En 1859, estalló la guerra federal. Su himno, de autor anónimo, indicaba la nueva realidad que zarandeaba al país, luego de la creación de la República de Venezuela en 1830 y su separación de la Gran Colombia, que abarcó las actuales Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela, Guayana Esequiba, y otras zonas que pasaron a distintas naciones por acuerdos internacionales. Su letra decía: “El cielo encapotado anuncia tempestad y el sol tras de las nubes pierde su claridad. ¡Oligarcas temblad! ¡Viva la libertad!”.
159 años después vivimos una situación que puede ser interpretada con ese cántico. Solo que las oligarquías de ese ayer, -los Conservadores-,pasaron a ser un sistema político o forma de gobierno en que el poder se concentra, como ayer, en un pequeño grupo de personas, por lo general pertenecientes a una misma clase social, grupo económico o partido político. O como lo definió Robert Michelsen su “Ley de Hierro de la Oligarquía” (1911), con vigencia total: “las formas oligárquicas son consustanciales a toda organización, incluso a aquellas, como es el caso de los partidos de izquierda, cuya razón de ser estriba precisamente en la superación de tales formas oligárquicas”, u otros teóricos de “las élites” como Wilfredo Pareto o Gaetano Mosca para quienes “en los sistemas más democráticos las minorías guían, y las mayorías son guiadas y manipuladas”. Son “un grupo minoritario, hermético, solidario entre sí”, diría rematando la idea de “Masas y poder”, el premio nobel 1981, Elías Canetti.
El ambiente no miente. Sin ser vidente, hay una realidad lapidaria. El cielo en Venezuela está encapotado. Esto se manifestará contundentemente, en el ámbito nacional (la crisis es insostenible) e internacional, concluida la Semana Santa.
El primer gran escollo será el 4 de febrero. Si Lula, padrino político de Maduro, no logra que el Tribunal Superior, acepte el recurso de habeas corpus, negado el 26 de marzo por un Tribunal Regional (TRF4), estará condenado a 12 años de prisión y será inhabilitado políticamente tal cual sucedió. Le sigue la Cumbre de las Américas durante el 13 y el 14 de abril en Perú. El presidente Martín Vizcarra mantiene la decisión de Kuczynski y el grupo de Lima, integrado por 14 países, de vetar la presencia del mandatario venezolano NM, -quien no asistió-, en ese conclave, por sus posiciones autoritarias y anti democráticas. Lo que se traduce en un enorme aislamiento, pues ese conclave, Norteamérica y la UE habrán fijado posición respecto a su gobierno y a la convocatoria irrita a elecciones el 20 de mayo. A lo que suman sanciones políticas y económicas a 76 funcionarios por parte de USA. Suiza y la UE. Su apoyo se reduciría a Bolivia y Cuba, unas pocas islas antillanas, discretamente Nicaragua, y a la distancia Ecuador Un trance difícil. Continúan las elecciones del 20; Colombia 27 de mayo; México 1 de julio, y Brasil el 28 de octubre. ¿Qué pasará? El panorama se va esclareciendo.
Está el caso Odebrecht, Euzenendo de Azevedo, su Gerente en Venezuela declaró ante la Procuraduría brasileña, diciembre 2016,(Youtube), que le dio a NM, 35 millones de dólares, para su campaña en 2013 por intermedio de su enviado Américo Mata García, recientemente sancionado por el Departamento del Tesoro de USA, Odebrecht pagó 788 millones de dólares en sobornos en 12 países: Angola, Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú y Venezuela. Faltan muchas cosas por saber. Si es que se saben. Nombres, montos de las coimas, sub contratistas, vínculos, filiaciones. Por eso no es descabellado recordar el cántico: “El cielo encapotado anuncia tempestad y el sol tras de las nubes pierde su claridad. ¡Oligarcas temblad! ¡Viva la libertad!”.