fue mi compañera, aún faltaba camino por recorrer y otyra estación de servicio que pasar, pero ésa estaba sola porque ya hbaian colocado gasolina el día anterior. En todo el camino sólo una cosa positiva, lamentablemente,  un señor al servicio de la alcaldía que a esa hora ya venía a la altura de los edificios de san Jacinto quien mantiene las calles de los “paperudos” limpias y embellecidas, en Trujillo todos saben quienes viven en la zona. Así llegue a mi  casa recogí a mi hija y nos fuimos al terminal de  Trujillo a esta hora en buseta porque ya había transporte.

Lo más grave de todo esto, es la aceptación y conformismo de los trujillanos de esta tragedia que vivimos, sin más allá de una molestia o una mentada al gobierno por lo que sucede,   pero todos aparentemente  resignados que es lo más triste y lamentable de esta historia de hoy, que es la historia repetitiva en Trujillo capital.

 

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