Hebert Carrizo
Prolifera el comercio informal en Valera y es que este año reaparecieron los vendedores ambulantes en el centro de la ciudad luego de unos años de ausencia y es que entre 2018 y 2022 la urbe de Doña Mercedes Díaz lucía libre de tarantines.
En ese momento, mucho de los llamados buhoneros dejaron esa actividad para dedicarse a otras labores o emigrar como muchos otros venezolanos, producto de la crisis económica, mientras los pocos que quedaron fueron reubicados, por la entonces alcaldesa Iroschima Vásquez, en el mercado La Paz, mejor conocido como “Ciudad Bendita”.
Vuelven los buhoneros a Valera
Este año volvieron los comerciantes informales al casco central de Valera, multiplicándose gradualmente con el transcurrir de los días y con mayor énfasis entre noviembre y diciembre, de hecho, a medida que se acerca la Navidad ocupan mayores espacios.
Basta con echar un vistazo por el centro valerano para darse cuenta la cantidad de tarantines improvisados en los que se exhibe una infinidad de mercancía que va desde frutas y verduras hasta ropa y calzados, sin faltar los productos propios de la temporada como ingredientes para las hallacas, juguetes para los más pequeños o pinturas de casa, entre todo esto se intercalan numerosos puestos improvisados de ventas de comidas callejeras, de los cuales solo algunos poseen permisos de la Alcaldía para expender alimentos.
Ir de compras al centro en diciembre
Si bien, el peatón tiene una amplia oferta de productos a su disposición, recorrer el centro puede resultar abrumador y es que el libre tránsito queda obstruido por la cantidad de puestos instalados en las aceras, e incluso, en plena calles y avenida.
Por su parte, los representantes de la Alcaldía de Valera están conscientes de situación, sin embargo, no han ejecutado mayores programas para controlar la buhonería a pesar que existen ordenanzas que prohíben la obstrucción de los espacios públicos.
Por ahora, los funcionarios del ayuntamiento solo difunden cuñas radiales en las cuales señalan que el comercio informal está prohibido, pero como tal no aplican ningún tipo de sanción, en parte, porque sus funciones son meramente administrativas y correspondería a las fuerzas vivas aplicar los desalojos y otro tipo de medidas coercitivas.
Entre tanto, prevalece la estampa de una ciudad comercial donde convergen las ventas formales e informales y evoca a esa Valera de hace una década cuando el caos se apoderaba del casco central.
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